martes, 7 de julio de 2015

FÉLIX DE AZUA


 

V. Yo no sé qué esperamos los unos de los otros...



Yo no sé qué esperamos los unos de los otros,
ni la razón para tener a mi mano como un fiel aliado.

Nada puedo esperar de una mano
capaz de señalar al justo y al perverso
o escribir poemas en las habitaciones
de un verano impregnado de vino y sal y sangre.

Sólo, quizá,
recordar otra gente
que ahora se arrastra entre pájaros muertos
y vivir seriamente un calendario
cuyas mentiras apenas disimulan
lo efímero de su numeración.


De "Lengua de cal"

 

GONZALO MILLÁN

 


2.



Circulan los automóviles.
Circulan rumores de guerra
El dinero circula.
La sangre circula.

Los peatones van a sus ocupaciones.
Los peatones cruzan en las esquinas.
Los peatones circulan por las veredas.
Los hombres llevan pantalones.
Los agentes llevan impermeables.
Apuestan agentes en las esquinas.

Circulan hombres astrosos.
Los cesantes circulan.
Las nubes ocultan el azul del cielo.
Las nubes ocultan la luz del sol.
Las nubes circulan a gran altura.

La nieve es blanca.
El cóndor vuela a gran altura.
Hay nieve en las alturas.

 

 

De “La ciudad”

 

 

PAZ MOLINA




Historia de Ángeles III

 

He pecado se dijo el ángel y una
repentina oscuridad asomó a su mirada
( antes sus ojos eran dos alondras )
dos pájaros muertos se asomaron a sus ojos.

He pecado y debo aguardar mi castigo.
Mientras tanto
cavaré una tumba
para dos pájaros muertos.

 

JORGE BOCCANERA


 

Historieta


La niña abre el baúl y una mano le echa tierra
                en los ojos.
Ella dice: ¡qué hermoso paisaje!
Ahora mezcla pinturas,
revuelve los vestidos de tías adornadas con juegos
                de palabras.
Se amorata, se luce angelical, gira mangosta,
                novia de esparadrapo,
se mira en los espejos que trabajan sin que nadie
                los mire.
En este último cuadro la niña se pinta y se
               despinta, aparece y se borra.
Yo cierro el libro de cuentos infantiles pensando
               que mi lengua es esa niña Sordomuda,
probándose vestidos a la hora en que los demás
               duermen.


 

JOSÉ LEZAMA LIMA




Sobre un grabado de alquimia china


Debajo de la mesa
se ven como tres puertas
de pequeños hornos,
donde se ven piedras y varas ardiendo,
por donde asoma el enano
que masca semillas para el sueño.
Encima de la mesa
se ven tres cojines grises y azules,
en dos de ellos hay como figuras geométricas
hechas con huevos irrompibles.
Al lado un jarrón sin ornamento.
Pedazos de leña por el suelo.
Un hombre curvado con una balanza
pesa una cesta de almendras.
La varilla de ébano
alcanza de inmediato el fiel.
El hombre que vende
teme a los tres pequeños hornos
que se esconden debajo de la mesa.
Por allí deben salir
las figuras esperadas
que vendrán cuando el pesador
logre el centro de la canasta.
A su derecha el hombre que contempla
absorto al pesador,
juega con unos pájaros.


 

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS


  

495


Nada me importuna

pareciera que el mundo
es capaz de curarse

las almas se hermosean
ahora que hemos envejecido

todos los que soy
se unen en sosiego
y reluce con el vaso
mi pobre vida atareada

veo como en un sueño
los tejados

converso en silencio
con mis muertos