domingo, 12 de noviembre de 2017

HUGO DE MENDOZA




Piscina sirenaria



Al parecer
Con su limpia densidad
La piscina atrae a las muchachas.

     Sentadas   Hunden sus tobillos.
   
     En un grito caluroso
     De un ambiente primavera
     Tal vez comience el alborotar de nadadoras.

Una pequeña     -Apenas con diez años-
                       Se acerca al zafírico vitral.

                       Su trenza de materna artesanía
                       Es un lirio
                       Que hace táctil el matiz radiante.

La niña viene con sandalias     Salta
Y al caer a la sábana turquesa
Estalla una pirotecnia de cristales;
   Añicos de marinos astros
Festividad toda en el pecho del agua.

Yo le miro.     Ríe mucho.
Cual infantil sirena
Nada en el rectángulo del mar.     Canta.
Su canto es la transparencia más fina.

En su nado silencioso
Como cuando se oculta una medusa
La travesura es mojar a las jovenzuelas.

Quiere diluir sus maquillajes
   Hacerlas niñas
Que sientan aletas verdes     Rojas
   Que al sumergirse
El hundimiento sea un pliego
De naturaleza viva.

Las adolescentes en cólera
Rabian un lenguaje torpe.

Frunciendo el ceño la niña     Se aleja.

     Sólo el agua le acompaña
     Sólo el agua le simpatiza.

Y en un consuelo
La piscina crea una artificial marea.

      Su ensoñación es reconvertirse en sirena.

      La pequeña     Flota dentro de azulejos.

      Entonces se precipitan las muchachas.

     Arrojan sus peinetas
               Sus espejos.
     Recordando que alguna vez

        Soñaron ser sirenas.



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