"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 2 de noviembre de 2015
CARILDA OLIVER LABRA
Elegía
Los besos se me han vuelto telarañas,
la casa se ha venido abajo,
se derrumba;
ya está rota
aunque tiembla entre gajos y vitrales.
Abierta como madre
la aluden los crepúsculos;
es un desierto borrado por mis pies
que no siguen a nadie.
He claveteado estas persianas
para que no examinen la agonía,
el polvo es mi señor.
Sepultada
por gatos y papeles
jamás sospecharán que vivo.
Los besos se me han vuelto telarañas,
la casa se ha venido abajo,
se derrumba;
ya está rota
aunque tiembla entre gajos y vitrales.
Abierta como madre
la aluden los crepúsculos;
es un desierto borrado por mis pies
que no siguen a nadie.
He claveteado estas persianas
para que no examinen la agonía,
el polvo es mi señor.
Sepultada
por gatos y papeles
jamás sospecharán que vivo.
ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
A la
orilla del río, en una orilla,
miro la otra: juncos, hierva suave,
troncos erguidos, ramas en el viento,
cielo profundo, vuelos desiguales...
miro la otra: juncos, hierva suave,
troncos erguidos, ramas en el viento,
cielo profundo, vuelos desiguales...
¿Y
esta orilla?... Mirarla, verla, verme,
estando aquí y allí; completa, ubicua...
estando aquí y allí; completa, ubicua...
Cuando
te miro, amado -amor en medio-
también quisiera estar en la otra orilla.
también quisiera estar en la otra orilla.
HOMERO ARIDJIS
En el
hálito ardiente de su propio sonido quema
y en su ámpula germina la crisálida
La libélula transcurre bajo el sol
Rompe la quieta corriente del instante
el río que ha pasado comparece
al golpe del nuevo movimiento
Se recuesta en el agua el esplendor
Otras criaturas tañen las olas bajo el mar
Aire de su aire mueve la gaviota
el soplo el verbo el yo soy de esa muchacha
como los árboles etéreo
Nuevas existencias toman superficie
toman cuerpo en Sus ojos Los astros son pupilas
Siempre un poeta canta entre los muertos
y en su ámpula germina la crisálida
La libélula transcurre bajo el sol
Rompe la quieta corriente del instante
el río que ha pasado comparece
al golpe del nuevo movimiento
Se recuesta en el agua el esplendor
Otras criaturas tañen las olas bajo el mar
Aire de su aire mueve la gaviota
el soplo el verbo el yo soy de esa muchacha
como los árboles etéreo
Nuevas existencias toman superficie
toman cuerpo en Sus ojos Los astros son pupilas
Siempre un poeta canta entre los muertos
GASTÓN FERNANDO DELIGNE
1
Quisqueyana
Mientras combate hermano contra hermano,
la savia tropical fecunda amores,
y cuaja frutos y burila flores,
sin aprensión de invierno ni verano.
Mientras riega la sangre loma y llano,
espíranse de valles y de alcores
voluptuosos arrullos gemidores
que no interrumpe el grito del milano.
Y cuando para el trueno belicoso,
quédense los occisos alazanes,
¡oh, combustión solar!-a lo que arbitres;
que en esta tierra donde no hay volcanes,
donde no hay ofidiano ponzoñoso
ni felino feroz, tampoco hay buitres.
Sonetos
Quisqueyana
Mientras combate hermano contra hermano,
la savia tropical fecunda amores,
y cuaja frutos y burila flores,
sin aprensión de invierno ni verano.
Mientras riega la sangre loma y llano,
espíranse de valles y de alcores
voluptuosos arrullos gemidores
que no interrumpe el grito del milano.
Y cuando para el trueno belicoso,
quédense los occisos alazanes,
¡oh, combustión solar!-a lo que arbitres;
que en esta tierra donde no hay volcanes,
donde no hay ofidiano ponzoñoso
ni felino feroz, tampoco hay buitres.
Sonetos
DOLORES ETCHECOPAR
Precipicio
mi pierna recorre el silencio
donde se forma
tu cuerpo desnudo
ahora todavía
y desde que la muerte introdujo
su intenso vocabulario
nada ha vuelto a suceder
sólo este largo sonido extranjero
sólo la locura ha conectado su jardín
al silencio de la muchacha
que se viste
poco a poco
de hambre
mi pierna recorre el silencio
donde se forma
tu cuerpo desnudo
ahora todavía
y desde que la muerte introdujo
su intenso vocabulario
nada ha vuelto a suceder
sólo este largo sonido extranjero
sólo la locura ha conectado su jardín
al silencio de la muchacha
que se viste
poco a poco
de hambre
De "Notas
salvajes"
GILBERTO OWEN
13.
El tranvía
A
esta hora ese telegrama amarillo
ya sólo trae malas noticias:
un hombre, yo, tan agobiado...
¡Cómo abre -¡qué lívida!-
sus ventanas, leyéndolo, mi casa!
ya sólo trae malas noticias:
un hombre, yo, tan agobiado...
¡Cómo abre -¡qué lívida!-
sus ventanas, leyéndolo, mi casa!
De: Desvelo
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