"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 17 de octubre de 2019
EDUARDO SERDIO
Cartografía lunar
Se
vuelve mi manera de soñarte
pequeña
buganvilia en el desierto.
Se
vuelve una manera de cantarte
la
flor apiñonada entre naranjos.
Y
así, de pronto, me encontré buscando
en
todos los espejos
para
hallar en tu carne de mujer
los
restos de mi máscara tirada.
Cuéntame
de tu infancia, Carolina
reúne
todos mis pedazos rotos
que
te quiero escuchar
hablar
del viejo Cuzco y de los Incas,
de
los hijos del Sol y de la Habana.
Pues
tus lunares
han
formado un nombre de varón
y
es el mío.
Yo
hablaré de la luna en occidente,
al
llegar el alba, día con día,
te
cantaré en tzotzil un canto nuevo
y
beberé pozol desde tus labios.
Pues
mis lunares
han
formado un nombre de mujer
y
es el tuyo.
CARLOS MONTEMAYOR
En las noches...
En
las noches, cuando era niño,
al
salir de la casa me parecía sentir
que
a lo lejos, del otro lado del río,
alguien
levantaba las manos y me llamaba.
Yo
trataba de escuchar esa voz
entre
el ruido de la noche.
Pero
las estrellas numerosas hacían ruido,
se
congregaban ensordecedoras
como
si el calor las hiciera brillar más.
Y
la tierra también desprendía una voz
de
piedras, de raíces, de días,
bajo
el polvo caliente del verano.
Las
luces de las casas parecían vivientes.
Todo
tenía luz, todo era un lugar ocupado, milagroso.
Pero
sólo yo oía, sentado en la tierra.
Oh
dios mío, sólo yo oía, sentado en la tierra.
Sé
que todavía esa noche, ahora, alguien levanta las
manos
y me llama.
FERNANDO SALAZAR TORRES
Exhumación
Barro
el nido de los espantos
con
el plumero de la bruja;
saltan,
retozan y vagan los trinos
nocturnos
en los álamos del lago.
El
corifeo de las grullas, no,
digo,
el adalid de las lobas
muerde
el grito en la cima;
allá,
más acá de las providencias,
vates
y clérigos formulan
el
grimorio de la edad cósmica.
Sacudo
el pánico,
limpio
el polvo de la casona
al
ocaso de tres vírgenes hadas;
la
torre de los magos testifica
de
la sombra vecina,
la
luz que bajo tierra chupa el hueso.
Las
órdenes mueven los astros,
los
dioses caen en forma de piedra
de
rodillas suspiran la penumbra.
Otra
vez el grito, un hallazgo
en
la piel de las monjas,
de
la cruz hay calor de sangre,
olor
de agua, salitre, a subterráneo
de
flor ensucia los ojos, las manos,
y
el desamor de dios en sus hocicos.
El
universo o la escritura,
el
orden o la luz
da
pareja muerte en el patio
de
cualquier templo,
en
esa piedra la fe incendia,
quema
la carne, y el sacramento
por
la vida se inhuma
al
lavarse los párpados
al
nevarse los ojos.
JOAQUIN PASOS
Nosotros
Estamos
desamparados en el mundo hediondo,
el aire se ríe de nosotros,
el agua se ríe de nosotros.
El fuego se va, no podemos guardarlo solo,
te digo que se ríe de nosotros.
Para tener el árbol, necesitas sembrarlo en el lodo.
Para tener el lodo, necesitamos morirnos nosotros.
La fruta que te comes, fue tu abuelo hecho polvo,
más tarde tu cabeza será un coco,
los árboles se ríen de nosotros.
El aire que respiras se sale por dos hoyos,
el agua que te bebes se sale por los poros,
se burlan los lagartos, se burlan los garrobos,
los animales se ríen de nosotros,
estamos desamparados en el mundo hediondo...
el aire se ríe de nosotros,
el agua se ríe de nosotros.
El fuego se va, no podemos guardarlo solo,
te digo que se ríe de nosotros.
Para tener el árbol, necesitas sembrarlo en el lodo.
Para tener el lodo, necesitamos morirnos nosotros.
La fruta que te comes, fue tu abuelo hecho polvo,
más tarde tu cabeza será un coco,
los árboles se ríen de nosotros.
El aire que respiras se sale por dos hoyos,
el agua que te bebes se sale por los poros,
se burlan los lagartos, se burlan los garrobos,
los animales se ríen de nosotros,
estamos desamparados en el mundo hediondo...
De: “Las bodas del
carpintero” (Canto de Matrimonio)
LUCILLE CLIFTON
“oh Dios ridículo”
oh
Dios ridículo vuelve a mí
mi
madre a sus treinta
se
asomó al porche del frente
la
enorme almohada de sus pechos
presionando
contra la baranda
llamándome
a la cama.
Tenía
casi dos años cuando mamá murió
Apenas
puedo recordar su canción
el
olor de sus manos
aunque
su pelo salvaje rasguña mis sueños
en
la noche. Vuelve a mí, oh Señor de entonces
y
ahora, el llamado de mi madre
su
joven voz tarareando mi nombre
MARIO CALDERÓN
Invasión
Los
alemanes invadieron Rusia
y
avanzaban hacia el oriente
los
rusos incendiaban bienes propios
y
huían, al oriente:
el
hielo derrotó al temible Hitler.
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