sábado, 28 de diciembre de 2019


VIRGILIO DÁVILA





Las comadres



Doña Paz, doña Luisa, doña Inés, doña Juana
y otras cuantas comadres que hay en la vecindad
van cotidianamente a la misa temprana,
ansiosas de indulgencias para la eternidad.
Pobres sexagenarias y míseras jamonas
que solo han obtenido desdenes del amor.
Las unas, costureras, las otras, comadronas,
y aquella, ama de llaves de algún viejo señor.
Al salir de la iglesia, yo, que fui monaguillo,
las he visto en el atrio departiendo en corrillo
sobre temas, algunos no muy santos a fe:
“Que si Fulana quiere que le cosan de balde… “
“Que si ya salió encinta la mujer del alcalde… “
“Que si del padre cura se dice no sé qué … “



HANS MAGNUS ENZENSBERGER





canción para los que saben



sabemos que hay que hacer algo inmediatamente
lo sabemos
pero naturalmente es demasiado pronto para hacerlo
pero naturalmente es demasiado tarde para hacerlo
lo sabemos

que realmente estamos bastante bien
y que así vamos a continuar
y que esto no sirve para nada
lo sabemos

que somos nosotros los culpables
y que  no es culpa nuestra que seamos culpables
y que somos culpables por ese mismo hecho
y que estamos hartos con ello
lo sabemos

que quizá no vendría mal callarse un poco
y que a fin de cuentas no vamos a callarnos
lo sabemos
lo sabemos

y que a nadie podemos ayudar verdaderamente
y que nadie verdaderamente puede ayudarnos
lo sabemos

y que somos tan inteligentes
y libres para elegir entre la nada y lo nulo
y que debemos estudiar este problema muy cuidadosamente
y que echamos dos terrones de azúcar en el té
lo sabemos

que somos enemigos de la opresión
y que los cigarrillos han subido de precio
lo sabemos
y que la nación se está metiendo en un tremendo lío
y que nuestros vaticinios se mostrarán ciertos
y que no sirven para nada
lo sabemos
y que todo esto es verdad
lo sabemos
y que sobrevivir no es todo sino muy poca cosa
lo sabemos
y que sobreviviremos
lo sabemos
y que todo esto no es nada nuevo
y que la vida es preciosa
y que eso es todo
lo sabemos
lo sabemos
lo sabemos perfectamente bien
y que lo sabemos perfectamente bien
eso también lo sabemos

1968


De: "Poesías para los que no leen poesías"
Versión de Heberto Padilla


CONCHA URQUIZA




  
Ya corre el corazón por este suelo...



Ya corre el corazón por este suelo
Como antes del remanso el agua impura:
Aún lleva tierras en la entraña obscura
Y pretende copiar la faz del cielo.

Van creciendo el dolor y el anhelo,
La corriente se turba y se apresura,
Y es fuente el sedimento de amargura
Más que las alas con que intenta el vuelo.

Si tendieras la mano solamente
Y el agua temblorosa se aquietara,
Ya, contemplando el cielo largamente,

¡Oh Deseado!, el corazón dejara
flotar sobre su sueño transparente
la divina belleza de tu cara.


15 de junio, 1937


GEORG TRAKL





Trompetas



Bajo los sauces talados, donde juegan niños morenos
Y caen las hojas, resuenan las trompetas. Escalofrío de
cementerio.
Banderas escarlata caen en la pena de los arces.
Jinetes en los campos de cebada y molinos vacíos.

O los pastores cantan por la noche, y los venados
Entran al círculo de fuego, la antigua tristeza de los
bosques.
Los danzantes emergen de un muro negro;
Banderas escarlata, risas, desvarío, trompetas.




JOSÉ MANUEL CABALLERO





No tengo nada que perder



Aquel nocturno yerbazal, al borde
del declive de acebos, ciegamente
buscado entre el vislumbre
del amor, bajo el troquel efímero
de la naciente luna ciñe
con sus trémulos odres toda
la historia de mi vida, el privilegio
de mi junta y profética memoria,
y allí estará mi vocación gestándose,
cómplice cuerpo transitorio
fronterizo del mío para nunca.

La tierra genital, los estandartes
fugitivos del sueño, la prohibida
palabra, permanecen
junto al amor que escribo, tachan
con su verdad los nombres
de mi boca.
                     
                      Compartida codicia,
¿qué haré con este cuerpo
sin el tuyo?
                     
                      Subí desde la sombra
hasta la luz, puse mi mano
en el aire vacío. Aquí
me entrego, dije,
no tengo nada que perder.
                                          Cuántos
turbadores resquicios fraudulentos
se desvelaron para mí, mientras anduve
tropezando.

                      En la pared aquella,
cerca de la hondonada parpadeante,
bajo el metal marítimo fundido
entre los dos, fui desnudado
del lastre primerizo de mi alma
y levanté los ojos hacia el cuerpo
aterido. Aquí me entrego, dije,
preso estoy .en mi propia libertad.




CARLES RIBA


  


Un amante grita el nombre



Dios pudo hacer abrirse el brote
de una rosa más, la más noble
en alba de una isla sin hombres;
por remoto cambio nocturno,
romper, entre un cielo y el suyo,
en sonrisa un astro, el más puro;
y en golfo secreto, acabar
con la dulzura del gran mar
en la ola que brilla más:
prefirió dijera un amante
un nombre, solo en triste calle,
de súbito el nombre inefable,
lo gritase al viento brutal
que hace temblar todo rosal,
la vela del que cruza el mar,
y que rosa la noche vuelve
al viandante sin albergue.


Versión de José Agustín Goytisolo