"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 10 de octubre de 2016
CARLOS APREA
En
Ronda
En
Ronda los días son más largos
y la vida más lenta,
todos saben esperar,
y no matan el tiempo,
lo distraen
regando historias
de viajeros ansiosos
y exploradores implacables
que, por pura prisa,
no dejan florecer los deseos,
y acaban
con los dones del lugar,
las tardes frente al río,
y los contadores de historias.
y la vida más lenta,
todos saben esperar,
y no matan el tiempo,
lo distraen
regando historias
de viajeros ansiosos
y exploradores implacables
que, por pura prisa,
no dejan florecer los deseos,
y acaban
con los dones del lugar,
las tardes frente al río,
y los contadores de historias.
De: Pueblos fugaces
ANA CRISTINA CESAR
Poesía
jardines
inhabitados pensamientos
supuestas palabras en
pedazos
jardines se ausenta
la luna figura de
una falta contemplada
jardines extremos de esa ausencia
de jardines anteriores que
retroceden
ausencia frecuentada sin misterio
cielo que retrocede
sin pregunta
supuestas palabras en
pedazos
jardines se ausenta
la luna figura de
una falta contemplada
jardines extremos de esa ausencia
de jardines anteriores que
retroceden
ausencia frecuentada sin misterio
cielo que retrocede
sin pregunta
De: "Guantes de gamuza y otros
poemas"
Versión de Teresa Arijón y Sandra
Almeida
LORE MÉNDEZ
Malos
hábitos
Tengo
un alma de hábitos oscuros,
una
subasta abierta
de
aberraciones
que
cruzan clandestinas
la
frontera de mis sueños.
Un
alma descarnada
que
entierra los restos de su humor
con
el avance del día
y
festeja su atierre,
cuando
la que vence es la noche.
Un
alma inhumada,
una
boca cenicienta
insaciable
del fondo
del desplazamiento
de la nada
que
amaga el salto
exhibiendo
la columna de su arrojo
completamente
quebrada.
La
madrugada deja escrita
una
invitación al peligro
sobre
el vapor de mi ventana.
Voy
a correr el riesgo…
como
corro las cortinas
para
rechazar a tiempo
el
sabor vital de la mañana.
RICARDO RUBIO
Los
mudos rescoldos
Cada
día caminamos
el resto de la tarde por primera vez.
A tientas la mano revisa la oscuridad:
hay brasas en las cenizas
y miradas que se callan hasta el frío.
Ciegos para todo, los dedos
rebaten las páginas del tiempo
y los dobleces laceran la alegría.
Los árboles soñados son apenas
un abuso del horizonte.
Aún abriendo los ojos
caminamos para el asombro:
los caminos son tantos,
las calles tan angostas,
las casas tan pequeñas.
el resto de la tarde por primera vez.
A tientas la mano revisa la oscuridad:
hay brasas en las cenizas
y miradas que se callan hasta el frío.
Ciegos para todo, los dedos
rebaten las páginas del tiempo
y los dobleces laceran la alegría.
Los árboles soñados son apenas
un abuso del horizonte.
Aún abriendo los ojos
caminamos para el asombro:
los caminos son tantos,
las calles tan angostas,
las casas tan pequeñas.
DANIEL MEDINA ROSADO
Primer
contacto
Hay
una especie de Dios al fondo de mi vaso.
Le
gusta decirme que lo beba
mientras
me sujeta la garganta.
¡Pobre
Dios,
sólo
quiere que lo ame!
NATALIA ROMERO
Casas
Al
mudarnos
mi
hermana y yo
dividimos
las pertenencias.
Algunas
cosas
pasan
a ser necesarias
y
otras imprescindibles
según
nuestro estado de ánimo.
Nos
mudamos ya muchas veces
más
de las que hubiéramos querido.
No
quiero el microondas
ni
la cafetera ni los platos.
Quiero
llevarme lo mínimo.
Tampoco
el cuadrito de rosas bordadas
ni
los candelabros.
Me
gustan las velas
pero
no los candelabros.
La
casa que compartimos en Buenos Aires
se
llenó de la casa que vaciamos
en
Bahía, después de tu muerte.
Ahora
vaciamos otra vez la casa
para
mudarnos cada una sola.
Esta
mañana
volví
a mirar la puerta redonda del lavarropas.
Ese,
que no terminaste de pagar
porque
tu vida terminó antes.
Mamá
ahora,
un día como hoy
en
que decido no ir al trabajo
porque
llueve
porque
quiero dejarlo
al
trabajo, a él.
Pienso
qué
voy a hacer
si
me enamoro.
¿Habrá
lugar algún día
en
alguna de mis casas
para
nuestros objetos
todos,
bajo un mismo techo?
Los
días pasan
y
yo rondo la punta de la pregunta.
Hoy
por
ejemplo
poder
decir no, y hacer
un
hueco de luz
adentro
de la casa
que
huele a mi
llena
de las plantas verdes
que
crecen
porque
cuando estoy triste
trabajo
con mis manos su tierra
y
las dos nos transformamos
en
un acto de iniciación.
Ahora
mientras
las tostadas
crujen
al calor
de
la tostadora
que
en la repartición fue mía
pienso
en las tostadas que me hacías
pienso
en tu felicidad
al
comprar la tostadora eléctrica
la
llegada de la tecnología
la
promesa de la buena vida
que
siempre esperaste
y
nunca llegó.
Qué
dirías mamá
si
supieras que ya no tomo más café
ni
como más carne
que
lloro cada vez menos
que
nunca volví al cementerio
que
vivo sola con mi gata
que
sufro por amor
que
no estás para escucharme
que
creo haber olvidado
tus
olores
que
sólo queda esa permanencia
sutil
en
los objetos.
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