viernes, 30 de marzo de 2018


LUCIANA JAZMÍN CORONADO





El oso



cuando te visitaba
dormía en el cuarto de servicio
con un osito,
el único juguete
que por la pena que me daba
le puse tu nombre, Daniel

Daniel duele, padre, está vivo en mí
Daniel es dulce
pero adentro es carnívoro
duele como el viento en las pestañas

duele papá Daniel
el espejo tuyo en mí
la obra hecha de sal
duele papá pero no sangro
dejo el fondo mío
en el aljibe
me espanto ante tu rostro viejo
tus ojos de telarañas, papá
duele aquello que se tiende
sin tacto sobre mí

papá he dicho
no vuelvas a mirarme
recito hasta sentir tu muerte;
cada palabra te deshace
de mí finalmente

padre de viento
podrás esperar lívido
este poema

marcaré
tu ataúd
con tiza

bordaré tu ropa

con poemas te haré
palabras en la boca

entraré
despacio, papá

para no molestarte



EZRA POUND





El desván



Ven, apiadémonos de los que tienen más fortuna que nosotros.
Ven, amiga, y recuerda
     que los ricos tienen mayordomos en vez de amigos,
y nosotros tenemos amigos en vez de mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros.

La aurora entra con sus pies diminutos
     como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
     la hora de despertarnos juntos.


Versión de Javier Calvo



MINERVA MARGARITA VILLARREAL





Sabiduría



Ah, el amor, mi Catulo,
el amor que me juras eterno
más tarde lo sabré
derramado
en las piernas de Filis.



DANIEL MIRANDA TERRÉS




  
Los ojos de mi hermana Beatriz
se han tornado amarillos
como si fueran los de un lobo
que por dentro le devora las entrañas.

Beatriz es la más débil de todos,
sin razón alguna amanece enferma,
lleva su orina a los doctores;
atesora medicamentos.

Beatriz le teme a la radiación
y a los implantes,
dice que tiene mala sangre.

Sueña con flores amarillas
como sus ojos.



NATALIA GÓMEZ




  
14



Desde este lado de la pared
Tu alma está

Intacta

Me recuesto
Boca abajo
Giro tu cuerpo
Respiro tu alma
Beso tu rostro
Muere la razón
Estalla la ciudad
Se abre
Siendo nosotros
Mi sangre está atrapada
En la estirpe de una urbe
Esta alma que aspiro
No es el alma
Es la razón
Es el hombre.



GERARDO FLORES






III



¿Para qué le sirven al hombre los días felices,
las noches tranquilas,
la vida en paz?
Al hombre para qué le sirve tanta alegría
o demasiada vida,
si es el corazón quien siente
toda la maldad, quien busca la venganza,
quien clava los cuchillos sobre el alma
de quien odia.
Sólo el corazón es quien dicta las sombras y la luz.


De: “Passionaria”