sábado, 5 de diciembre de 2020


 

INDIRA DÍAZ

 


 

He perseguido la sombra
la he colmado
he sido paciente
El espejo me ha devuelto entonces
una imagen
Ahora tengo nombre

AÍDA VALDEPEÑA

 

 


 

 

Después de la calma

 

 

1

 

No estoy sola
ni loca
ni hago de más
las cosas de mi vida.

 

Aprendí a sentir
lo mismo que los otros
de su guarida atroz
de su silencio.

 

Y no concedo ya
ni un solo segundo
al hecho de vivir fuera de mí.

 

Le presumo al aire
la fuerza de mi aliento
le recalco al mar
mi arrebato de ola
y a los volcanes
les recuerdo mi fuego de ser yo.

 

Adherida al muro de mí
derribo las dudas que tuve.

 

Y sí que mi alegría se contagia de heridas del pasado,
pero entonces, resuelvo no moverme,
permanecer estatua
para no dejar que la herida crezca
porque cada aletear de mosca
abre la herida
cada grito de afuera
abre la herida
cada que el aire, el sol, la lluvia
la herida abre.

 

Y amanezco con la idea
de que debo cambiar
pero me detengo para decir que no
que todo, bueno o malo,
lo he conseguido a pulso de quebrarme.

 

 

2

 

Que nadie es inmortal
que no somos dioses
ni colegas de dioses
que somos esa gente que fracasa
hace planes
no los cumple
muere
pierde toda esperanza
y yo también me he permitido
estar tan bajo
y aún así
seguir creyendo en las alturas.

 

Que mi cuerpo se quiebra,
que puede ser condena
por haber fallado
no recuerdo cuánto
y así de necia como soy
seguro seguiré fallando,
pero sean mis deseos los que guíen
o mi dolor
mi rabia
la que amargue los postres
o endulce los días según sus arrebatos.

 

 

JOAQUÍN ALVARADO

 

 


 

Cantar petrificado

 


 

Junto a la historia del fuego
enterraron mi verdadero rostro
de ángel juglar cantando
sin voces petrificado
en el festín de las máscaras.

 

No más amores perdidos.

 

No más réplicas a las palabras
bailando al revés del espejo.

 

No más amaneceres buscando
mi estrella como un signo muerto.

 

ENZA GARCÍA ARREAZA

 

 


 

 

por Tarkovski hay que dibujar un caballo
y sentir vergüenza
naciste sin pelos y con exceso de cielo
y hay que tomar en cuenta que los abedules
se incendian como todo
y cada niño muerto será un peso en tus hombros
hay que leer un poema de nieve fastidiosa
pedirle a la sombra de la casa que nos devore despacio
que nos deje una ñinguita de voz
para la plegaria cuando venga la noche y el rito solo
de recoger amadísimos escombros de escarcha
aunque seamos trópico
porque malditos estamos y el temblor es santo habitual
por Tarkovski hay que volver sagradas las grietas

 

RAMÓN MARTÍNEZ LÓPEZ

 

  

 

Vivir del aire

 

Viviré del aire, del soñar despierto.
Manuel Salinas

 

 


Casi siempre el tiempo nos impone sus verdades
como el viento empuja las nubes en noviembre.
Hay rostros que han nacido para ser de nadie
y ojos que duelen como turbias heridas.
Quizás la risa nos encuentre un día
bailando con la lluvia que empapa las manzanas
y esa luz del mar moje nuestras retinas
anegando el alma de sueños.
Porque todos merecemos un mañana,
hasta la rosa de amantes pétalos inquietos.
Todos necesitamos, al menos un instante
vivir del aire, soñar despiertos.

 

 

DIEGO ALEGRÍA CORONA

 


 

 

marea
sueño del pueblo kwakiutl

 


 

mi nombre
viento del oeste

en la isla de vancouver
fui creador de huracanes

     todos querían detenerme

el mirlo fracasó la sardina
la gaviota montó guardia en mi hogar

         condujo un ejército de peces

entonces abrieron mi puerta
astillas cayeron sobre el suelo

     allí me resbalé caí en la trampa

animales hombres mujeres
me llevaron a juicio me perdonaron la vida

     aire suave prometí brisa ligera

en la isla de vancouver
soy creador de pesca y marea

     he cumplido mi palabra