viernes, 26 de julio de 2013

SERGIO MONDRAGÓN




Copista



Del abrojo que alegre el viento arrastra
surge un fuego
que respeta mis manos añosas de pirú;

del destello fugaz en los campos del sol;
de la luna de labios resecos que besa
mi boca terrena…

de semejantes construcciones
brota el lenguaje que me inspira
con sílabas ligeras, con visiones frescas:

todo lo cual es una cálida promesa,
la señal de que el Verbo retoña en mis comarcas
y madura huertas y cantos en mis manos de copista:

el copista:
ese ser que aprende a escribir y a mirar con pacienica
en la naturaleza de las cosas.

De “Hojarasca”


RODOLFO USIGLI




Sola edad

  

Soledad - sola edad que alcanza el hombre,
sola culminación de su destíno;
estar solo en casa y en el camino,
en la conciencia y el disfraz del nombre.

¡Qué solitaria Profesión ser hombre!
Solo en en el triunfo y en el desatino,
sólidamente solo hasta en el trino
con que responde aunque nadie lo nombre.

Soledad del monarca y del payaso,
del pensador que solo en el ocaso
empieza a comprender la amarga broma.

Y a pensar que nacer no tiene objetivo,
menos aún, vivir, y saber que el secreto
es saber estar solo - sin diploma.





CARLA VALDÉS DEL RÍO




Diminutas


Las pequeñas asesinas del hambre,
compran las esquinas con caramelos de olvido
aparean las oscuras noches en lo descalzo
rezan extasiadas las melodías del dolor,

Y se abren frescas como rosas blancas
a la espera del silbato de las tiernas avenidas
que vienen a comerles la inocencia.

Ríen plásticos sus ojos en la ausencia.
La madrugada es un carrusel de entrada y salida
Y hay cuerpos de muñecas tejiéndose
entre los vientres.

Celestes vuelven a los cuartos,
lenta se desvanece
la voracidad del fuego,
y es antiguo el aire
de la diminuta ciudad.


CARLOS PELLICER




Amor sin nombre


Amor sin nombre, ámbito destino
de ser y de no estar. Tu pronto asedio
sostiene mi dolor y anula el tedio
de copa exhausta o apretado vino.

En un alto silencio, un aquilino
palmo azul de silencio, vivo. En medio
de la infausta paciencia de tu asedio
abro las jaulas y desbordo el trino.

Por ti cuelgo coronas en los muros;
por ti soy más fugaz y en los maduros
soñares aligero tus canciones.

Y te llevo en mi ser y has recogido
la actitud que en Florencias o Bizancios
consagra sus palomas al olvido.



MARIO BENEDETTI




Enamorarse y no



Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo



JUAN LARREA



  
Locura de la danza



Su olor se alía a la obediencia de mi memoria
si en el mundo existen hojas ella no tiene la culpa
En los muros de alas sus olvidos vienen a ser muebles de época
su voz agrupa en la sombra las ráfagas de ojos negros

Sus manos de habitación que comunica con el establo
respiran el orden que reina en el corazón de los rompientes de luz
sus ojos se agrietan en la superficie de un agua de mesa
sobre la mesa una flor sostiene su presencia de espíritu

Ella come las víctimas de un durmiente solitario
Al andar desprende una estatua a cada paso

Pero cuando su piel no es más que una nueva forma de obediencia
la pelusa que mi alma despide hacia su ombligo
sale en tribus de nieve o de huesos sacudidos por la danza
sale de los pequeños túneles de mis piernas visibles

Traducción de Gerardo Diego