lunes, 25 de noviembre de 2019


FERNANDO FERREIRA DE LOANDA





J. T. Hopkins, soldado



Sus dudas y temores
con la humedad de su cuerpo,
bajo escombros, en Vietnam,
alimentaron una simiente,
y en un arbusto continuará.

Dios es el acaso, la continuidad
de la materia engendrando vida.


1980


MARCO ANTONIO MONTES DE OCA




  
Siseo



Ni palabra ni garabato
Ni silencio ni sílaba
Río celofán acaso
Sólo visible
Por las igniciones
Las caudas que levanta

De su semen nace el aire
Nace mi antebrazo
Vencido por cinco frutos
Nace la isla de plumas
Sobre el deseo friolento
La invocación que nadie oye
Y da en el blanco
Porque el rezo es su propio fin.


De: "Las constelaciones secretas".



ANA AJMÁTOVA





No soy de esos que abandonaron la tierra



No soy de esos que abandonaron la tierra
a merced de los enemigos.
Sus halagos me dejan fría,
mis canciones no son para que las alaben ellos.

Pero me dan lástima los exilados.
Como el de un desertor, como el de un muerto a medias,
oscuro es tu camino, vagabundo;
la amargura infecta tu pan extranjero.

Pero aquí, en la penumbra de la conflagración,
cuando apenas queda un amigo por conocer,
nosotros los sobrevivientes no desistimos
ante nada, ante un solo golpe.

De seguro el cómputo se hará
después de que pase esta nube,
somos gente sin lágrimas,
más rectos que ustedes... más orgullosos.

(1922)



ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN




  
Creciente ilusión inútil



Girar las llaves una y otra vez
con obsesión de orate
a fin, gesto imposible sobre torpe,
de conjurar la fuerza y majestad
de un sordo y ciego Azar que va rigiendo
cuanto en el universo alienta y condiciona,
¿será instalarse en la cúspide misma
de la árida ignorancia,
o ir clausurando, si se quiere así,
esos remansos, no de felicidad,
de sosiego tal vez,
el «chispazo entre dos oscuridades»,
metáfora suprema que condensa
la existencia y afanes de la especie?


De: "Cordura"


DIANE WAKOSKI





Mi certificado de boda



Hay sombras
que parecen peligrosas manchas
en tus pulmones
llenando
un retrato tuyo
que tengo en mi mente.



SILVIA EUGENIA CASTILLERO





Centaura
(homenaje a Camille Claudel)



Cabalgué los siglos necesarios para llegar al otro extremo de la planicie. Fue noche de fulgores: como sangre se deslizaron por las venas. El tiempo era rectangular, y quise agotarlo; pero no había extremo en esa tierra milenaria, no hubo más que galope y un desenfrenado deseo por recorrerlo todo. En la llanura me acoplé al macho, mi torso giraba sobre él, mi talle tan ágil quería ser ala. El corcel, con sus músculos crispados, resistió para que yo no avanzara, y la tierra junta cedió al hundimiento de sus patas. Sentí capas y capas de arcilla que me cegaron a mitad del mundo. Entonces fui retoño entre la piedra.