lunes, 19 de julio de 2021

 


ALEJANDRO MASSA VARELA

 

 

 

días de lluvia,
las hebras de la luz
sobre las casas

 

 

MARIANA VIVEROS

 




Calle del agua

 

 

El tiempo descansa a tus pies
como baldosas lunares,
en tus flancos cobalto,
en la aldaba-mano de las puertas.
Alguien abre persianas matutinas
todavía con nudos de vino y jaleos en la sienes.
Café. Primera bocanada. Rocío que se evapora.
Pasó ya la temporada de cofradías
pero en esta calle
el aire siempre huele a buñuelos,
canela y pimientos.
También aquí se guarda
el secreto del agua de los árabes
tras los muros impasibles de un hammam.
Agua que fue hielo en las cimas.
Agua rumor de acequias.
Agua santa cinco veces al día
en cada llamado al adhan.
Calle del agua
en tus espejos me peino el pelo.
Calle del agua
tu nombre es tan cierto
que sobre ti llueve por tangos:
uno, dos, tres, cuatro.

 

ARELY JIMÉNEZ

 

 

 

Nadie que al decir la palabra muerte

 

no sienta que ha dicho su nombre
en otro idioma     lo sabe
escribo poemas para hablarme lentamente
para respirar desde las palabras
        para reconocer la herida
leo poemas para olvidar
que ningún poema habrá de curarme
la enfermedad es fauna sorprendida
        que corre por mi cuerpo
y sólo la poesía sabe de qué huyen
los animales rabiosos de mi sangre
mi sangre no tiene a dónde escapar
sólo se tiene a sí misma
        he venido a esta herida
estuvo aquí antes de que mi carne estuviera
antes de que yo fuera carne    fuera cuerpo
los cuerpos son para las heridas
no tengo corazón para cargar
las palabras pesadas ni la inteligencia
una hoja seca podría confundirse
con el ala rota de una mariposa
yo soy la hoja seca
no aprendí del vuelo más que en la caída

 

estoy enferma de vida
y busco desesperadamente la cura
cavo pozos profundos en la materia sensible
de los otros       busco quién sabe qué
        sin encontrar nada
llego al corazón del corazón
perforo y destajo la alquimia del poema

 

y no sé si en verdad es que he llegado a la herida
o la he formado con mis palabras

 

 

 

JUAN CARLOS CABRERA PONS

 

 


 

c.

 

 

Pero si el tiempo justo
–su balanza de seda milagrosa–
no depara fortuna a mis papeles
dirás:
Nunca fui suya,
jamás entró sus manos en mis aguas tranquilas,
no me tocó al tocarme;
y además era feo:
su imagen aumentó mi astigmatismo.

Eduardo Lizalde

 

 

 

No persistió mi palabra en la distancia, no deparó fortuna
el tiempo a mis papeles.
Jamás la amada se bañó en mis aguas turbias.
Manco y torpe, feo astígmata,
mi imagen alentó el olvido en su memoria. No deparó fortuna
el tiempo a mis papeles.

 

Para que mejor pudieran escucharla, cubrí sus oídos de antemano sordos,
pero ninguno supo distinguir su canto del agitado canto de las olas.
Para mejor vencerla,
caí en su trampa; para mejor huir
até mi cuerpo a erecto mástil, impaciente. La perdí
para mejor buscarla,
para que las amarras en mi piel ardieran esa noche.

 

Pero el tiempo
no deparó fortuna
a mis amarras.

No persistió mi canto en sus oídos como su silencio en la palabra mía.
No deparo fortuna
el tiempo a mi ceguera. Nadie sabrá que he muerto,
que si feo astígmata en vida anduve, doblemente incompleta
fue mi muerte. Pero lo triste
no fue que mis ojos lo cegaran todo;
fue no ser visto por ella que cegaba, dadora
del astigmatismo. No deparó fortuna
el tiempo a mis papeles, ya nunca los lectores
sabrán de su ceguera.

 

 

AZUL SEGURA

 

 


Mar abierto

 

 

              Me rehúso a escuchar la lengua de las cosas
en mis oídos ya solo se enraízan tus miradas tarareantes
¡eres lo más parecido a dios!

 

Hacia Mar abierto condúceme
            me contemplas y entonces…
mi dios es el Mar
mi dios es el amor
¿así se siente ser un Mar?
¿y un Mar abierto?

 

Me gustan las palabras con “c”
“c” de confianza
cántame una mirada
ya no tengo miedo
¡Yo también soy el Mar!
¡Yo también soy el amor!
confío en este Mar abierto
que da y recibe
que se da
y es recibide.

 

Cuéntame cuáles son tus certezas
yo sólo sé amar como amo al Mar
con la fe de hallar vida en las piedras.
Yo solo puedo contarte cada secreto
(el porqué creo que estoy aquí).

 

                He venido cosechando un cuerpo
                desbordante de espuma de Mar,
                sangre de mi corazón.

 

Te he guardado miles de palabras sagradas
en la puerta de mi boca
y esta piel que ya solo son pulsos
rítmicos agitados indomables
olas orquestantes
que no hacen sino esperar tus manos
para comenzar a sonar.

 

 

ADA ZOE

 

 

 

A esa rosa roja.

 

 

"Homenaje a lo efímero"

 

 

Lástima siento, bella flor de un día

que irradias tanto encanto y lozanía,

naces hoy, pronto te verás marchita

vertiendo esa fragancia de Afrodita.

 

Tan suave, bella y dulce como miel,

son tus pétalos rojos en mi piel,

los que claman vivir un día más...

pobre de ti, que sólo oirás “no más"

 

Triste presagio el tuyo, vana vida,

¿por qué Él creó tan corta tu belleza

para sólo quedarnos con la nada?

 

Dios te imaginó así, flor aplaudida,

única, en tu elegante ligereza,

frágil, como tu imagen abrumada.