martes, 4 de febrero de 2025


 

ANNE SEXTON

 


 

Esperando morir

 

 

Ahora que lo preguntas, no recuerdo muchos días.
Camino metida en un sobre sin sellos postales para este viaje.
Es así, que como una lujuria innombrable, soy devuelta.

Aun entonces, no tengo nada contra la vida.
Conozco bien los brotes de hierba que mencionas
Y los muebles de casa que pusiste bajo el sol.

Pero los suicidas tienen un lenguaje especial.
Así como los carpinteros quieren saber cuáles herramientas.
Ellos nunca preguntan para que construir

Dos veces simplemente me declaré a mí misma
Haber poseído al enemigo, haber devorado al enemigo,
Tomado sus artificios, su magia.

De esta forma, profunda, meditada
Tibia como agua o aceite
Me he quedado babeando por el agujero de la boca.

No pienso en mi cuerpo como si fuera un bordado.
Incluso la cornea y los residuos de orina se fueron.
Los suicidas están listos para traicionar al cuerpo.

Aun siendo abortos, no siempre mueren,
Pero deslumbrados, no pueden olvidar la dulce droga.
A la cual desde niños les gustaba mirar y sonreír.

¡introducir toda esa vida bajo tu lengua!
Eso, por sí mismo, se convierte en pasión.
La muerte es una osamenta triste; amoratada, tú lo dijiste,

Y ahora ella espera por mí año tras año,
Para deshacer delicadamente un viejo deseo.
Para vaciar mi aliento de esta mala prisión.
Haciendo un balance, los suicidas

 

Versión de: Patricia Rivas

 

 

VIOLETA PARRA

 

  

 

La jardinera

 

 

Para olvidarme de ti

Voy a cultivar la tierra,

En ella espero encontrar

Remedio para mis penas.

Aquí plantaré el rosal

De las espinas más gruesas,

Tendré lista la corona

Para cuando en mí te mueras.Para mi tristeza violeta azul,

Clavelina rosa pa´ mi pasión

Y para saber si me corresponde

Deshojo un blanco manzanillón.

Si me quiere mucho, poquito, nada,

Tranquilo queda mi corazón.

Creciendo irán poco a poco

Lso alegres pensamientos

Cuando ya estés florecidos

Irá lejos tu recuerdo.

De la flor de la amapola

Seré su mejor amiga,

La pondré bajo de la almohada

Para dormirme tranquila.

 

Para mi tristeza violeta azul,

Clavelina rosa pa´ mi pasión

Y para saber si me corresponde

Deshojo un blanco manzanillón.

Si me quiere mucho, poquito, nada,

 

Tranquilo queda mi corazón

 

 

JUANA DE IBARBOUROU

 

  

 

Así es la rosa

 

 

De la matriz del día
se alzó la rosa vertical y blanca
mientras todo rugía:
la tierra, el aire, el agua.

Tendí la mano para protegerla,
criatura de paz y de armonía,
completa, virgen, intocable, exacta
en la extensión total del mediodía.

Y me llevó el brazo la metralla.
Impávida seguía
en su serenidad y su victoria,
aunque en mi sangre la embebía.

Ni mi alarido hizo temblar sus pétalos
ni apagó su fragancia mi agonía.
Era la rosa, la perfecta y única.
Nada la detenía.

 

BELLA AJMADÚLINA

 

 

 

La traición

 

 

Me traicionan. Me traicionaron. Y después

me olvidan. Yo misma soy culpable.

Y tengo que admitir con mi razón rendida

que me estoy volviendo loca, volviendo loca.

Y si están vendiendo las naranjas

y huele a naranjas todo el cesto,

entonces me parece que a mí me venden,

a mí me venden, no a las naranjas.

Cuando los padres echan al olvido

a sus propios hijos para distraerse,

pues me parece que a mí me traicionan,

a mí me traicionan no a sus hijos.

Y cuando a ninguna cosa le dan valor,

engañan, mienten, andan con los chismes,

pues me parece que a mí me traicionan,

me venden y me traicionan.

 

Versión de: Irina Astrau

 

JULIA PRILUTZKY

 

 


 

Está bien. Seré dulce y obediente

 

 

Está bien. Seré dulce y obediente
o lo pareceré. Te da lo mismo:
Necesita, de pronto, tu egoísmo
que yo me quede así, sumisamente,

Sin sufrir, sin dolor, sin aliciente,
sin pasiones al borde del abismo,
sin mucha fe ni un gran escepticismo,
sin recordar la esclusa ni el torrente.

Necesitas las llamas sin el fuego,
que el fuego del amor no sea un juego
y que esté el rayo aquí, sin la tormenta.

Quieres que espere así, sin esperarte,
que te adore también sin adorarte
y estar clavado en mi, sin que te sienta.

 

 

MARINA TSVETÁIEVA

 

 

 

 

Es sencilla mi ropa

 

 

Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!

¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.

Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.

En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.

Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?