lunes, 17 de mayo de 2021


 

CLEMENTINA SUÁREZ

 

 


 

Poema del hombre y su esperanza

 

 

Ahora me miro por dentro
y estoy tan lejana,
brotándome en lo escondido
sin raíces, ni lágrimas, ni grito,
—intacta en mí misma—,
en las manos mías
en el mundo de ternura
creado por mi forma.

 

Me he visto nacer, crecer, sin ruido,
sin ramas que duelan como brazos,
sutil, callada, sin palabra para herir,
ni vientre que rebase de peces.

 

Como rosa de sueño se fue formando mi mundo.
Ángeles de amor me fueron siempre fieles,
en la amapola, en la alegría y en la sangre.

 

Cada caracol supo darme un rumbo
y una hora para llegar.
Y siempre pude estar exacta.
A la cita del agua, de la ceniza y la desesperanza…

 

Frágil, pero vital, fue siempre mi árbol.
Al hombre y al pájaro les fui siempre constante.
Amé como deben amar los geranios,
los niños y los ciegos.

 

Pero en cualquier medida
estuve siempre fuera de proporciones,
porque mi impecable y recién inaugurado mundo
tritura rostros viejos
modas y resabios inútiles.

 

Mi caricia es combate,
urgencia de vida,
profecía de cielo estricto
que sostienen los pasos.

 

Creadora de lo eterno,
dentro de mí, fuera de mí,
para encontrar mi universo.
Aprendí, llegué, entré,
con adquirida plena conciencia
de que el poeta que va solo
no es más que un muerto, un desterrado,
un arcángel arrodillado que oculta su rostro,
una mano que deja caer su estrella
y que se niega a sí mismo, a los suyos,
su adquirido o supuesto linaje.

 

De esta ciega y absurda muerte o vida,
ha nacido mi mundo,
mi poema y mi nombre.
Por eso hablo del hombre sin descanso,
del hombre y su esperanza.

 

 

CLAUDIA MEYER

 

 

 

Necesito un oleaje 

…mi única patria, la mar.
José de Espronceda



 

Necesito un oleaje donde enterrar un sentimiento furtivo.
Una ola de música sonrojada que deje escribirse un silencio.
Ahora soy de nuevo agua: salobre alegría tatuada sobre tu beso.
Calla de pronto el azul líquido: se pobló de soledad
y pasea su lengua marina entre los huesos.
Preciso de una ola donde rasgar una infancia caduca.
Una ola turbulenta que deje arrullarse una nostalgia.
Para viajar este mar no necesita marea, avanza sigiloso trazando caricias azules,
besando la espuma en un infinito compás de espera.
Ahora deseo dormir, pero se crispa el sueño como dolor enroscado,
se lo devora la arena mientras lapida los híbridos gestos de tu ausencia.

 

Necesito una ola que desee mecerse sobre tu aroma.
Una ola que añore el zarpazo de tu evocación.
Entre el mar y cielo la noche fue oprimiendo la playa,
divisando un quejido de memoria y el presente latido de un sentimiento.
Súbitamente esto soy ante tu color de puerto:
palabra náufraga que persigue el solitario ocaso de tu recuerdo.

 

Retorno a este mar al crepúsculo de una fábula.
Mi sombra se detiene sobre su espuma
y se posa en la arena sumida en un yodado letargo.
Mi corazón gotea caracolas de melancolía:
agoniza sobre la sábana líquida del océano.

 

 

CARLOS ALBERTO SORIANO

 

 


 

La Meche

A Mercedes Sosa

 

 

La mujer que me inspiró
a dejar el fusil por la pluma,
se ha ido.
Y para siempre…

 

La mujer por la que conocí
que había un mundo diferente
al otro lado del patio,
no está más por aquí.
Tampoco sus plegarias hechas canciones.

 

La mujer que evocaba diluvios
en cada poema
y que hasta el día de hoy
me conmueve y me desarma,
partió ayer sin despedirse.
Y me deja solo y esperando
Verla aparecer con su tambora.

 

La mujer que me recuerda con su voz
a los amigos de antes,
los que cayeron,
los que solo viven en el corazón y en la esperanza,
amaneció muerta ayer domingo.

