"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 14 de septiembre de 2016
CARLOS PENELAS
Heraldo
de la tarde
Veo
una nube sobre el cedro,
una
vela flotante, un banco de piedra.
Acostumbrado
a estar solo,
lejos
de las multitudes
-
como los pastores –
camino
lentamente fumando mi pipa.
Con
curiosidad descubro rostros,
miradas,
una callejuela del siglo XVI.
Mi
imaginación evoca los blancos hombros
de
una mujer, el fragmento de una carta sin sobre,
una
cantiga de Airas Nunes, el Pórtico de la Gloria.
(Siento
el olor de la hierba cortada,
siento
un crepúsculo en el silencio de sus ojos).
Dos
mariposas blancas revolotean
por
encima de mi frente.
Estoy
tendido sobre el césped,
no sé
si sueño o estoy muerto.
Mientras,
un perro se ha echado a la sombra.
Y
sonrío. ¿Quién sabe lo que puede pasar?
LUIS DE CAMÖENS
"Pede o desejo..."
El
deseo a pedir viene que os vea.
No sabe lo que pide; está ofuscado.
Tanto mi amor, Señora, es afinado,
que no es dable saber lo que desea.
No sabe lo que pide; está ofuscado.
Tanto mi amor, Señora, es afinado,
que no es dable saber lo que desea.
Cosa
no hay por mínima que sea
que no quiera tener perenne estado;
al deseo no urge lo deseado,
para que nunca falle su tarea.
Mas, este puro afecto en mí no medra;
y como es ley para la ruda piedra
buscar su centro por naturaleza,
lo mismo el pensamiento por la humana
parte que de mí toma, se avillana
para incurrir, Señora, en tal flaqueza.
Versión de Carlos López Narváez
que no quiera tener perenne estado;
al deseo no urge lo deseado,
para que nunca falle su tarea.
Mas, este puro afecto en mí no medra;
y como es ley para la ruda piedra
buscar su centro por naturaleza,
lo mismo el pensamiento por la humana
parte que de mí toma, se avillana
para incurrir, Señora, en tal flaqueza.
Versión de Carlos López Narváez
VICTORIA LOVELL
Praxis
Este sudor congelado borra las vetas del rostro
enmudece la mano del calígrafo
la pantalla se puebla de nichos para ser exhamados.
Así expuesto a la lente
no es del orden de la mirada sino del gesto
el dictamen:
Formar parte de los desechos es
una práctica de la literatura.
Este sudor congelado borra las vetas del rostro
enmudece la mano del calígrafo
la pantalla se puebla de nichos para ser exhamados.
Así expuesto a la lente
no es del orden de la mirada sino del gesto
el dictamen:
Formar parte de los desechos es
una práctica de la literatura.
De: “Desde el hastío”
JORGE RIVELLI
al
centro por arenales
viaja
de día de noche
colgado
del bondi
en el
subte
con
las tripas en la boca
viaja
vestido de capitán
de
marinero
de
odalisca
de
hippie de yuppie
de
cartonero de orfeo
de
gardel lepera de
hermes
o trece
mariposas
negras
viaja
mientras
en su casa
esperan
las arañas
tejiendo
sus telas
en
los rincones
-soy
un flaneur
un
enviado de los libros-
recorre
las calles
sin
castidad
pasó
por las armas
doncellas
putas
y
travestis
llegó
borracho
al
último bar
de la
noche
con
el pelo azul y
la
máscara de fawkes
-soy
un ángel
un
enviado de labruna-
a las
quince treinta
cuarenta
moscas
de
villa lugano
encuentran
la cabeza
de
verlaine
en
una alcantarilla
insistía
que
lo llevaran volando
al
bar del andén
con
la solidez de un buitre
vuela
por plaza de mayo
con
corchos en los oídos
para
evitar ser seducido
por
bombos consignas
palomas
cacerolas
rondas
carteles música
de
pueblos originarios
hincha
pelotas
en
general
-soy
un barco de papel
un
enviado de tuñón-
vestido
de neruda
entra
a la isla maciel
el
