sábado, 6 de septiembre de 2025

AUGUSTO PINOCHET


 

SARAI CAVERO PACCO

 


 

4. Mallkischay

 


La vi así.

La vi sola y nostálgica,

el tiempo pasó sobre ella,

y sobre ella mis recuerdos.

 

En los carnavales,

cubría nuestros cuerpos pequeños.

En ella se grabó las carcajadas,

alrededor del agua ardiente.

 

Sin más tiempo,

desgraciadamente,

sin más oportunidades,

los hechos pasaron al recuerdo,

del recuerdo a la nostalgia,

y de la nostalgia al olvido.

El olvido de la casa.

 

 

EMMA VAMARÍ

 

 

 

Cuando llegaron las simetrías (fragmento)

 

 

Pero ya no les dije—
Por fuera de los sueños, en el sudor del insomnio,
los ventrículos aún funcionan por costumbre para los telares;
se montan en los camiones, pasean los dolores,
se convierten en diálogos calixpintos
que ignoran lo sagrado en las disparidades de las masas
cuando se acurrucan encima de lo poco que aún golpea
​​ 
en esta parte del río,
en donde la memoria del agua despierta suavemente por las torsiones
y los pastizales despeinados con risas delicadas (burbujas en el fuego);
en donde hay el sitio preciso para los compases cardíacos
que conducen hacia alguna narcolepsia
​​ 
de la luz cuando se infusiona en el mar.

 

 

 

FABIÁN GUERRERO OBANDO

   

 

I

 

Una flor se abre

 

 

Una flor se abre

Y se torna jardín

Se torna sendero

 

Y límpida como tú

Es el brillo en la enramada

 

Como el deseo del cielo

Como tu voz

De la que toda luz

 

Deriva.

  

De: “Tardía calma”

 

 

JAIME SÁNCHEZ MARÍN

 

  

La travesía difícil, 1926

 

 

día no sé
no me gusta la forma en que mira a las personas sanas
en su mente parece sonar un mantra de música ambiental
y preparativos
en silencio tragando a lo lejos
el agua ya a punto de invadir la estancia
y aunque el clima sea amable con personas así de incompletas
no comprendo bien por qué todo parece iluminado
iluminada madera de instrumentos enmohecidos
iluminada yo en una esquina abrazada a esos instrumentos
intentando arrancar la música de sus poros
rememorando la piel lampiña
las mucosas
un poco de eutimia y humanidad

 

De: “Magritte”

 

 

NAIM FRASHËRI

 

 

Albania

 

 

Desde cuando el mundo existe,
de entonces Albania vive,
los antes dichos pelasgos,
serán al fin los albanos.

Lengua digna de deidades
que los pelasgos legasen,
la hablada por albaneses
como sus ancestros antes.

Esa lengua engendró el griego,
de ella el latín también vino.
Son los helenos sus hijos,
al igual que los latinos,

y el conjunto de europeos
que proceden de romanos.
Mas, nosotros los primeros
somos de Europa, bien cierto.

Si el orbe todo es de cuando
Dios se hallaba en el Tomor,
al Creador invoquemos,
de Albania nuestro Señor.

[…]

Albanés alado y bravo,
en este mundo ha morado.
Reinos también los tuvimos
arcaicos, fuertes, benignos;
mas, cuanto hemos bregado
el río se lo ha llevado.

[…]

¡Oh, mis hermanos albanos,
olvidad tiempos pasados!
¡Ea, ahora aprendamos
que al futuro lo legamos!
Pues si ignorantes seguimos,
de seguro lo sufrimos.
¡Baldón de nuestra simiente
será si la voz no alzamos,
si insensible permaneces,
desolado, pobre, inerte!
¿Hemos de dejar a Albania
embozada en la desgracia,
contando con hombres bravos
hemos de desperdiciarlos?
¡Ah, no, Dios no lo permita!
¡Ea, vamos, decidamos!

  

Versión de María Roces González

 

JAVIER CLAURE COVARRUBIAS

 

  

Leprosos

 

 

Venían
de las cenizas polvorientas y de la sequía
de los campos despoblados
de las murallas sin techo
que detienen a los mutilados.

Venían
de las trancas
del duelo perdido en el desierto
y de las sirenas
que causan desconcierto.

Venían
del abismo
del abandono
y del desprecio.

Venían
a la capital
a tantear el destino
a buscar misericordia
y al Cristo clandestino.

Venían
harapientos y famélicos
y brillaban sus ojos de humildad
y tenían ángeles metidos en el cuerpo
y comían tanta calle
y soñaban con Dios
y con el «hágase su voluntad».

Venían
tocando madera con sus muñones
y gritaban «verdura»
con voz rota por el hambre
y pagaban las muertes con los muertos
y la desigualdad con la limosna.

Venían
a saborear el aire de cada esquina
con la esperanza de estrechar las manos
«piedad por ellos» decían
y nadie acudía a la caridad
el no te conozco
con sombrero en el rostro
el sí, que siempre fue nunca
y escuchaban el ruido de los coches
y esculpían candelabros
ante un futuro desalmado
y lloraban antes de dormir.

Venían
de las cenizas polvorientas y de la sequía.

 

De: “¿De qué espejo está hecha la vida?”