sábado, 20 de enero de 2018


JACK KEROUAC





Pájaros cantando
en la oscuridad
- Lluvioso amanecer.

ÁLVARO VALVERDE




La sombra dorada



Abro la verja del jardín sin nadie.
Espera mi llegada el viejo limonero
y al verlo me parece
que no hubiera pasado en parte alguna
todo este largo tiempo,
que siempre hubiera estado
sentado en esta sombra, silencioso,
viendo pasar los días
con la mirada turbia de los que nada esperan,
pero al fin sobreviven.
Con tanta asiduidad he recordado
este mismo lugar
que no es extraño
sentir la vuelta a casa
como un hecho casual como si ahora
volviera una vez más y simplemente
cerrara una vez más la misma puerta.
La casa es hacia dentro el laberinto
que siempre he perseguido. Permanece
sitiada por los muros
azules de la infancia,
por ecos de una edad sobrevenida.
En la azotea,
el puerto sigue siendo un sueño antiguo
y arriba en las estrellas
leo de nuevo
el rumbo del viaje que comienza.


De: "Una oculta razón"


ARNULFO VALDEZ OLETA





Podría ser que la furia de la espuma nos incruste el rostro desfigurado
que la incertidumbre de la burbuja nos lleve al paraíso por el sendero más lento
el rio se muera de cabeza el cielo y un temblor sacuda el sudor que nos pesa
un hielo en tu frente se derrita y queme las arrugas del camino

¿qué es lo peor que podría pasar?

puede ser que la noche nos desnude  frente a la luz que incendia nuestro ecosistema
la lengua nunca cumpla su meta ante el paladar impalpable
y su seto inmaculado
o quizás
que un trabalenguas se enrede en tu nombre que es puramente innombrable
por ejemplo:


AIDA CARTAGENA




Verde la Tierra



Verde la Tierra,
es una daga en el cofin lejano.
En el cielo, oro y rojo, el mar no deja huellas.
Los sueños,
la vida,
atardecer sin fin, sin horizontes.
Sobre el mar hay un paisaje nuevo,
agustia plena,
caracola sin playa en el fondo sin luz,



MORIANA DELGADO




Sé por qué me acomplejan las tardes



La cuenca de estos ojos ha caído muerta,
guarda aguas grises, encajadas bajo la iris
Vive la misma imagen de tela y cubre el cuerpo adolorido:
Piensa lo mismo, abre la boca, mantente quieta.
Sólo quiero escribir como hombre.
Ser suficiente, desentrañar esos motivos que no vuelven.
Quiero un minuto a solas con la lluvia
pensar que un día dejaré esta cama,
sucia, de tus harapos impuestos.

Todos te dicen usa jazmín en la estela,
azula las paredes, cúbrete las manos, abre la boca
y elonga este tiempo.
Quiero pensar. Quiero pensar
en primogénitos condescendientes,
hombres que encasillan tus pasos,
decisiones dementes, de mentes encajonadas.
Sé por qué me acompleja la tarde,
por qué las culpas me cantan rezagadas.
No puedo pararme. He caído muerta,
Cansada a voces bajo el suelo.
Con mis ojos de resina, y tu fría caja de metal.
Córtame para que pueda entrar.
Tus espuelas me rasguñan la piel.
No escuché tu plegaria, no escuché tus pasos al entrar.
Tal vez nunca entraste y no puedo reclamarte.
Aún no doblan las campanas. Puedes estar feliz.
Escribir uno al día no es fácil.
Quiero muchas cosas,
quiero que el camino te queme y te cubra
y te vuelva a quemar.
Quiero pensar. Quiero pensar
en las costas de mis bravas memorias,
donde ningún nombre me vuela a nombrar.
Quiero pensar
tendré mi pasaporte al otro lado de esta frontera
donde no llueve nunca,
y no estoy enferma.


LURIEL LAVISTA




Marea



Vámonos a recostarnos mi querida Alma
dejando caer las espaldas en las rotas ramas
con los gestos de tus piernas blancas,
oyendo el golpeteo de nuestro aliento
envejezco y mudo en tus sales.

Nuestras lenguas balbuceando ante la luna
viento y tierra nos esconderán de las voces
que se pasean solo un poco sollozando,
por nuestros lados goteando se mece
el fondo endurecido de toda brisa,
la oscuridad nos adentrara al temblor
que no es de esta cálida tierra

Los hombres te temen,
las mujeres te sofocan
entrare si me levanto para cuando estés en la marea.