13.
El tranvía
A
esta hora ese telegrama amarillo
ya sólo trae malas noticias:
un hombre, yo, tan agobiado...
¡Cómo abre -¡qué lívida!-
sus ventanas, leyéndolo, mi casa!
ya sólo trae malas noticias:
un hombre, yo, tan agobiado...
¡Cómo abre -¡qué lívida!-
sus ventanas, leyéndolo, mi casa!
De: Desvelo
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