viernes, 1 de mayo de 2015

SALVADOR RUEDA

 

Clavellinero

 

Quiero cuando yo muera, Patria mía,
que formes con mi cráneo una maceta,
y de sus ojos por la doble grieta
eches la tierra que tus flores cría.

En su interior de luz y de armonía
deja una mata de clavel sujeta,
y ese clavellinero de poeta
te brindará corolas como el día.

Por mi boca, mis ojos, mis oídos,
entreabriré capullos encendidos
con que de galas quedaré cubierto.

Y, cuando en mayo florecer me veas,
aún lanzaré claveles como ideas
para besarte hasta después de muerto.

 

 

 

MANUEL PONCE


  

Las vírgenes caídas

 

A su primer suspiro,
nadie tendió la mano;
sólo el abismo.

Después mil brazos
corrieron al auxilio,
pero ya entonces
ella no quiso.

Corría ya.
Se deslizaba por el ventisco
glaciar abajo,
lanzada,
pero guardando el equilibrio.
Siempre reflujo abajo,
más aprisa, siempre en vuelo, casi en vilo.

Tú acelerabas, vértigo;
acelerabas tú, racha de siglos.
¡Dios mío!
¿Acelerabas
tú mismo?

Quillas contra el viento
sus mellizos,
cabellera de relámpago asido.

¡Miradla!
La miraban. Un solo guiño
de los obscuros lobos
le despojó el vestido.
Allá quedó,
jirones, el armiño.

Lo demás,
siguió, se fue en un grito.
No el suyo.
Más no digo.

 

 

JUAN BAÑUELOS


  

Mutaciones

 

Un Coyote Emplumado es más
que un lobo sin manada

es menos
que un árbol sin raíces

es más
que el aire sin ninguna fronda

menos que esa puerta que
la cierra el viento
es más que un río arrastrando
troncos y animales

menos
que un ciervo yugulado en la espesura

es más
que cualquier fruta
que no la come
el hambre
si la ve

También
es una tinaja sin grito
peregrinando
entre el cabello doloroso
de la hoguera

***

NORTE OESTE ESTE SUR
Nómada de la Aurora Boreal
con su carne vidriada
aúlla sobre un pantano hirviendo

Es la primera piedra parlante
'llegué hace un rato
ya que soy la última araña de granizo'

Es el único entumecimiento
después del frenesí errabundo

el primer Sol de Huesos dejando tan nunca fluir
el río de agua quemada que roe
la eternidad en un grano de arena

Mira su reflejo en la corriente

difícil saber dónde nace el ojo de agua

dónde se dio el primo gesto del río
—gota a gota— de todo lo que existe
cuándo
el coyote aún sin plumas —casi encía de piedra
aulló a la Vía Láctea

cuándo extendió sus alas con un peso de nubes
con el paso de una sombra de eclipse
con su lasca hojosa enorme
y el oleaje de serpiente en la hierba

En danza
da el cielo
lo bonito
para mostrar el mundo
—dice el Balam que lee
las estelas—
la luz
una vez se va
y una vez vuelve
una vez se queda y una piensa
y una vez descansa
y una vez su fuerza hace que se quede
dentro de su casa
para que la busquen

Donde pisa la luz
quedan los surcos
Espera que llegue el agua
hasta la piedra /
que sabe toda la verdad

Norte
Sur
Poniente
Oriente

cuatro veces la nube camina
cuatro rumbos

Montañoso
no envejece

Insondable
no
no duerme:

El Coyote Emplumado
está vivo
—late su corazón
en mi palabra.

 

 

CARMEN ALARDÍN

 


Estival

 

Cansada de contar la misma historia
se fundió en el verano.
Dejó de acariciar a las esferas
o alimentar el arco iris.
Guardó en el arca las semillas
que no cupieron en el surco.
Y se guardó a sí misma,
abanicando,
con un nuevo temblor
viejas ciudades.
Cesó al fin de buscarse entre las aguas
y hacer su juego al viento.
De sus venas pulsó la última cuerda
y entonces
comenzó a cantar.

 

THELMA NAVA


 

Petición

 

Deja que mi rodilla te ame
igual que mi boca
igual que el resto de mi cuerpo.

 

AURORA REYES


 

A veces hago un viaje

 

Ciego pie de tiniebla, vacilante,
avanza en el desierto de mi pecho.
Seguramente es el infierno.

Aquí dentro, convulso,
desbordando metales por mis ojos abiertos,
levantando mareas de veneno,
girando mariposas de cal y de ceniza;
frías caricias lentas estrellando mis huesos.

No sé si será el grito anudado al origen
que ha crecido gigante y le ha trascendido,
no sé si aquella niña en asombro que llevo
o una fotografía de lo que nunca he sido.

El ángel de la ausencia preside la agonía.

Tal vez sean los árboles que viven en mi sangre
o colores inéditos,
o voces que no quieren apagarse conmigo.

Si hubiera luz, ascendería.

Mano de sombra danza por mi frente
más allá de la sed y del sueño.
Me protege un paisaje de pájaros inmóviles.
Si supiera tu nombre... ¡te llamaría silencio!

Cruzan desnudos ríos inconcretos,
pasos de arena fina, sal quebrada.
Me protege una cifra solitaria y geométrica.
Si mirara tu rostro... ¡te llamaría distancia!

Seguramente esto es el infierno:
en muda dimensión desconocida
una sombra cayendo en pozo negro.

Si pudiera decir palabra limpia
de amor o de miseria, de olvido o de recuerdo.
Si pudiera sentir sobre mis párpados
mirada pura, voz indudable, firme transparencia,
sobre mi sien amarga...

¡Qué ala tendería!

Y pronunciar tu nombre impronunciable,
circundar tu inasible firmamento.
Imagen desolada del abismo,
sólo soy una forma sin espejo.