"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 26 de noviembre de 2022
CÉSAR TRUJILLO
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Soñé
que una bestia rondaba la casa con un corazón ardiendo. El cielo envolvía todo.
Tuve miedo, Vasia. Mi voz se ahogó en un ruido que era como un taladro
rompiendo la mañana. Tuve miedo. Una ámpula brotó de mi lengua. Corrí por el
bulevar Lenin y no estabas, Vasia, sólo la cama sin tender, y la nada. Ahora
estoy aquí, acariciando tu mano para espantar esa tos que te agita y me
recuerda que dentro de poco estaré sola, con el vientre abultado, el dolor de
parto y la muerte esperándonos en Mitinski.
De:
“Al amor también lo devoró la luz”
JULIO FÉLIX ROYANO
Espejo
A
veces la llanura
está solo en la larga mirada del caballo.
Tan sólo allí
En lo demás hay viento y esas cosas
capaces de ir y de venir.
En
el caballo está lo que está lejos
Y se lo siente aquí.
En la caña está el cielo
como en la mira del fusil.
En la rama la nube entretejida
y el ansia de subir.
En la espina la sangre
y una pequeña puerta para salir.
Sólo
en la forma del caballo
está lo que no está ni va a venir.
Con él la lejanía es un recuerdo
que tiene porvenir.
MARÍA BARANDA
I
Hay
un hilo de luz que traza máquinas celestes.
–Arriba al aire y para siempre.–
Es la voz
larga y honda del que pinta.
Traza un muro, luego otro.
Ordena las partículas que ve en repisas,
cajones,
el filo de la cama donde sueña.
Los
sueños para él son terrestres
–los contempla–,
manos desaforadas en esquirlas,
rocas pulidas en las ventanas
para los ojos de los niños.
De:
“Teoría de las niñas”
ANDREA CRESPO MADRID
Cavidad
del aire
aprendimos
a volar
insomnes pájaros de acero
30,000 tarsos metatarsos falanges
suelo níveo por donde no transita nadie/
camino sediento de cuerpos infantiles
de niños preguntando por el abuelo entre las fisuras
o por el padre deforme y sin lluvia
aprendimos a volar
contra el chirrido de nuestros huesos vacíos
como pájaros que no aguantan su propio peso
De:
“Tuétano”
ELIZABETH SCHÖN
Una cruz llama
y el estallido asoma
entre el aire estable de las aldeas
El corazón entonces
entra en la palabra tuya
que aguarda
la encarnada trinitaria del primero y último sueño
De:
“Ráfagas del establo”
MARGARITO CUÉLLAR
Valija
En ella los días doblados cuidadosamente
como un ramo de adioses arrojados al mar.
De: “Para formar un río”
