jueves, 24 de septiembre de 2015

ALFONSO REYES OCHOA




¡A Cuernavaca!



I

A Cuernavaca voy, dulce retiro,
Cuando, por veleidad o desaliento,
Cedo al afán de interrumpir el cuento
Y dar a mi relato algún respiro.

A Cuernavaca voy, que sólo aspiro
A disfrutar sus auras un momento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.

Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
Beata soledad, quietud que aplaca
O mansa compañía sin hartura.

Tibieza vegetal donde se hamaca
El ser en filosófica mesura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!

II

No sé si con mi ánimo lo inspiro
O si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿A qué me lo pregunto, a qué deliro?

Básteme ya saber, dulce retiro
Que solazas mis sienes con tu aliento:
Pausa de libertad y esparcimiento
A la breve distancia de un suspiro.

El sosiego y la luz el alma apura
Como vino cordial; trina la urraca
Y el laurel de los pájaros murmura;

Vuela una nube; un astro se destaca,
Y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!


SALVADOR NOVO




Gracias, Señor



Gracias, Señor, porque me diste un año
En que abrí a tu luz mis ojos ciegos;
Gracias porque la fragua de tus fuegos
Templó en acero el corazón de estaño.

Gracias por la ventura y por el daño,
Por la espina y la flor; porque tus ruegos
Redujeron mis pasos andariegos
A la dulce quietud de tu rebaño.

Porque en mí floreció tu primavera;
Porque tu otoño maduró mi espiga,
Que el invierno guarece y atempera.

Y porque, entre tus dones, me bendiga
-Compendio de tu amor- la duradera
Felicidad de una sonrisa amiga.


JAIME SABINES GUTIÉRREZ

  


Cuando tengas ganas de morirte



Cuando tengas ganas de morirte
Esconde la cabeza bajo la almohada
Y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
Y veras qué hermosa es la vida:
Carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás.
Cuando tengas ganas de morirte
No alborotes tanto: muérete
Y ya.



JAIME MARIO TORRES BODET




Baño



Mujer mirada en el espejo umbrío
Del baño que entre pausas te presenta,
Con sólo detenerte, una tormenta
De colores aplacas en el río...

Sales al fin, con el escalofrío
De una piel recobrada sin afrenta,
Y gozas de sentirte menos lenta
Que en el agua en el aire del estío.

Desde la sien hasta el talón de plata
—Única línea de tu cuerpo, dura—
Tu doncellez en lirios se desata.

Pero ¡con qué pudor de veste pura,
Recoges del cristal que te retrata
—Al salir de tu sombra— tu figura!



JORGE CUESTA PORTE-PETIT





Como esquiva el amor la sed remota




Como esquiva el amor la sed remota
Que al gozo que se da mira incompleto,
Y es por la sed por la que está sujeto
El gozo, y no la sed la que se agota.

La vida ignora, más la muerte nota
La ávida eternidad del esqueleto;
Así la forma en que creció el objeto
Dura más que él, de consumirlo brota.

Del alma al árido desierto envuelve
Libre vegetación, que se disuelve,
Que nace sólo de su incertidumbre,

Y suele en el azar de su recreo
Ser la instantánea presa del deseo
Y el efímero pasto de su lumbre.


ALBERTO RUY SÁNCHEZ LACY




Déjame ser el lobo



Desde el lado obscuro de tu piel
Me iluminas.
Déjame ser el lobo
-Sombra de sed y perro y hambre-
Que entra en la noche
De tu cuerpo
Con pasos húmedos,
Titubeantes,
Por tu bosque incierto
-Tu olor a mar me guía
Hacia tu oleaje-
Para tocar adentro
La Luna creciente,
De tu sonrisa.

Déjame conocer
-Con lengua incluso-
La obscuridad
Más honda,
La más callada,
E invocar
Con movimientos
Repetidos
-Rituales-
La luna llena
De tu cuerpo,
La que me lleva a ti
Como si yo fuera,
En tus manos,
Agua
Que conviertes
En marea
Iluminada.