viernes, 26 de julio de 2013

CARLA VALDÉS DEL RÍO




Diminutas


Las pequeñas asesinas del hambre,
compran las esquinas con caramelos de olvido
aparean las oscuras noches en lo descalzo
rezan extasiadas las melodías del dolor,

Y se abren frescas como rosas blancas
a la espera del silbato de las tiernas avenidas
que vienen a comerles la inocencia.

Ríen plásticos sus ojos en la ausencia.
La madrugada es un carrusel de entrada y salida
Y hay cuerpos de muñecas tejiéndose
entre los vientres.

Celestes vuelven a los cuartos,
lenta se desvanece
la voracidad del fuego,
y es antiguo el aire
de la diminuta ciudad.


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