miércoles, 8 de enero de 2014

SUSY DELGADO


 

Muchacha…
 
 
 
Muchacha rebelde en verdad,
–así lo aseguraba su padre–.
Debes buscar alguien en quien apoyarte,
–le decía su madre–.
Qué clase de apoyo, mamita,
si sólo en una se apoyan los hombres de por aquí,
ella contestaba.
 
De: Tesarái mboyve / Antes del olvido
Traducción de Carlos Villagra Marsal, J. A. Rauskin y la autora
 


 

 

LOURDES ESPÍNOLA


  

Comprendes Cómo Te Nombro 
 

con mente quieta y silenciosa
me escucho
cuando no me escuchan,
escribo tu nombre
con el borde de la lengua,
  rodando el filo vacío de los labios.
Y te extiendes luchando
  en la humedad de mi deseo,
en la resonancia del silencio.
Te aíslo y separo de los otros
sucesivamente incierto,
tiemblas dentro en la garganta,
te atrapo y fortalezco;
  como símbolo fresco
te hago mío.

 

 

DELFINA ACOSTA


 



 

Me quieres por ser triste y por mayor.
Me quieres pues no tienes aún edad
para llevar a una mujer a misa.
Te permito morder, lamer, sanar.
Tú bebes de los ríos de mis senos
el agua de las rocas frente al mar.
Me pides que te muerda, y al besarte,
te pinte mi boquita de labial.
Te dejo susurrarme en el oído
lo que otro día a otra le dirás:
"¡ Ay, triste mía, mía, sólo mía !"
El amor como el vino habla demás.
Ninguno como tú, entre todos dios.
Te enseño a ser varón y te me das.
Aprende niño hermoso que el amor
lleva en su tibia sangre la maldad.

 

LISANDRO CARDOZO


 

II

 
Hoy pudo ser un gran dia,
la esperé en la sombra
del alero de mi vieja casa,
vi caer las hojas de los árboles
mientras el viento alejaba
su alegre risa de verano.
Hoy pudo ser un gran día.
la esperé hasta la vana sombra

 

 

JOSEFINA PLA




Tan solo


...Tan sólo una mirada,
una pupila sólo para todas las cosas.
Para la aurora y el ocaso,
para el amor y el odio,
para el amante y el verdugo,
la paloma y la víbora,
la estrella y la luciérnaga.

Solamente unas manos
para el cáliz y el látigo,
para la rosa y para el cacto.
Solamente unas manos
para la arena y el rocío,
para mecer la cuna,
y acariciar la sien del esperado,
y abrir el último agujero.

Una boca tan sólo
para el beso y el grito
y para la oración y la blasfemia.
Para el suspiro y la mentira,
para el perdón
y la condena.

Y tan sólo una sangre
para escuchar el tiempo,
para regar los sueños,
para comprar la herida y la agonía,
y destilar las lágrimas.

Ah, tan sólo una sangre
una boca, unas manos,
una mirada solo.

NILA LÓPEZ


 

Los fuegos encendidos

 

I

 

Desde el brocal perfecto de este pozo
observo que en el fondo
se acarician sin pausa
serpientes y palomas.
Todos los mutismos están aquí de nuevo.
El horror de llorar y que se burlen.
El terror de gritar y que me escuchen
y que terminen silenciándome.
¡Levanten la persiana
y déjenme aprender a caminar!