"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 3 de junio de 2025
ADAM ZAGAJEWSKI
Canción
del emigrado
En
ciudades ajenas venimos al mundo
y las llamamos patria, mas breve es
el tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres.
Caminamos de este a oeste, ante nosotros rueda
el gran aro del sol
ardiente, a través del cual, como en el circo,
salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañas
contemplamos las obras de viejos maestros
y, sin asombro, en añejos cuadros vemos
nuestros propios rostros. Habíamos existido
antes, e incluso conocíamos el sufrimiento,
nos faltaban tan sólo las palabras. En la iglesia
ortodoxa de París los últimos rusos blancos,
encanecidos, rezan a Dios, varios lustros
más joven que ellos y, como ellos,
impotente. En ciudades ajenas
permaneceremos, como los árboles, como las piedras.
Versión
de Elzbieta Bortkiewicz
EUGEN JEBELEANU
Las
voces de los pájaros de Hiroshima
-¿Dónde,
dónde están?
-¿Quiénes?
-¿Dónde, dónde están?
-¿Quiénes? ¿Quiénes?
-¿Dónde están?
-¿Quiénes? ¿ Quiénes?
-Los hombres…
-No sé. Mira, copos de ceniza…
Han volado todos…
-¿Adónde, adónde?
-No sé. Construyamos el nido.
-¿Dónde,
dónde,
dónde,
dónde,
dónde?…
Versión
de Manuel Serrano Pérez
GONZALO PERNAS
Apunte
de agosto
Un
otoño más.
Los recuerdos de sargazo y de nácar.
Las
primeras lluvias fuera.
Las mismas bocas gesticulantes en el bar.
Las mismas porciones de milicia,
incluyendo a los reclutas neonatos
y a las abuelas primerizas;
el rímel, el suelo pegajoso,
la algarabía burda, el mismo mar de rostros.
¡Qué
lejos estáis todos y qué ajenos!
Los recuerdos de sargazo y de nácar.
JOHN DOS PASSOS
III
Difuntos;
Madrid
Las
mujeres venden nardos en la plaza,
y
coronas teñidas de oscuro
sinuosas
y entretejidas firmemente
porque
es el día de difuntos.
Las
mujeres venden nardos en la plaza.
Su
aroma aterciopelado llena las calles
y
apacigua el ruido de los pasos;
porque
es el día de difuntos.
Su
presencia se torna triste entre nosotros
como
el aroma aterciopelado de las flores:
el
incienso de los entierros suntuosos,
el
corretear de los pasos monásticos,
el
sonsonete soporífero de las misas
para
la multitud de difuntos.
Las
mujeres venden nardos en la plaza
para
cubrir las tumbas de los difuntos envidiosos
y
amortajarlos otra vez con aroma del río Leteo
no
sea que los difuntos recuerden.
De: “Invierno
en Castilla y otros poemas”
Versión
de Eulalia Piñero Gil
THOMAS MACGREEVY
Invierno
En
el agua plomiza de los cisnes
se asemejan a espectros hostiles
de reyes
ofendidos por nuestra presencia.
¿Y
no tienen razón?
Si nuestros corazones moran entre los muertos,
¿como osamos
venir aquí
y no morir?
Versión
de Luis Ingelmo
AMELIA ROSSELLI
Severas
las condenas a tres. En ruta con el
archipiélago fuimos
arrollados por el río, inorgánica vicisitud, tierra y
mar esputaban
sangre en cambio. Cuando tú partiste, yo me volví a
contemplar en el vasto
archipiélago que era mi mente tan severa, lógica,
desesperada de tanto vacío: una batalla, dos, tres
batallas
perdidas. Pero el furor de nuestras miradas, tú
linterna
que creías guiar, yo manivela rota, pero el furor
de nuestras dos miradas nos encasquilló: la victoria
previsible
la batalla ganada por los bandidos más fuertes que
nosotros, la unión
de dos almas una tarantela.
De:
“Sin paraíso fuimos”
Versión
de Carlos Vitale