domingo, 17 de agosto de 2014

JUAN LARREA


 

El corazón viene a encallarse en su forma habitual

 

La transparencia viaja a lo largo de sus brazos
la transparencia prolonga una vida sin amargura
es en el lecho de su lago
un pedazo de ella misma de ella misma rodeada
centellear de las sombras alud inimitable
el ámbar desnudo de la vida ya no ofrece resistencia

(Una mirada nos separa
un día hermoso nos enluta
porque edificas tu casa
con todo lo que de mí mismo ignoro)
 

Traducción de Carlos Barral

 

 

 

PEDRO SALINAS

 

Horizontal, sí, te quiero...
 

Horizontal, sí, te quiero.
Mírale la cara al cielo,
de la cara. Déjate ya
de fingir un equilibrio
donde lloramos tú y yo.
Ríndete
a la gran verdad final,
a lo que has de ser conmigo,
tendida ya, paralela,
en la muerte o en el beso.
Horizontal es la noche
en el mar, gran masa trémula
sobre la tierra acostada,
vencida sobre la playa.
El estar de pie, mentira:
sólo correr o tenderse.
Y lo que tú y yo queremos
y el día - ya tan cansado
de estar con su luz, derecho -
es que nos llegue, viviendo
y con temblor de morir,
en lo más alto del beso,
ese quedarse rendidos
por el amor más ingrávido,
al peso de ser de tierra,
materia, carne de vida.
En la noche y la trasnoche,
y el amor y el transamor,
ya cambiados
en horizontes finales,
tú y yo, de nosotros mismos.

 

 

 

JORGE GUILLÉN


 

Desnudo

 

Blancos, rosas... Azules casi en veta,
dos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
del cuerpo femenino!
Ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?
Oh absoluto presente!

 

 

 

MANUEL ALTOLAGUIRRE


 

Amor

 

Mi forma inerte grande como un mundo
no tiene noche alrededor ni día
pero tiniebla y claridad por dentro
hacen que yo, que tú, vivamos.
Mares y cielos de mi sangre tuya
navegamos los dos. No me despiertes.
No te despiertes, no, sueña la vida.
Yo también pienso en mí cuando te sueño
y robo al tiempo todas mis edades
para poblar mis íntimas moradas
y acompañarte siempre, siempre, siempre.

 

 

JOSÉ MARÍA HINOJOSA




Cuando nos miramos

 

Mi cabeza inclinada sobre el aire
miraba su cabeza hecha amor por mis ojos
cuando de sus cabellos
saltaban las abejas para dejar su miel
en los labios resecos y sin esperanzas
en los labios hundidos bajo las palabras
llenas de amor y sangre.

Nuestras cabezas acaban por perderse
envueltas en las nubes
la mía inclinada sobre el aire
la suya hecha amor por mis ojos.

 

 

RAFAEL ALBERTI


 

Canción a Altaír

 


Cuando abre sus piernas Altair
en la mitad del cielo,
fulge en su centro la más bella noche
concentrada de estrellas
que palpitan lloviéndose en mis labios,
mientras aquí en la tierra,
una lejana, ardiente
pupila sola, anuncia la llegada
de una nueva; dichosa,
ciega constelación desconocida.

Altaír:
Oh, soñar con tus siempre apetecidas
altas colinas dulces y apretadas,
y con tus manos juntas resbaladas,
en el monte de Venus escondidas...