 

Y me ha dejado muchas cosas, grandes y eternas…
el recuerdo de su voz grave,
y la utopía de un mundo distinto,
el compás lento y potente de su milonga,
y el innegable retroceder a la adolescencia,
el resuello de un tren perezoso,
y la imagen de María pisando penas,
el reencuentro con mi verano de rimas
y una lágrima por cada amigo perdido,
por Koki, por su lucha desatada,
por mi conciencia despertada.

 

La mujer que hizo rugir a esta bestia
que se acicala con versos y relatos,
se ha ido, y en su despedida,
nadie escuchó su canto ni su melodía.

 

Millones de voces en un escenario repleto,
cantan por ella,
por su grandeza,
por su entrega,
por su Latinoamérica unida,
por su alma.

 

San Salvador, octubre 5, 2009.

 

GABRIELA PAZ

 

 

  

 

Poema salvaje en tiempos de encierro

 

 

Que el poema sea un eructo de bisonte —o de escarabajo o de mandril o de tapir o de caracol— con huelgo fabulista. Que el poema sea el nervio óptico en la mano cuando el cuervo ha alzado vuelo: el galope y su despegue.
Las paredes se ciernen sobre mi espalda
las telarañas no han parado de crecer
yo suspendida en medio de la nada siempre a punto de caer
Caigo y me levanto al instante en la ausencia de las sensaciones.
El tiempo adquiere otra dimensión
Escapo a la rutina
Todo me sorprende
Busco anidar en el tumulto del techo
Acompañar a los gatos que huyen en la noche
Los pájaros escapan de sus jaulas, y se llevan una parte de mí entre sus alas
Juego escondelero con mi consciencia para que el tiempo no me encuentre
las horas se confunden con los segundos. Todo es un instante.
Espero en la soledad develar la máscara del crápula
Espero que el sol siguiente germine con menos hastío la noche
Y que tu aliento cubra de mariposas las orillas de mi insomnio
Busco arrancan mariposas con las uñas para colgarlas sonrisas de los andamios
Y que nuestros ojos se embriaguen de sueño con la miel derramada en las tumbas.
¿Y si la luna nos pide las esperanzas que le debemos?
¿Y si la tibia mañana nos devuelve su embeleso?
¿Y si la noche nos regala un sueño nuevo?
La tarde se quiebra desde esta esfera de vidrio
busco tejer una esperanza por vestido, para adornarme en la nocturna caminata
que de los escombros se reconstruya el alma de pasión por el aire, el sol y la noche en la vida
nuestras letras invaden cada instante, lúgubre la luna observa atenta los pasos secos en las sombras.
Preferí dormir y colorear el crisol de mis sueños
Preferí fumar una nube
bordar una hoja
cazar dragones y conquistar caperuzas
Preferí dormir
No sentir
No recordar
No vivir
Hoy me he visto montando el lomo de un pájaro
navegando en el soporte de un barco de papel
he visto mi reflejo en un charco, en los ojos del olvido.
La risa vive en mí, veo a mi alrededor y es lo que me provoca
Al sofocarse, las brumas me muestran las cicatrices que adornan mis mejillas
¿Y qué es el tiempo’…. el suspiro de Cronos, rítmico, apacible, constante…
Un vuelo largo… Te pensaba pérdida en el horizonte, este tiempo te trajo con alegría, risas y vida de colores y amores, el tiempo y el camino en tu compañía
Le robe a tu mano el deseo de la mañana
He plantado en fila de hormigas pasos hacia el jardín, para buscar la mirada, el color y la palabra.
Vine a tu encuentro; el amor, el dolor y la confusión transitan dentro de mí y fuera de mí
El calor sofocante de mi cuerpo, me acaricia con cada gota de sudor, lo disfruto y lo deseo.
La suave brisa nos envuelve, nos acaricia y las gotas del rocío humedecen nuestros cuerpos que terminan en la corriente suave del riachuelo con sus aguas mansas y transparentes
Busco encontrarme, para amarte…
Me deleito en la mañana en mi ventana al mirar la naturaleza; las flores con su esplendor se nutren del sol, los pájaros se alimentan a su alrededor y una ardilla revolotea, y me despido al atardecer, como los pájaros se van a descansar, las flores cierran sus pétalos para dormir.

