martes, 10 de mayo de 2016


ESDRAS PARRA




Cómo imaginar estas rocas, estas piedras...



Cómo imaginar estas rocas, estas piedras
que llevo sobre mis hombros
desde donde el miedo desciende
y rompe mis costillas
cómo crucificar este día miserable
delgado y con mucha hambre
cuando mi sangre baja hasta los sumideros
y crece el ansia
en mitad de la fatiga.


CELIA VIÑAS







En la escuela
han soltado un pájaro.
Mañana es un día de fiesta,
un día ancho.
No lo sabíamos, no;
pero el árbol
al cielo se lo decía
con su verde nuevo
claro,
color de mis vacaciones
con fondo de campo.


ANA MUELA SOPEÑA





S.O.S. (Save our souls)



I
EL ÁRBOL DE PLUTONIO

Las raíces del mundo
tiemblan en lo más hondo.

El árbol de plutonio se pregunta por qué
el ser humano vibra
en la maldad del ojo más satánico.

Debemos escuchar
las canciones del árbol radiactivo
que nos instruye siempre
con su silencio triste.

Llora desde su túnel
con sus ramas de arena primigenia.

Se nutre de satélites
cabalga en diccionarios de la luna.

El árbol de plutonio
solloza
con lágrimas amargas
en la melancolía y la locura.

Mutación del genoma en el futuro,
humanidad en cárceles de estroncio.

El árbol hoy nos habla
y nos cuenta la historia más atávica
del hombre de los hielos.

Una oportunidad late en cronómetros
ahora que hay oxígeno
antes de que la atmósfera
se vuelva irrespirable...


II
LA BALLENA DE ESTRONCIO

La ballena de estroncio
nos avisa con cantos de agonía
de la muerte de todos los océanos.

Sus ojos consagrados
se están volviendo ciegos.

La mutación nos muestra
un ejemplar bicéfalo.

Siente sobre las sombras
nuestra codicia estéril
y la prepotencia colectiva.

Nos susurra al oído
que queda poco tiempo...


III
EL CESIO ENTRE LAS ALGAS

Gimen las algas pardas por el cesio
y elaboran informes
con sus células
para que comprendamos el desastre.

No bastó Chernóbil,
ahora Fukushima
amenaza con ser el detonante
de la sexta extinción.

Gritan las algas rojas en los mares
que ya no pueden más,
que el ser humano es un cubo de basura
untado por los dólares y yenes,
los euros y los yuanes,
los rublos, las coronas y los pesos
en medio del vacío, sin futuro...


IV
EL TRITIO EN LAS PARTÍCULAS DE LLUVIA

Atemoriza el tritio de la lluvia
con castigarnos pronto
con su azote sin timbres, sin avisos.

Nos recuerda en silencio
vulnerabilidades de la piel,
los huesos, los pulmones,
la médula y la sangre.

Atemorizan gotas
con átomos...
la muerte.


V
BEQUERELIOS QUE LLORAN

Cáncer sobre la tierra,
bequerelios que lloran
en féretros sellados con cemento.
Residuos radiactivos
símbolo de las almas más corruptas
y millones de humanos
queriendo renacer
a la vida buscando entre tumores,
y diosas prostitutas de cobalto
y sicarios del Nasdaq,
el sentido de Gaia y de la historia.


VI
S.O.S. (SAVE OUR SOULS)

S.O.S., humano.
El reloj de las horas se abalanza
a un tiempo diferente.

S.O.S.,
cambio,
¿alguien me escucha?



MARIANELA PUEBLA




Brazos abiertos



¿Qué han hecho mis manos acumulando tiempos distantes,
bostezos que titilan en el aire en busca de la confortable somnolencia?
Y heme aquí con los brazos abiertos al encuentro que no llega,
no abre la puerta, no interrumpe el monólogo del silencio,
una plática inconclusa con el espejo del pasado.

Sólo se escucha el tintineo continuo y monótono del péndulo
suspendido en medio de la soledad del reloj
y la siesta se toma la tarde como si fuera lo único existente.

Hoy seguiré esperando el ruido de la llave en la cerradura,
el accionar de cortinas al viento, gorjeos de aves,
pasos de lluvia subiendo las escaleras del tejado
y la voz quebrada del silencio anunciando tu llegada.
Sólo entonces,
podré cerrar los brazos al esperado encuentro,
al beso que sellará mis labios y devolverá la sonrisa
a un solitario corazón.
Sólo entonces,
dejaré escapar el lamento que mantenía encerrado
entre las páginas de mi libro,
lo dejaré partir y supliré esas páginas de mi vida
con la dulce melodía de tu presencia.

La noche cae, ciega mi ventana, apaga el neón de la calle.
Todo yace oscurecido dando tumbos de un lado a otro,
no hay pasos que se aproximen, no hay un llamado.
Y yo, cierro los ojos a la inmensidad del llanto,
y me digo,
una y otra vez, como una forma de enredar los hilos
de la nostalgia en el carrete del tiempo,
mañana, mañana nacerá de nuevo
la esperada flor de la certidumbre.




  

EMILIO PRADOS




Canción para los ojos



Lo que yo quiero saber
es dónde estoy...
Dónde estuve,
sé que nunca lo sabré.
Adónde voy ya lo sé...

Dónde estuve,
dónde voy,
dónde estoy
quiero saber,
pues abierto sobre el aire,
muerto, no sabré que, soy vivo,
lo que quise ser.

Hoy lo quisiera yo ver;
no mañana:
¡Hoy!


JAIME LABASTIDA




Invocación a una alta imagen
                                                               A Ruth



Mujer de viento,
permite que la playa de tu oído
recoja el mar de mis palabras.

He de enseñarte a amar lo que yo amo
y has de aprender a amarte toda tú:
He de romper lo unido a la costumbre
para que tu sed conquiste calma.

Ya te hundiste en el agua
y vives, como océano,
ciñendo el continente de mi torso.
¿Ves el reflejo de la sal en los esteros?
He aquí que tu mirada dulcifica.

Estela es tu nombre.
En mí la dejas como un vasto ámbito de espuma
o una turbia primavera aflorando hasta la piel.
¡Ah, la tierna región que ahora me señalas!

Recoge de mi antorcha el fuego suficiente
para quemar la casa de tus padres.

Corazón de designios amables,
acaricia mi esperanza arrodillada.
Te invoco, mujer:
siente la savia de mi voz;
te imploro, imagen alta abierta a mi resguardo.

Abanico del aire, tócame.
Cabellera del fuego, incéndiame.
Ánfora de la alegría, sáciame.
Señora de la luz, concédeme la sombra.



De: "El descenso" 1960