martes, 25 de mayo de 2021


 

ESPERANZA ZAMBRANO

 


 

El templo y sus caminos

 

 

Una tinieblas que prometen y a veces amenazan abrirse. Y es difícil creer que quien recorre tal camino no se vea acometido por el tempor y un temblor casi paralizantes. Es la luz de un viaje más bien extrahumano, que el hombre emprendía asomándose al lado dé allá, a ese lado al cual se supuso, cada vez con mayor ligereza, que sólo se asoman los místicos. Es la luz que se vislumbra y la luz que acecha, la luz que hiere. La luz que acecha en la inmensidad de un horizonte donde perderse parece inevitable, y que hiere con un rayo que despierta más allá de lo sostenible, llamando a la completa vigilia, ésa donde la mente se incendiaría toda.

 

ISABEL ABAD

 

  

 

Te lo diré mirándote a los ojos 

Para Inatxi y Jesús

 


Te lo diré mirándote a los ojos.
Hay un susurro parecido al alma
debajo de esta nieve,
debajo de esta nieve que agoniza,
convicta de su rango.

 

Mirándote a los ojos te diré,
final palpitación,
por qué la soledad ya no tirita,
qué música alimenta mi delito,
la almendra de qué fruto me es propicia.

 

Y la misericordia del crepúsculo
por el noble latido de tu sueño.

 

Mirándote a los ojos.

 

Mirándote a los ojos.

 

Te lo confirmo, vida, y no hay retorno:
eres la tentación más suicidable.

 

 

NAHUI OLLIN

 

 

 

La arena que cubre la pirámide de Bronce

 


La arena que cubre la pirámide de Bronce,
es la arena de un desierto que aterra
—y cuando se levanta, pesa como una ola inmensa que aplasta—
y va subiendo hasta cubrir el bronce de la pirámide
—que no tiene espíritu—
Y su materia va sepultándose sin defensa alguna
bajo la fuerza de la arena de un desierto que aterra.
—De un desierto que ocupa un ínfimo espacio
en un enorme continente,
de un desiero que quema la materia que no tiene espíritu.
—La materia que va sepultando la arena que cubre la pirámide de Bronce.


***


Sé que mi belleza es superior a todas las bellezas que tú pudieras encontrar. Tus sentimientos de esteta los arrastró la belleza de mi cuerpo, el esplendor de mis ojos, la cadencia de mi ritmo al andar, el oro de mi cabellera, la furia de mi sexo, y ninguna otra belleza podría alejarte de mí.

 

***

 

Independiente fui, para no permitir pudrirme sin renovarme;
hoy, independiente, pudriéndome me renuevo para vivir.
Los gusanos no me darán fin -son los grotescos destructivos
de materias sin savia, y vida dan, con devorar lo ya podrido
del último despojo de mi renovación-
Y la madre tierra me parirá y naceré de nuevo,
de nuevo ya para no morir…

 

 

ROSARIO SANSORES

 

  


Sombras

 

 

Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.
Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas
evocaré este idilio con sus azules horas.
Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.

 

Y en la penumbra vaga de la pequeña alcoba
donde una tibia tarde me acariciaste toda,
te buscarán mis brazos, te buscará mi boca,
y aspiraré en el aire aquel olor a rosa.

 

 

 

JESÚS AGUADO

 

 

 

No estés triste‚ mi amor

 

 

No estés triste‚ mi amor‚
y si lo estás‚
que tu tristeza sea un modo de vengarte
de Dios y de las flores‚ de la alegría inútil
que debe ser la vida según ellos‚
y no estés triste nunca
por las cosas que pasan o no pasan‚
sino solo por esto: porque contempla la tristeza
desde lejos a Dios y a las flores y al tiempo
y nos lleva al lugar donde amar es posible.

 

 

NIEVES XENES

 

 

 

Julio

 

 

Ostenta el campo su verdor lucido,
de intenso azul el cielo se colora,
y el Sol vierte su luz deslumbradora
ardiente como el oro derretido.

 

Es un amante de pasión rendido
ante la hermosa Cuba a quien adora,
que a su ávida caricia abrasadora
abandona su cuerpo enardecido.

 

Y en languidez erótica postrada,
voluptuosa, gentil y enamorada,
a sus besos ofrece incitadores,

 

perfumados con lúbricos aromas,
ya los erectos senos de sus lomas,
ya los trémulos labios de sus flores.