 

 

 

ELISA HUEZO PAREDES

 

 


 

Mínima oda a la lengua humana

 

 

¡Oh dócil prisionera dúctil, tierna,
que vibras y te agitas en tu cárcel
de doral y marfiles!
Constante agilidad aún en silencio
hace móvil tu oscilante latido
y tu temblor de llama jubilosa.
Fresca delicia te mantiene alerta, estremecida y vívida,
húmeda, blanda en tu ejercicio aislado.
Ama y Señora. Guardiana del secreto inconfesable.
Sutil y dulce cual remoto fruto…

 

El más muelle y elástico deleite
anima tu fragilidad tibia de gozosa escarlata.
Instrumento febril, servil o noble de activas mentes;
transmisora inmediata de la idea
que en la razón madura
y áspid letal, viscoso en el instante
de la iracunda afrenta.

 

Cautiva entre corales y marfiles, llenas el aire,
el ámbito se llena de resonancias puras o nefandas.
En suave lecho púrpura licuas la candidez traslúcida, intangible
de la Hostia Consagrada
arrastrando su albura candorosa
en tus ásperos jugos, hacia complejos túneles, laberintos oscuros.

 

¡Gloria a ti, excelsa lengua de profetas!
Gloria a ti lengua de juglares y magos:
Los cantos que han rodado por el mundo
necesitaron de ti para esparcirse
en leyendas y notas, en idiomas extraños
y aún sin salir de la caverna pétrea
las voces del lenguaje, tu conmovida palpitabas
oculta y encendida bajo hirsutas pelambres presintiendo
la majestad de la palabra pura,
el diáfano fluir del verbo ileso.
Y el cántico dormido
vibraba en ondulante voz informe.

 

Mas tu goce era pleno, frutal, brutal al deglutir manjares
de frescas presas, suculentas primicias atrapadas
bañándote en el rico y abundante producto
de la montaña primigenia y densa…
¡Oh prisionera dúctil, tierna!
Grana gozosa y tibia:
eres caricia deliciosa, fulgurante gema
rudimentario beso balbuceante.

 

Pero es tan singular tu contextura,
el ritmo que te anima y que te mueve
que pareces la sierpe de un paraíso
que solo tú conoces y posees.
Bondad cuando recibes
con humilde ansiedad el alimento
para nutrir la mísera criatura
que imperiosa demanda su imprescindible cuota.
Llama que lame con frescor del fruto
el fruto que le ofrece su frescura.
Velero alado que hacia el aire vuela:
si “las palabras se las lleva el viento”
tú las retienes vivas, presas, sueltas
regando de milagro el universo.

 

Gloria a ti, excelsa lengua de profetas,
de poetas, Apóstoles y sabios;
la mesurada y parca del filósofo
y la locuaz y pertinaz y necia
del mendigo de Tormes
proliferada en múltiples discípulos.

 

Mas…digna de piedad la acongojada
que se engaña eufórica esparciendo el temible veneno
la execrable que silba murmurando,
la que difama y miente…
reflejo es de un espíritu monstruoso
que ha trocado su llanto en inmunda saliva.

 

Pero a ti, órgano melodioso y sibarita,
rubí sedoso, absuelto y exculpado,
inofensivo esclavo servicial y radiante
de la mente que incuba la semilla, mala o buena
siendo inocente tú, ajena a quien te rige:
A ti lanzo mi canto, salva o salmo
gozosa encarcelada sin barreras, cautiva soberana,
madre inicial inaugural y plena
del humano lenguaje del Espíritu.

 

 

NELSON LÓPEZ

  


 

Cadejo: una autobiografía

 

 

Dicen que prestar atención
es una señal de inteligencia
Seré muy inteligente pues
porque me he fijado
que un día como bien
que el otro día paso hambre
que los que luchan son meros
instrumentos del otro
que los que rezan para que llueva
maldicen al río cuando sube

 

Seré muy inteligente pues
porque me he fijado
que dicen que soy quisquilloso
pendenciero, cascarrabias, mañoso
delicadito y sin corazón
buen novio, mal marido, medio amante
malagradecido y orgulloso
igualado y criticón
repugnante mujeriego
vanidoso y sin razón

 

No hay que ser muy inteligente pues
para fijarse
que vivo todo intensamente
que nada he negado nunca
y que siempre firmemente acato todo
porque todo fracaso es mío
todo tropiezo es un paso
lejos de tu inmundicia
más cerca de mis demonios,
de mi delirio,
de mi perfección.