"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 31 de octubre de 2012
JOSÉ MARTÍ
Versos
Sencillos
III
Odio
la máscara y vicio
Del
corredor de mi hotel:
Me
vuelvo al manso bullicio
De
mi monte de laurel.
Con
los pobres de la tierra
Quiero
yo mi suerte echar:
El
arroyo de la sierra
Me
complace más que el mar.
Denle
al vano el oro tierno
Que
arde y brilla en el crisol:
A
mí denme el bosque eterno
Cuando
rompe en él el Sol.
Yo
he visto el oro hecho tierra
Barbullendo
en la redoma:
Prefiero
estar en la sierra
Cuando
vuela una paloma.
Busca
el obispo de España
Pilares
para su altar;
¡En
mi templo, en la montaña,
El
álamo es el pilar!
Y
la alfombra es puro helecho,
Y
los muros abedul,
Y
la luz viene del techo,
Del
techo de cielo azul.
El
obispo, por la noche,
Sale,
despacio, a cantar:
Monta,
callado, en su coche,
Que
es la piña de un pinar.
Las
jacas de su carroza
Son
dos pájaros azules:
Y
canta el aire y retoza,
Y
cantan los abedules.
Duermo
en mi cama de roca
Mi
sueño dulce y profundo:
Roza
una abeja mi boca
Y
crece en mi cuerpo el mundo.
Brillan
las grandes molduras
Al
fuego de la mañana
Que
tiñe las colgaduras
De
rosa, violeta y grana.
El
clarín, solo en el monte,
Canta
al primer arrebol:
La
gasa del horizonte
Prende,
de un aliento, el Sol.
¡Díganle
al obispo ciego,
Al
viejo obispo de España
Que
venga, que venga luego,
A
mi templo, a la montaña!
MARIO BENEDETTI
El
Sur tambien existe
Con
su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
pero
aquí abajo abajo
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe
con
sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
con sus gesta invasora
el norte es el que ordena
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
con sus gesta invasora
el norte es el que ordena
pero
aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe
con
su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos su misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos su misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
pero
aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe
JORGE LUIS BORGES
Nubes (I)
No
habrá una sola cosa que no sea
una
nube. Lo son las catedrales
de
vasta piedra y bíblicos cristales
que
el tiempo allanará. Lo es la Odisea.
que
cambia como el mar. Algo hay destino
cada
vez que la abrimos. El reflejo
de
tu cara ya es otro en el espejo
y
el día es un dudoso laberinto.
Somos
los que se van. La numerosa
nube
que se deshace en el poniente
es
nuestra imagen. Incesantemente
la
rosa se convierte en otra rosa.
Eres
nube. Eres mar, eres olvido.
Eres
también aquello que has perdido.
GABRIELA MISTRAL
Vergüenza
Si
tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje el río.
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje el río.
Tengo
vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
de mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna
piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo
callaré para que no conozcan,
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mí frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mí frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
Es
noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!
mírame largo y habla con ternura,
¡que mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!
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