"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 24 de junio de 2021
JOAO MAIMONA
planeta epilepsia
que el destino hubiera sido dado a la tierra?
han crecido árboles a punto de hundirse?
pero hace diez años fui testigo de la epilepsia
el planeta. y la tierra avispas vestido
llegó pájaros amarillos, blancos y negros.
recordar que la tierra ofrecía
en cada una noches inmediato diario. y diariamente
los árboles, los aficionados cuando el planeta
acercado a la tienda de campaña: en la trashumancia
Era el destino de las avispas tierra vestida.
JEAN ARP
Las piedras domésticas
las
piedras son entrañas
bravo bravo
las piedras son troncos de aire
las piedras son ramas de agua
sobre la piedra que ocupa el lugar de la boca
brota una espina
bravo
una voz de piedra
está frente a frente
y codo a codo
con una mirada de piedra
las piedras sufren los tormentos de la carne
las piedras son nubes
pues su segunda naturaleza
baila sobre su tercera nariz
bravo bravo
cuando las piedras se rascan
las uñas brotan en las raíces
las piedras tienen orejas
para comer la hora exacta.
Versión de Aldo Pellegrini
VIVIANA PALETTA
pie
de foto
Toda
la imagen está en el pie.
En
cursiva.
Su
fecha, los nombres
si
se tienen.
El
día histórico.
Hay
espesura
en
esa carne
en
la voz que se cercenó
de
esos ojos.
El
aire
se
inclina
estupefacto
sobre
ese cadáver.
Eso
pasó: lo vieron
y lo
enseñan
Pero
nadie menciona lo excluido.
Lo
que se quedó allí sin revelar.
Alguien
con un grito ahogándose en el pecho.
La
anodina víspera
para
que esto sucediera.
No
nos transforma. Nos lo muestran.
La
foto es literal.
También
la palabra al pie.
Y el
profundo silencio
que
se mezcla en el polvo.
De: “Las naciones hechizadas”.
ESTHER GARBONI
Verano
de 1930, vuelta a casa
(Homenaje a Vicenta
Lorca Romero y a mi madre)
Y se
comió con piel la Gran Manzana,
a
grandes lametazos, viendo, triste,
el
flujo de la sangre en las aceras,
dolorosas
sin luto y sin un nombre,
mercantiles,
impúdicas, borrachas…
Compró
una aurora rota en Wall Street,
oyó
a la tierra fermentar de asco,
tomó
fotografías de los ecos
que
el ruido crucifica en las vidrieras
y
calculó desproporciones áureas
en
las formas que toma la obsesión
por
lo excesivo. No quería un mundo
tan
grande, ni tan hondo un mar. Cedió
a
tanta desmesura. Tomó un taxi.
Y ha
vuelto, sin maletas, a la vega,
al
tiesto de arrayán, al pozo sabio.
Desgranando
certezas, a la sombra
de
un patio de geranios, me ha pedido
un
vaso de agua fresca para el alma
y en
su silla de anea y de paciencia
me
ha dejado el relato de su andar.
Vendrá
un definitivo y negro agosto
quebrando
juncos, de dolor tiñendo
los
campos bajo un sol apocalíptico,
pero
ahora… Silencio, no despierten,
con
su curiosidad y sed de lunas,
no
al hombre, sino al niño que dormita
soñando,
al aire libre, con jazmines.
De: “A mano alzada”.
JAVIER GARCÍA RODRÍGUEZ
La selva
No
somos ni mejores ni peores.
Vivimos nuestro tiempo,
sus virtudes,
sus tercas decepciones,
como todos.
Intrusos
del presente,
mantenemos el tipo
también contra pronóstico.
Tenemos nuestros sueños,
aunque a veces
parezcan pesadillas.
Reclamamos lo nuestro sin medida:
la música, el deporte, los amigos,
los libros, el silencio, nuestro espacio,
la realidad virtual
–también la otra–,
los muros, los instantes,
las redes que son suelo y son anzuelo,
ese primer amor que a nuestros ojos
aparece gigante y casi eterno.
Exigimos
futuro en el presente.
No
hay nada diferente en vuestra historia:
si miráis hacia atrás, vuestro presente
es solo el resultado del futuro
que soñasteis tener en el pasado
De: “Mi vida es un poema”