sábado, 2 de junio de 2018


ANA ROSETTI





A un joven con abanico



Y qué encantadora es tu inexperiencia.
Tu mano torpe, fiel perseguidora
de una quemante gracia que adivinas
en el vaivén penoso del alegre antebrazo.
Alguien cose en tu sangre lentejuelas
para que atravieses
los redondos umbrales del placer
y ensayas a la vez desdén y seducción.
En ese larvado gesto que aventuras
se dibuja tu madre, reclinada
en la gris balaustrada del recuerdo.
Y tus ojos, atentos al paciente
e inolvidable ejemplo, se entrecierran.
Y mientras, adorable
y peligrosamente, te desvías.


De: "Los devaneos de Erato"

CARMEN GONZÁLEZ HUGUET





2.



Cuando supere esta distancia ardida,
esta larga y doliente quemadura,
este golpe de hiel, esta tortura
de tu rosa en espina convertida;

cuando logre vencer la acometida
de la distancia que el dolor procura;
cuando imponga la luz a la locura
y logre revivir mi fe perdida;

entonces volveré a habitar el cielo
de tu abrazo deseado y presentido
en las espinas crueles del anhelo.

Volveré a la tibieza de ese nido
y en mi canto de renovado vuelo,
voy a gritarte amor hasta el olvido.


De: "Locura Amor"



IBN ZAYDÚN





La que hice famosa entre los hombres



¡La que hice famosa entre los hombres
por mi corazón abrumado de anhelos y penas!
Ausente tú no encuentro ser que me consuele
y tú presente toda la humanidad está conmigo. 


ALDO CALDERON




Los limones están frescos



Los limones están frescos,
junto a un chicle en un cenicero
Las cervezas del domingo
cero fútbol en la provincia
Todos yacen decapitados
los trenes a escala, los barcos en botella,
los museos de cera
Todo hoy puede ser visitado gratis
las orugas se visten rápido
La espuma sagrada yace en las artesas
de las manos caídas
el foso y los pómulos vuelven a su castidad
Las cornisas son débiles pero no caen

LUIS LÓPEZ ANGLADA




Despertar



Mi niña, al despertar, desaliñada,
casi como las rosas, o más breve,
duda entre niña y pájaro, se atreve
a inaugurar la aurora de la almohada.

Mi niña de la nube o de la nada
debe venir cuando despierta. O debe
de los vientos venir, de los que bebe
mi vida a sus rosales limitada.

Beber vientos, atarse a una camisa
que duda entre las alas y la brisa,
diminuta extensión que el mar quisiera.

¿Qué rey me compra el despertar? ¿Quien sabe
porque es tan breve el mundo y por qué cabe
en una habitación, la primavera?


OLVIDO GARCIA VALDÉS





Al salir a la calle, sobre los plátanos...



Al salir a la calle, sobre los plátanos,
muy por encima y por detrás de sus hojas
doradas y crujientes, el cielo, muy por encima
azul, intenso y transparente de la helada.
A cuatro bajo cero se respira
el aire como si fuera el cielo
que es el aire lo que se respirara.
Corta y se expande y un instante
rebrota antes de herir. Ritmos
de la respiración y el cielo, uno
lugar del otro, volumen
que quien respira retrajera, puro
estar del mundo en el frío,
de un color azul que nadie viera, intenso,
que nadie desde ningún lugar mirara,
aire o cielo no para respirar.


De: "Del ojo al hueso"