El
mar camina
y en
su lomo plateado
se
mira el día
"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
Tiempo
cero
a Lore
Como
calcula un criminal
sus
movimientos
caminé
fríamente hacia el abismo
desgranando
retratos
rasgando
la memoria
cayendo
al tiempo cero
Me
acosté con el polvo
y me
preñó la muerte
Así
me fui quedando
como
una foto fija
de
película muda
Pero
vino
como
un grito la sangre
con
sus ojos de amiga
vino
la sangre hermana
a
darle a la moviola
tuve
que acariciarla
y compartir
recuerdos
Y
aquí estoy
esperando
que amanezca.
Casa Estudio
Soy la mente que se imaginó
esta casa cuando aún era jardín,
el pensamiento que en las habitaciones la soledad somete.
soy el jardín con su flor incendiada,
la escalera, los colores,
la galería de sombras huecas,
el tiempo sin horas.
Soy una pared más en este patio
y me quedo tranquilo dentro de la casa.
Es ahí donde vivo,
donde sé
que no hay un poeta en el mundo
que le escriba a Barragán como yo.
Donkey Kong, Nueva Donk
Sólo
se escuchan percusiones antes
de que caiga la noche
y cuando
lo hace
los edificios prenden sus trompetas
y 100 o
más trombones acompañan.
Se están peleando un chango y un plomero
¿o era
carpintero? No estoy seguro.
Un saxofón me lleva por la quinta
avenida y calle Dixie,
tarola, impaciente contrabajo,
hi-hat
y en esta esquina a la derecha,
allá se ve
lejísimos el ayuntamiento
¡es un gorila!, gritan en la radio,
parece que le
sobran barriles allá arriba
Un
solo de timbales sacude Nueva Donk
el reportero estalla:
“Estoy en el epicentro del sonido:
alcanzo a ver un hombre
de overol y bigote clarinete
subir por la estructura colapsada.”
Marca el ritmo una clave y le siguen las maracas
de acero es la
estampida de los tambos,
el atlético piano de las prisas
comienza a escucharse desde el fondo
regresa el contrabajo, el
hombre de bigote
salta un tambo a la vez y después otra vez
brinca 1,
2,
3,
se incendia el rascacielos.
Trompetas lumbre desvarío asombro
asombro por el hombre de bigote:
¡Salta hombre salta
ahora, salta hombre salta ahora!,
se arma el
edificio con tus saltos,
se
alocan los dorados de la orquesta,
solo de batería.
¿Qué sucederá ahora?
¿Salvará a la cantante de la banda?
¿En qué piensa el gorila que arroja los barriles?
estallan las trompetas
y se callan.
Fotografía
del envés
a) Me
esfuerzo por contener la lluvia
aprieto los dientes
y con mis ojos de rama seca
miro fijamente a la cámara. Mi niña,
dice la muerte, endereza la espalda.
Con el dedo más ciego de su mano
oprime el obturador:
mi tumba es esta fotografía
de truenos y nubarrones.
b) En
esta casa no hay puerta
se entra por los ojos
no hay luz eléctrica ni muebles
hay silencio
y una niña de piernas cruzadas
que dice que el anverso no existe.
La
fotografía no miente:
a pesar del blanco y negro
algo en esos muros de carne
huele a ramaje y humedad.
La
niña dice de nuevo que no existe
el anverso. Yo, dice ella,
no habito la casa
yo
soy la casa.