miércoles, 12 de febrero de 2025


 

MING DI

 

 

 

Gaza, aves de porcelana

 

 

 

Por plantar árboles los labradores aborígenes excavan la tierra

pero encuentran porcelana en el suelo,

un gran piso de mosaico.

 

 

En cada azulejo hay un ave,

varias aves.

Se desvanecieron sus colores

pero sus alas: como si volaran.

 

 

¿Colonizan o son colonizadas?

¿Son arte o imágenes de un espejo?

¿Están cautivas o es que hibernan?

 

 

Una vez volaron alto, cercanas al sol,

tomando la luz del sol,

tomando el sonido del sol.

 

 

Descendieron en las barcas de los filisteos

Descendieron en las barcas fenicias

Volaron sobre el Mediterráneo

en lo alto suspendidas, cantando

Filistea, Palestina

 

 

La gente en el mar miraba arriba cada día

y aprendieron a hablar

el lenguaje de los pájaros

Rastrearon a los pájaros en los barcos de madera

Las palabras ilustradas que dibujaron desde entonces

volaron como aves, libres.

 

 

Versión de Dulce Chiang

 

PATRICIA CRESPO

 

  

 

II

 

 

Un árbol puede
señalar la encrucijada
pero no el destino,

aunque crezca sobre mi tumba.

 

De: “un solo árbol”

 

ALBA GONZÁLEZ

 

 


 

¿nacemos para morir o morimos para nacer?

todo lo que hacemos se destina a ser feliz
antes de que se nos acabe la oportunidad de serlo

¿y si realmente tuviésemos que rompernos un poquito
para entender de qué estamos hechos?

¿nuestras fragilidades nos hacen frágiles
o nos dan la oportunidad de unir las grietas con oro?

 

 

De: “Todos mis ojos tristes”

LUIS RAMOS DE LA TORRE

 

 

  

A QUIEN se allega,

a quien conforme a la costumbre

avecina el calor de lo amigable,

y se ofrece, y se aposta en cercanía,

y hace de su respiro humilde lo sensato,

dale la mano, sí.

                                    Alégrate,

al mundo le cabe hoy

algo de amor y ofrecimiento.

 

De: “Lo que funda el silencio”

 

 

TED KOOSER

 

 

 

En enero

 

 

Sólo una celdilla en la colmena helada de la noche
está encendida, o eso parece:
este café vietnamita, con su luz aceitosa,
sus olores cuya forma es como una flor.
Risas y conversaciones, el tic-tac de los palillos.
Mas allá del cristal, la ciudad invernal
cruje como un viejo puente de madera.
Un gran viento corre bajo todos nosotros.
Cuanto más grande la ventana, más tiembla.

 

KEPA MURUA

 

 

 

Padre

 

 

Está sobre la cama, tumbado,
con los pies a un lado y los brazos sobre el pecho.
Piensa en todo lo que trabajó

para sacar a la familia adelante,

quizá en algún amor secreto, de
juventud, aunque por encima de todas
las cosas
ame la tierra donde nació, puede que en algún
viaje. En un tiempo tuvo que exiliarse.
Desde entonces la quiso más que
nunca. El lugar donde ha de morir:
la cama que comparte con su esposa.
Le hubiera gustado ver su sexo por última vez
desde la almohada, pero su barriga se lo impide.
Ya no fuma aquellos puros
que detestaban mis hermanas, tan
delicadas, pero aún lo veo en la cocina
escribiendo su novela
interminable cuando llegaba a
casa de noche.
No lo dice, se calla, reza antes de
acostarse. La primera vez que lo escuché
me sorprendió: con Dios a mi lado, soy
invencible,
me dijo.
Me puso su nombre.
Qué osadía compararme con él.

 

De: “Otra Vía/Another Way"