"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 11 de julio de 2019
FLOR ALBA URIBE
Nostalgia
Regresa un viejo aroma y soy de nuevo
la niña solitaria y su paisaje:
los árboles,
riberas cenagosas,
y el río que traslada sus aguas sin premura.
La casa inagotable mimando aquel fantasma
materno, y nunca su presencia.
El ángel tutelar,
una canción antigua
cavando miel a miel en los futuros años.
Edad en transparencia, tiempo del fabulario
sazonando los frutos
de párvula cosecha,
el cielo se volcaba en la selva de noche
y convertía en hormigas las estrellas fugaces.
Un clima adolescente va trasegando el canto,
qué fácil la quimera,
la dicha qué improbable.
Crecer es ir rodando hasta el último acento
para cegar las lámparas
que encendió el fabulario.
Imperfecta costumbre de bordear el abismo
eludiendo el hechizo de su oscura llamada.
Regresa un viejo aroma y soy de nuevo
la niña solitaria y su paisaje:
los árboles,
riberas cenagosas,
y el río que traslada sus aguas sin premura.
La casa inagotable mimando aquel fantasma
materno, y nunca su presencia.
El ángel tutelar,
una canción antigua
cavando miel a miel en los futuros años.
Edad en transparencia, tiempo del fabulario
sazonando los frutos
de párvula cosecha,
el cielo se volcaba en la selva de noche
y convertía en hormigas las estrellas fugaces.
Un clima adolescente va trasegando el canto,
qué fácil la quimera,
la dicha qué improbable.
Crecer es ir rodando hasta el último acento
para cegar las lámparas
que encendió el fabulario.
Imperfecta costumbre de bordear el abismo
eludiendo el hechizo de su oscura llamada.
JULIA PRILUTZKY
Quiero
llevar tu sello,
estar marcada
como una cosa más entre tus cosas.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan:
esa mujer que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda como un libro,
como el reloj, la pipa o el llavero.
Como cualquier objeto imprescindible
que es uno mismo a fuerza de ser nuestro.
Quiero que todos sepan que te quiero:
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello.
estar marcada
como una cosa más entre tus cosas.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan:
esa mujer que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda como un libro,
como el reloj, la pipa o el llavero.
Como cualquier objeto imprescindible
que es uno mismo a fuerza de ser nuestro.
Quiero que todos sepan que te quiero:
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello.
LOUIS ARAGON
Qué sería sin ti sino un corazón durmiente.
Sino esta hora parada en la esfera del reloj
Qué sería sin ti sino ese balbuceo.
De ti aprendí todo sobre las cosas humanas.
Y vi desde entonces el mundo a tu manera.
De ti aprendí como se bebe de las fuentes
Como del transeúnte que canta, se toma la canción.
De ti aprendí hasta el sentido del estremecimiento.
En cuanto a lo que me concierne, lo aprendí todo de ti.
Que es de día a mediodía, que un cielo puede ser azul
Que la felicidad no es un quinqué de taberna.
Me tomaste de la mano en este infierno moderno
Donde el hombre ya no sabe lo que es ser dos.
Me tomaste de la mano como un amante feliz.
El que habla de felicidad a menudo tiene los ojos tristes.
El desengaño no es acaso un sollozo
Una cuerda rota bajo los dedos del guitarrista
Y sin embargo les digo que la felicidad existe
En otra parte que en el sueño, en otra parte que en las nubes.
Tierra, tierra, he aquí sus ensenadas desconocidas.
Versión de Claire Deloupy
LOUIS ELISABETH GLÜCK
El espino
Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo, para
saber la causa de tu huida, de tu humana
pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa
dejarías caer todo aquello
que has acumulado?
Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo, para
saber la causa de tu huida, de tu humana
pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa
dejarías caer todo aquello
que has acumulado?
De: "Iris salvaje"
Versión de Eduardo Chirinos
GUILLAUME APOLLINAIRE
Cinco poemas a Lou
Llegó el invierno y ya he vuelto a ver los brotes
En las higueras los cercados Amor nosotros vamos
Hacia la paz esta primavera de guerra en al que estamos
Estamos bien Aquí escucha el grito de los hombres
Un marino japonés se rasca el ojo izquierdo con el
pulgar del pie derecho
Por el camino del exilio vienen los hijos de reyes
Mi corazón gira alrededor de ti como un kolo donde
bailan jóvenes soldados serbios junto a una virgen
dormida
El infante rubio da caza a sus ladillas bajo la lluvia
Un belga que se ha internado en los Países Bajos lee un
periódico en el que hablan de mí
En el dique una reina observa espantada el campo de
batalla
El enfermero cierra los ojos ante la horrible herida
El campanero ve caer el campanario como una pera
madura
El capitán ingles cuyo barco naufraga fuma su ultima
pipa de opio
Los hombres gritan Grito cara a la primavera de paz
que va a venir
Escucha el grito de los hombres
Pero yo grito cara a ti mi Lou eres mi paz mi primavera
Tu eres mi querida Lou la dicha que yo aguardo
Por ella nuestra dicha me preparo para la muerte
Por ella nuestra dicha sigo confiando en la vida
Por ella nuestra dicha luchan los ejércitos
Apuntamos utilizando un espejo sobre la infantería
diezmada
Los obuses pasan como estrellas fugaces
Los prisioneros van en tropas dolientes
Y mi corazón tan solo late por ti querida
Mi amor mi Lou mi arte y mi artillería
FRANCISCO VILLAESPESA
El jardín de
Lindaraja
De la tarde de octubre bajo la luz gloriosa,
en la fuente de mármol que el arrayán orilla,
diluyen los cipreses su esmeralda herrumbrosa
y la arcada del fondo su tristeza amarilla.
Rosales y naranjos. ..Mustio el jardín reposa
en un verdor que el oro del otoño apolilla...
¡Sólo, a veces, se enciende la llama de una rosa,
o el oro polvoriento de una naranja brillaI
Mas, dentro de este otoño, hay tanta primavera
en gérmenes; y es todo tan dulce y apacible,
que antes de abandonarlo, mi corazón quisiera,
De la tarde de octubre bajo la luz gloriosa,
en la fuente de mármol que el arrayán orilla,
diluyen los cipreses su esmeralda herrumbrosa
y la arcada del fondo su tristeza amarilla.
Rosales y naranjos. ..Mustio el jardín reposa
en un verdor que el oro del otoño apolilla...
¡Sólo, a veces, se enciende la llama de una rosa,
o el oro polvoriento de una naranja brillaI
Mas, dentro de este otoño, hay tanta primavera
en gérmenes; y es todo tan dulce y apacible,
que antes de abandonarlo, mi corazón quisiera,
oyendo el melodioso suspirar de la fuente
y soñando con una Lindaraja imposible,
sobre este viejo banco dormir eternamente...
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