viernes, 2 de enero de 2015

FEDERICO GARCÍA LORCA

 

El poeta dice la verdad

 

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.

 

FRANCISCO DE QUEVEDO



Compara el discurso de su amor con el
de un arroyo


Torcido, desigual, blando y sonoro,
te resbalas secreto entre las flores,
hurtando la corriente a los calores,
cano en la espuma, y rubio como el oro.

En cristales dispensas tu tesoro,
Líquido plectro a rústicos amores,
y templando por cuerdas ruiseñores,
te ríes de crecer, con lo que lloro.

De vidrio en las lisonjas divertido,
gozoso vas al monte, y despeñado
espumoso encaneces con gemido.

No de otro modo el corazón cuitado,
a la prisión, al llanto se ha venido,
alegre, inadvertido y confiado.


PABLO NERUDA



Soneto XIV

 

Me falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.

En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.

Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera


por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.

 

 

 

MANUEL ACUÑA




 Porque dejaste el mundo de dolores

 

 Porque dejaste el mundo de dolores
 buscando en otro cielo la alegría
 que aquí, si nace, sólo dura un día
 y eso entre sombras, dudas y temores.

 Porque en pos de otro mundo y otras flores
 abandonaste esta región sombría,
 donde tu alma gigante se sentía
 condenada a continuos sinsabores.

 Yo te vengo a decir mi enhorabuena
 al mandarte la eterna despedida
 que de dolor el corazón me llena;

 que aunque cruel y muy triste tu partida,
 si la vida a los goces es ajena
 mejor es el sepulcro que la vida.

 

 

ALFONSINA STORNI


 
El hijo

 

Se inicia y abre en tí, pero estás ciega
para ampararlo y si camina ignoras
por flores de mujer o espada de hombre,
ni qué alma prende en él, ni cómo mira.

Lo acunas balanceando, rama de aire,
y se deshace en pétalos tu boca
porque tu carne ya no es carne, es tibio
plumón de llanto que sonríe y alza.

Sombra en tu vientre apenas te estremece
y sientes ya que morirás un día
por aquél sin piedad que te deforma.

Una frase brutal te corta el paso
y aún rezas y no sabes si el que empuja
te arrolla sierpe o ángel se despliega.

 

 

RAMÓN LÓPEZ VELARDE


 
En un jardín

 

Al decir que las penas son fugaces
En tanto que la dicha persevera,
Tu cara es sugestiva y hechicera
Y juegan a los novios los rapaces.

Al escuchar la apología que haces
Del mejor de los mundos, se creyera
Que lees a Abelardo... En voz parlera
Dialogas con los pájaros locuaces.

De pronto, sin que tu me lo adivines,
Cual por un sortilegio se contrista
Mi alma con la visión de los jardines,

Mientras oigo sonar plácidamente
Los trinos de tu plática optimista
Y el irisado chorro de la fuente.