sábado, 13 de septiembre de 2014

MEDARDO ÁNGEL SILVA

 

Amada
 

     El duro son de hierro tornaré melodía
para cantar tus ojos! -violetas luminosas-
la noche de tu negra cabellera y el día
de tú sonrisa, pura más que las puras rosas.

     Tú vienes con el alba y con la primavera
espiritual, con toda la belleza que existe,
con el olor de lirio azul de la pradera
y con la alondra alegre y con la estrella triste.

     La historia de mi alma es la del peregrino
que extraviado una noche en un largo camino
pidió al cielo una luz... y apareció la luna;
pues, estaba de un viejo dolor convaleciente,
y llegaste lo mismo que una aurora naciente,
en el momento amargo y en la hora oportuna.

 

 

Del "Libro del amor"

 

AMADO NERVO

 

A Leonor

 
Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas...
                                        Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

 

 

 

MANUEL GUTIÉRREZ NAJERA

 

Carta abierta



Tiene el amor su código, señora,
y en él mi crimen pago con la vida.
Así es mi corazón: ama una hora,
es amado después y luego olvida.

En este tren expreso en que viajamos,
aman siempre el vapor los corazones,
que así como el trayecto que cruzamos
tiene el alma también sus estaciones.


¿Quién detiene en su giro a la veleta?
¿Quién a sus plantas encadena el viento?
¿Dónde se halla el Alcides que sujeta
al Ícaro inmortal del pensamiento?

Amor... Cada alborada que amanece
de nuestros sueños en la bruma vaga,
se derrama en los aires, crece, crece,
y cuando vamos a mirar se apaga.


Soñamos con amor, y nos agita
la volcánica lava del deseo:
matamos nuestro amor, y resucita
con las múltiples formas de Proteo.


Hoy es una mujer que nos adora;
mañana una mujer que nos desdeña,
y mientras más por el amor se llora,
con más ahínco en el amor se sueña.

Así es el hombre! Tántalo que tiene
la sed del ideal, la poesía:
una mujer a su camino viene
y exclama el corazón: ¡Esa es la mía!

Es suya esa mujer, los goces nacen,
la ve, la palpa, sus mejillas besa...
Las alas del querube se deshacen
y exclama el corazón: ¡No! ¡No era ésa!

No dañan las escarchas del invierno
al árbol que sin hojas ha quedado,
así el amor, para que viva eterno,
tiene que ser por fuerza desgraciado.

Tú, sí, dolor, los sueños eternizas;
tú, sólo tú, de la creación monarca;
tú que formar supiste con cenizas
la escultórica Laura de Petrarca.

¡Qué estéril es la dicha! Si su nido
al Taso hubiera abierto tentadora,
¡cómo se hubiera al fin desvanecido
la pálida silueta de Leonora!

¡Amor es un laúd, es una lira
que vibra en el espacio y enmudece.
Amor es una Ofelia que suspira...
No la queráis tocar... ¡Se desvanece!

Ya veis, señora, que si el crimen mío
fue el querellaros una vez de amores,
me ha sorprendido de la noche el frío
sin una estufa en que abrigar mis flores.

Como es muy triste el sol en el ocaso
el apurar la dicha me da miedo.
Sois hermosa y feliz, me amáis acaso...,
os quisiera querer, pero no puedo.


Busco las dichas del hogar sencillas,
para eso guardo mi postrer cariño,
yo quiero que descanse en mis rodillas
la rubia cabecita de algún niño.

Dejad que busque luz para mi noche,
si la pasión con sus fulgores pierdo,
y no arrojéis la gota del reproche
en el sublime néctar del recuerdo.
 

SALVADOR DÍAZ MIRON

 
 
A ella
 
Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso,
y eres embriagadora como el vino.
Y mientras: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso,
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa del trino,
por ver mi pluma y torturarme preso.
No así al viandante que se vuelve a un pino
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
 
 

 

JULIA DE BURGOS

 

Alta mar y gaviota
 

Por tu vida yo soy...
en tus ojos yo vivo la armonía de lo eterno.
La emoción se me riega,
y se ensancha mi sangre por las venas del mundo.

No doy ecos partidos.
Lo inmutable me sigue
resbalando hasta el fondo de mi propia conciencia.

En ti yo amo las últimas huidas virginales
de las manos del alba,
y armando lo infinito
te quiero entre las puertas humanas que te enlazan.


En ti aquieto las ramas abiertas del espacio,
y renuevo en mi arteria tu sangre con mi sangre.

¡Te multiplicas!
                       ¡Creces!
                                    ¡Y amenazas quedarte
                                    con mi prado salvaje!

Eres loca carrera donde avanzan mis pasos,
atentos como albas
al sol germinativo que llevas en tu impulso.

Por tu vida yo soy
alta mar y gaviota:
en ella vibro
y crezco...

 

 

 

DELMIRA AGUSTINI

 

Anillo



Raro anillo que clarea,
Raro anillo que sombrea
Una profunda amatista.
Crepúsculo vespertino

Que en tu matinal platino
Engarzó espléndido artista.
El porvenir es de miedo...
¿Será tu destino un dedo

De tempestad o de calma?
Para clararte y sombrearte,
¡Si yo pudiera glisarte
En un dedo de mi alma!...