jueves, 5 de enero de 2017


JOAQUIN PASOS




Tormenta



Nuestro viento furioso grita a través de palmas gigantes
sordos bramidos bajan del cielo incendiado con lenguas
de leopardos
nuestro viento furioso cae de lo alto

El golpe de su cuerpo sacude las raíces de los grandes
árboles
salen del suelo los escarabajos
las serpientes machos.

Nuestro viento furioso sigue su camino mojado
es el jugo oscuro de la tarde que beben los toros salvajes
es el castigador campo.

Los hombres oyen en silencio los gemidos del aire
con el alma quebrada, el cuerpo en alto
los pies y la cara de barro.

Las indias jóvenes salen al patio, rompen sus camisas
ofrecen al viento sus senos desnudos, que él se encarga
de afilar como volcanes.


GIOVANNA BENEDETTI




Umbral de los perplejos 

No habrá nunca una puerta. Estás adentro.
J.L. Borges

Estás
en el umbral de la mansión
—y en todas partes—
así a tu alrededor, como en tu fuero interno.
No hay entradas ni salidas, ni siquiera senderos;
sólo un plano de trazos que simula lo undívago:
................................una escalera perpetua
................................una fugaz clepsidra
una cámara doblada y un molino del tiempo
una piedra angular en su clave de bóveda
y una rosa infinita, como es siempre la rosa.

La mansión
te supone su hospedante y su huésped.
Te incorpora el pretexto y te consigna su entorno.
Puedes andar sus andaduras, transitar sus espejos
encartar cualquier estancia o quebrar sus geometrías.
En todo caso (a punto fijo) pulsarás sus resortes:
...............porque así como es arriba,
......................................así es abajo
y así como es afuera, así es adentro.



De: “Entrada abierta a la mansión cerrada”



SUSANA CHÁVEZ





Donde la piel se quita
  


 

Ser la obra extraviada de la muerte

es encontrar en tu orilla el origen,

ser un rayo de luna en el bosque

que descubre que te encuentras en su centro.

Habré de regresar,

habré de quitarme la piel

para caer sobre tu alma,

                       para entrar,

                               salir de tu boca.
 
 

sacudo umbrales en esta confesión

con discurso profético,

después de haber deshecho tu libertad.

Reconozcámonos en el sitio señalado:

en ese sitio donde el guante

se quita para abofetear a la verdad.

donde tus manos,

habitan una paloma

y toco aquello que me designo.

Sitio en que mi pan es tu vino

y mi vino es tu otoño muerto.

mientras, suspendidas vamos en la materia,

cruzamos fondo,

balanceándonos hacia donde la lluvia huye

y narrar abandona el sueño,

donde la piel se quita.




MARINA CENTENO




El amor



Cuando el amor llegue
no lo detengas a la puerta
déjalo pasar hacia tu estancia
que salpique las cortinas y floreros
que llene de pájaros las sábanas

No
no lo detengas

déjale pisar los corredores
que atraviese el jardín
donde ladran los perros
por las sombras que pasan

Cuando el amor llegue
dale una taza de té
y busca en el cajón
el pañuelo que tejió la soledad
con hilos de agua

vístele de tarde
y ponte el vestido verde

y sal a la calle
a decir a la gente
que el amor permanece

y te alcanza


ROSA IGLESIAS





Espíritu maligno



Espíritu del mal,
...alma de dios errante que ha contrariado su destino...
¿ hacia dónde mirarás si ya no albergas occidente en la mirada ?;
¿desde qué dónde regresarás,
a nuestros ojos sepultados, tus verdes ojos felinos
si vas de inconformidades y cegueras lleno ?

Tórname, yerma, a tu sangre de aventura
Hechicero , mediador.
Retórname sangrado, gutural leche materna
para volver a medrar con voces el silencio

Renaceremos sombra entre los geranios
Mas, ellos, siervos eficientes de la vida,
se alimentan , bajo su luz aplomada y mortecina,
de blanca sensibilidad al abrigo de la arena

Yo olfateo la derrama de furias negras , asesinas,
que plañen presentimientos y llantos
para revertirse fiera

LLantos de sombra acicalándose en la luz



JOSÉ ÁNGEL VALENTE

  


Cae la noche



Cae la noche.
                   El corazón desciende
infinitos peldaños,
enormes galerías,
hasta encontrar la pena.
Allí descansa, yace,
allí, vencido,
yace su propio ser.

                    El hombre puede
cargarlo a sus espaldas
para ascender de nuevo
hacia la luz penosamente:
puede caminar para siempre,
caminar...
                     ¡Tú que puedes,
danos nuestra resurrección de cada día!


De: "Poemas a Lázaro"