légamo y las sombras
batallan
en los muros
la
luna extiende sus brillos
hasta
un refugio de ladrones
y una
bruja sentencia el futuro
de
jóvenes enamorados
bar
la academia
sentado
en la mesita
de la
ventana
con
una botella de ginebra
entre
copa y copa
basilio
le habla
en
cuatro idiomas +cocoliche
del
puchero misterioso
en un
buenos aires pagano
y la
noche desata sus poderes
corrientes
corre eléctrica
hacia
el bajo
con
el dominio
de
los ascensores y
la
fuga del subterráneo
los
libros se despegan
de
las mesas
cuántos
para leer
cuántos
para releer
cuántos
para guardar
cuántos
para olvidar
se
acercan nubes oscuras
desde
el borde de la ciudad
con
amenaza de lluvia
o tal
vez
para
borrar el viaje que repetirá
hasta
la rebelión del tránsito
de la
vida a la muerte
tirado
en la vereda
fuma
y escribe
-soy
un naufrago
un
enviado de los libros-
ORLANDO VAN BREDAM
Mientras
dure la luz
Mientras
dure la luz,
mientras mis ojos
celebren tu figura a mi costado
y mi cara salga a andar en los helechos
y se apiaden de mí todas las garzas,
diré que soy feliz,
que el mundo es esto:
una heredad con sol, un pan benigno,
un ramo de niños a la mesa.
mientras mis ojos
celebren tu figura a mi costado
y mi cara salga a andar en los helechos
y se apiaden de mí todas las garzas,
diré que soy feliz,
que el mundo es esto:
una heredad con sol, un pan benigno,
un ramo de niños a la mesa.
Si
supiera cantar, si mi voz diera
con el acento claro,
con el ritmo,
no escribiría más,
asolaría
la deliciosa flor de una guitarra;
porque el hombre que canta determina
un clima propio,
una estación andante,
una lluvia gozosa que nos llueve
donde él es una sola pulsación con su garganta.
con el acento claro,
con el ritmo,
no escribiría más,
asolaría
la deliciosa flor de una guitarra;
porque el hombre que canta determina
un clima propio,
una estación andante,
una lluvia gozosa que nos llueve
donde él es una sola pulsación con su garganta.
Por
eso agrego a este mundo mis palabras,
estas flores nocturnas,
estos vuelos,
este alunizaje solitario,
como una ofrenda a la luz que me convoca,
como una piedra común y taciturna
en la muralla cambiante del lenguaje.
estas flores nocturnas,
estos vuelos,
este alunizaje solitario,
como una ofrenda a la luz que me convoca,
como una piedra común y taciturna
en la muralla cambiante del lenguaje.
De: “De mi legajo”
JENARO TALENS
Fabulación sobre fondo de espejo
La realidad. El tiempo. Ves tu mano
sobre una taza. El humo difumina
las cosas. Tu cigarro. Aquí termina
tu verdad, cuanto tocas. Sabes vano
el amor, puro viento de verano
que el otoño deshace e ilumina
con dejadez. La sombra que declina
envuelve los objetos, como un vano
rescoldo de luz pura. Vuela intacto
a la viscosa oscuridad de donde
surgió. La paz, de nuevo. Sosegada
notas el alma en ti. Borroso, el tacto
desdibuja tu cuerpo y te lo esconde
bajo otro cielo gris. No sientes nada.
La realidad. El tiempo. Ves tu mano
sobre una taza. El humo difumina
las cosas. Tu cigarro. Aquí termina
tu verdad, cuanto tocas. Sabes vano
el amor, puro viento de verano
que el otoño deshace e ilumina
con dejadez. La sombra que declina
envuelve los objetos, como un vano
rescoldo de luz pura. Vuela intacto
a la viscosa oscuridad de donde
surgió. La paz, de nuevo. Sosegada
notas el alma en ti. Borroso, el tacto
desdibuja tu cuerpo y te lo esconde
bajo otro cielo gris. No sientes nada.
De: "Víspera de la destrucción"
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