"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 18 de junio de 2018
OSCAR STEIMBERG
Versos de madre
1 (no
tuvo amor)
“Pobre
mi madre querida”:
no tuvo
amor.
El alma
se le fue haciendo en los patios de una clase media de veras pobre;
el
pensar, en los libros de unos socialistas realmente idénticos a su padre;
la
mano, en la ciencia que se estudiaba en la Facultad de Odontología.
¿Todo
salió al revés? El alma
se le
pegó a la de un poeta de infancia soleada, oh, en luz de provincia;
el
pensar
le
indicó que no había saber seguro, o que era un invento de los Enemigos;
la mano
fue hábil, sólo la artrosis y el fracaso
la
apartaron de un trabajo leal y escrupuloso.
Releo
la última palabra y leo: escrofuloso. No puedo
escribir
sobre mi madre;
no
puedo amar, tampoco yo.
Estoy
seguro
de que
mi madre fue una de las personas que menos hicieron para que fuera así.
ANDRÉS TRAPIELLO
Preferencias
Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o bronce, iguales todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
y menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una emoción profunda.
Si acaso, los hangares en desuso,
las estaciones fuera de servicio,
el laberinto de las fundiciones,
el brumoso extrarradio, un descampado
en el que sólo puede comprenderse
la perpleja tristeza de los hombres,
y los ríos que arrastran su miseria,
oscuros, majestuosos y solemnes,
y las descomunales escombreras.
Ni las cumbres sublimes ni los ríos
que no han sido ensuciados por los hombres;
ni los palacios ni las blancas ruinas
de los templos antiguos, ni los dioses
de mármol o bronce, iguales todos,
ni la alada victoria ni un bugatti,
y menos aún la música y el baile,
con sus amanerados sacerdotes:
ninguna de esas cosas y de otras
tan admiradas por los más sensibles
y que tienen que ver con el buen gusto
me proporciona una emoción profunda.
Si acaso, los hangares en desuso,
las estaciones fuera de servicio,
el laberinto de las fundiciones,
el brumoso extrarradio, un descampado
en el que sólo puede comprenderse
la perpleja tristeza de los hombres,
y los ríos que arrastran su miseria,
oscuros, majestuosos y solemnes,
y las descomunales escombreras.
PAUL CELAN
¿Por
qué este brusco hogar, medio afuera, medio adentro?
Yo puedo sumergirme en ti, mira, como un glaciar,
tú misma asesinas a tus hermanos:
antes que ellos
estuve contigo, Neviscada.
Echa tus tropos
al resto:
uno quiere saber
por qué no estuve
ante Dios de otro modo que ante ti,
uno quiere ahogarse dentro,
dos libros en lugar de los pulmones,
uno que se punzó en ti
insufla la punzada,
uno que fue para ti el más cercano,
se extravía a sí mismo,
uno adorna tu estirpe
con tu traición y la suya,
tal vez
era yo cada uno
Yo puedo sumergirme en ti, mira, como un glaciar,
tú misma asesinas a tus hermanos:
antes que ellos
estuve contigo, Neviscada.
Echa tus tropos
al resto:
uno quiere saber
por qué no estuve
ante Dios de otro modo que ante ti,
uno quiere ahogarse dentro,
dos libros en lugar de los pulmones,
uno que se punzó en ti
insufla la punzada,
uno que fue para ti el más cercano,
se extravía a sí mismo,
uno adorna tu estirpe
con tu traición y la suya,
tal vez
era yo cada uno
De: "Parte de nieve"
Versión de José Luis Reina Palazón
RUBÉN MÁRQUEZ MÁXIMO
IV
Quisiera
atar el nudo corredizo de tus ojos verdes
la mirada que aprietas derramando verde a los costados
la ventana sumergida en la ventana
el nudo de colores marinos perdidos en el verde
tu cuerpo bañado de agua
la hoja azul navegando en el verde
la voz de tu ver que se lleva todo
la verdad del verde
la vena que corre bajo el agua de los cuadros
el nudo de tus quimeras
atarlo todo
estrujarlo
y llevarlo a mi merluza marina.
la mirada que aprietas derramando verde a los costados
la ventana sumergida en la ventana
el nudo de colores marinos perdidos en el verde
tu cuerpo bañado de agua
la hoja azul navegando en el verde
la voz de tu ver que se lleva todo
la verdad del verde
la vena que corre bajo el agua de los cuadros
el nudo de tus quimeras
atarlo todo
estrujarlo
y llevarlo a mi merluza marina.
De: “Poemas de mar y viento”
JORGE CADAVID
Música callada
¿Qué
dice esta lluvia
de la
palidez de tu rostro?
Borra
esta pregunta
La
lluvia avanza
sin una
verdad esencial
Trae
consigo las imágenes
olvidadas
de la vida
Construye
un espacio
de
atrás hacia delante
como si
el poema
comenzase
por el final
La
lluvia se limita a leer
los
espacios vacíos de tus manos
La
lluvia habla de lo que no sabe
y a
veces escribe sobre tus labios
lo que
estos todavía no dicen.
ANGEL CRUCHAGA
Amada
mía, amada en tiempos del primer arco iris
o allá en la creación junto a las primeras alas.
o allá en la creación junto a las primeras alas.
Desde
la sangre de mi madre hacia ti vuelvo mi rostro.
Las abejas de mis almendros vuelan en torno de tus ojos.
Las abejas de mis almendros vuelan en torno de tus ojos.
Mi
corazón, saeta gastada de noche en el cielo
atraviesa la paloma del día para borrarse en tu voz.
atraviesa la paloma del día para borrarse en tu voz.
Alargas
en tus ojos los hondos paralelos
mientras la mañana se eleva de tus brazos.
mientras la mañana se eleva de tus brazos.
Te
llevaré en la ola de mis venas
así como el cielo lleva su largo temblor de pájaros.
así como el cielo lleva su largo temblor de pájaros.
La
tierra gira, mi amiga, en un rincón de tus ojos.
El viento distancia estrellas detrás de tu cabellera.
El viento distancia estrellas detrás de tu cabellera.
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