domingo, 24 de agosto de 2025


 

MARTIN PAGE

 


 

4. La verdad es que voy a bailar
con todo lo que me da miedo

  

Versión de María Ángeles Aguilar

 

 

ÁNGEL GUINDA

 

 

Parte de guerra

 

 

Nos amábamos jóvenes como balas perdidas,
como las contraindicaciones de los fármacos.
¿Recuerdas aquel toque de queda?: acurrucado
y ebrio, protesta, alarma, rendición, huida,
me cagué en el salón, en el rincón de un mundo
que se venía abajo tras un ayer temblando
hacia un negro futuro abierto en dos abismos.
Cuando entraste dijiste: huele a flores de muerto,
y mi orina alcanzó tus ojos orinales.
Me arrastraste a la cama, luchamos vientre a vientre,
brazos como serpientes estrangulando el árbol
del placer con dolor hasta la extenuación.
Es violento el amor en su hoguera final.

  

De: “Vida ávida: Poesía reunida, 1970-2022”.

 

 

ALEJANDRO CÉSPEDES

 

  

La enfermedad de Lord Chandos (III)

El yo y sus adherencias

 

 

Ha existido siempre un mundo habitado por arañas
y otro mundo muy distinto
que permite volar a los insectos.
Pero hay también otro mundo donde ambos coexisten:
en la tela de araña los dos mundos se funden
y uno queda en el otro deglutido.

Cajas con poemas no escritos…

Bastaría que creyésemos lo que la araña nos cuenta,
adherirnos a la idea que hace del yo un ser obeso.

La consistente herencia de lo estéril
fecunda el triste erial del egocéntrico.

El lenguaje entra en combate contra su propia trinchera.

Wittgenstein se dio cuenta al final de su obra:
«De lo que no puede hablarse,
de lo que hay que callar»…
Pero Heidegger nos dice:
«La poesía es la instauración del ser con la palabra».
¡Qué difícil saber a qué atenerse!
¿El silencio debería ser la primera palabra?

En el lenguaje ha nacido un nuevo y grave silencio
que ya no se consigue interrumpir:
«Cuando ya no nos queda nada,
el vacío del no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto».

Si a esa nada le damos el tiempo necesario…

Hay demasiados poetas y somos muy resistentes
al mal que aqueja a Lord Chandos.
Su enfermedad debería ser mucho más contagiosa.
Pero desgraciadamente
el silencio nunca exige ser la primera palabra.

«¿Para qué sirve la muerte?
¿Para qué sirve el sabor del café?
¿Para qué sirve el universo?
¿Para qué sirvo yo?»

¿Quién me sabe responder?

Sobre el silencio vuela una zozobra
incapaz de abrazar la realidad.

 

Y yo continúo trazando renglones entrecortados
sobre un telar de palabras.

Escribiendo

                  para poder recordar otros futuros.

Viviendo

                  para olvidar.

¿Para qué sirvo yo?»

Por fin la última palabra es el silencio.

 

 

De: “El lenguaje de las cosas mudas”

 

 

NICOLE BREZIN

 

  

Por el bien del mundo

 

 

Amémonos, mi amor,

amémonos por todas las veces
que no pudimos amar,

amémonos por todas las veces
que el amor no bastó,

por las veces que confundimos
amor con otra cosa

y por las que no hubo
siquiera un cuerpo para poder fingirlo.

Amémonos por los demás,

amémonos por todos
los que no saben amarse,

amémonos por los que esperan
un amor como el nuestro
y los que se cansaron de esperar.

Amémonos por los devotos del amor
y amémonos por los escépticos.

Amémonos
por los que se amaron a destiempo,
y por los que agotaron su amor.

Amémonos por los cobardes
y por los vehementes,

amémonos por los enfermos terminales y amémonos
por los que ven morir a su amor,

amémonos por los que ya no están,
los que murieron sin vivir
un amor verdadero

y los que amaron hasta el final.

Amémonos por sus sobrevivientes.

Amémonos
por la salud del mundo,

amémonos
por todo lo que nos necesita,

por las estadísticas de esta España tuya
donde el amor se hace solo
una vez por semana

y por mi América Latina: mi patria
es una y grande, el tercer mundo
es uno y grande, allá
los números son duros y no hay
dinero para estadísticas, la gente
pasa hambre y frío y muchos roban
para dar de comer a sus hijos
y muchos matan cuando roban
y otros roban y matan y si sos mujer
además te violan y no porque sean
pobres ni tengan hambre sus hijos,
los pobres no son asesinos,
como dicen los fachas,
nosotros también
podríamos ser pobres, mi abuela
era pobre, la dejaron
dos veces con las maletas en la calle,
dos veces
y no tenía nada para comer,
nada, pasaba hambre y frío
y no tenía hijos todavía pero tenía
un hermano que quiso suicidarse
y después se suicidó
y era un poco como su hijo
y mi abuela no robó ni mató ni violó
y no porque era mujer,
su hermano tampoco robó ni violó
y solo se mató a sí mismo,
los pobres a veces tienen que robar
para dar de comer a sus hijos
pero allá todos los días
te roban porque sí,
te violan porque sí,
te matan porque sí,
acá en España no se vive
tanta violencia, pero nosotros
tenemos un pobre durmiendo enfrente
y eso también es violencia, sabés,
eso también es violencia,
y los padres de mi abuela
se fueron de acá en barco, de modo
que este pobre que duerme enfrente
podría ser primo mío, la historia
es la misma y de todos, este pobre
podría ser primo mío y podríamos también
ser vos y yo, mi amor,
así que amémonos,

amémonos por la suerte
de no ser nosotros
este pobre nuestro,

amémonos, mi amor,

amémonos por todo lo que nos necesita,

como si nuestro amor pudiera
compensar tanta violencia,

amémonos por el bien del mundo,

como si el cauce de los ríos,
la migración de las aves,

el verde de los bosques,
la luz de las ciudades,

la evolución de las especies,
la fuerza de gravedad,
la rotación de la tierra
y el universo entero
pendiera

del hilo de nuestro amor.

Amémonos
por lo que prescinde de nosotros,

amémonos por el futuro que nos prometimos,

amémonos
por el tiempo que nos queda.

 

De: “La ley primera”. 

 

ANNA GUAL

 

  

La petición

 

 

Alumbra el anverso de la piedra,
la parte interior de la cáscara,
la semiesfera oculta del ojo.

Desentraña todo aquello
que tiene masa y ocupa un volumen
pero que no puedes detectar
con la retina.

Acerca la linterna
a lo que se escapa del rango óptico,
enciende la contradicción
de tener ojos y no ver.

Clarifica lo que emite fotones
a los que nuestra pupila no es sensible.

Déjame ver
el nacimiento de las estrellas,
la expansión del universo,
tu lengua anticipándose a la mía.

Ilumíname
lo que no veré jamás.

  

De: “Las ocultaciones”.

Versión de Joan de la Vega.

 

 

MARIANELA DOS SANTOS

 

 

 

Creciste demasiado rápido

 

 

He descubierto pequeños defectos
en las esquinas del papel
y del mundo

como que cierro los ojos y te veo
y te extraño de cerca, aunque estás
y es un pequeño defecto
tu ausencia

y tu escasez de repente es mía
y no quiero crecer sin ti
pero ya alcanzo tu altura

y debe ser una pequeña errata
del creador del poema
o de las manos que leen

porque abro los ojos y no te veo
y palpo de cerca y no estás
y no sé cómo salir del sueño
de un hijo que sigue doblando
las esquinas del papel y del mundo

y solo encuentra tu lugar vacío.

  

De: “En todos mis universos”.