lunes, 17 de julio de 2017


ANTONIO PORCHIA




Lo indomesticable del hombre, no es lo malo que hay en él: es lo bueno.


JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ




Casida



Las horas que le dan su forma al día,
a la semana, al mes y al año, dejan
una capa finísima de polvo
encima de los seres y las cosas.
Es polvo que le dio vueltas al mundo
antes de aposentarse en los relojes
que guardan el final de nuestras vidas.
No hay forma de quitarlo. Ni siquiera
con la humedad que tuvo el alma
cuando quiso invocar en el desierto
el viaje de las pléyades. Recuerda:
el llanto no hace pozos en la arena
y el árbol nunca vuelve a su semilla.



ISABEL FRAIRE





La ciudad luz


I

el metro de París es una malla subterránea
que nutre
y que desangra
como los laberintos de las minas
la luminosa vida de la superficie

avanzamos
de oscuridad a oscuridad
por un túnel de luz amarillenta
caminamos
por largos corredores
de pie inmóviles nos desplazamos
sobre escaleras automáticas
o bandas sin fin
como muñecos
o maniquíes mudos
de oscuridad a oscuridad

hasta que de pronto
inesperadamente
salimos
a cielo abierto
y nos deslumbra
la blanca perfección clara y precisa
de Notre Dame


II

la atmósfera del Sena
sol blanco contra nubes blanquecinas
un blanco puente tiende lentos arcos
sobre agua que corre del pasado a nosotros
cargada de recuerdos
que enlaza con los nuestros

como enlazan gaviotas en picada
los reflejos del sol
sobre las aguas
. . .ave. . .
. . .morituri. . .


III

nuevamente
descendemos
bajo la tierra

aquí un hombre sentado sobre el suelo se ha quitado una
bota
para mostrar el muñón deforme de su pie destrozado
mientras tiende una mano

más allá nos salen al encuentro los gritos destemplados
de un muchacho que canta acompañándose con su guitarra
la gorra sobre el suelo
una canción de ritmo alegre y pegajoso
con cara de paralizada deseperación

junto a ellos pasan sin mirarlos las hordas

hace diez horas que salieron de sus casas
a calles negras y heladas
ahora que regresan
las calles están de nuevo negras y heladas
a veces los rostros
carentes de expresión
son recorridos
por pequeñas flexiones musculares


IV

durante el trayecto y luego en los andenes
nos sale al encuentro
un anuncio tras otro
que promete la felicidad a bajo costo o en abonos

bastará con comprar
un par de medias un dentífrico un terreno
o la marca de televisión que logra
la feliz unión de la familia

(sobre el muro se despliegan las caras felices de los niños
que contemplan la imagen de un vaquero
y detrás las caras felices de los padres
que ven por fin felices a sus hijos)

en una de tantas estaciones
junto a máquinas dispensadoras de cigarros y dulces
hay un escaparate en donde varios maniquíes
exhiben el efecto de diversas pelucas

uno de ellos
mediante un ingenioso mecanismo
muestra el contraste entre calvicie y pelo
al elevarse y descender
rítmico y lento
un frondoso tupé de cabello natural


V

el día veintiséis de noviembre
en la estación Louis Blanc
del metro de París
hubo una explosión
que redujo a escombros la taquilla
e hirió a algunos pasajeros

la detonación fue prodigiosa
pero las causas no se han aclarado

quizá se haya debido
a la acumulación de desesperaciones sin salida
que tarde o temprano tenían que estallas


VI

que tarde o temprano
estallarán
haciendo volar por el aire blanquecino
junto a las gaviotas
trozos del blanco puente que tiende sus lentos arcos
sobre el Sena
ante los ojos espantados
de las gárgolas proféticas de Notre Dame

mucho hay que decir en defensa del acto
de levantarse todos los días en la mañana
poner el radio, leer los periódicos, desayunar
preguntándose
ya, a esa hora,
que mundo es éste
de qué llenar las horas para que se mantengan
erguidas
qué labor emprender que aunque sea un espejismo
nos deslumbre por un rato
con qué barrer las cenizas de todos los temores
de todas las dudas
que dejan en nosotros pesadillas y noticias
y el sabor vacío del pan comido
con ansiedad o sin hambre

recomenzar el juego
iniciar una vez más con un acto cualquiera
el movimiento de las piezas
sospechando que, ahora como siempre caeremos en la
trampa
que la trampa es el único final posible
para las piezas de que disponemos
pero de todas maneras seguir el juego
mantenerlo vivo para un hipotético relevo
que tenga más malicia o saque nuevas piezas de
la bolsa

pocos gestos en rigor tan heroicos y quizás tan inútiles
como desplegar una vez más el periódico
mientras tomamos lentamente, a sorbos, la primera taza
de café


ÁNGELA GENTILE




Cantos de las lavanderas nocturnas



Hacia el oeste, Céfiro sopla sobre los lavaderos
donde nuestras jóvenes manos noche a noche sepultan la madre Selene.
Aquí aguardamos las naves que temen el mar de negra obsidiana,
mientras navegaban junto a Euro, el funesto viento del Este.
Debemos lavar nombres, escudos y velar las sandalias de los héroes,
libando el agua sagrada de abril en nuestras manos desiertas.
Peregrinamos recogiendo la arena de los cataclismos.
Cantamos.


JESÚS MUNÁRRIZ



  
Surgió del llanto tu presencia...



Surgió del llanto tu presencia y trastrocó el pretil del sufrimiento sin ambages. Volaron desde entonces albos designios
por la mañana de mi soledad. Amanecía a tu lado diariamente un gris más pálido que su predecesor y desde él levantábamos, 
acordes, escalones de pulso y de futuro. Lentos cimientos. Voluntad unánime, recelos desvelados.
Han echado raíces poderosas aquellas horas y mis células trenzan sólo mensajes que han de vivir las tuyas y de las tuyas
recibo yo también estas felices transmisiones que me nutren y animan. Soy carne de tu labio y beso de tu boca.
Llevo la marca de tus dedos en mi pelo y mi costado añora tu nariz. Hasta el cerebro, a menudo pospuesto en estos trámites,
te anhela en mí sin freno. Has sabido, de un vacío agrietado y sin límites, convocar las más sutiles concreciones para con ellas
ir hilando espacios habitables. Has recompuesto esta desmenuzada sábana laborable con una mano mágica.
Has dado aire al pincel, que por él se enarbola, y lucro a las palabras, ya incontinentes por tu ausencia.
Nadie supo jamás horadar este bote, dar voz a esta hojalata como tú. Han recaído en tu esqueleto impaciencias de siglos.
Has abierto un cancel oculto y por el patinillo a que da paso irrumpe, renovada, mi triple geografía.
He de viajarte ausente y renovarte misteriosa y diáfana. He de pisarte, uva madura, y destilarte, orujo, y aprovisionaré a mi descendencia de la bebida de tu cuerpo. Voy a engarzar mi historia en tu recuerdo para un proyecto alegre de renovadas
simetrías. Voy a soñarte en cada vida. Voy a vivirte en cada sueño.


De: "De aquel amor me quedan estos versos"


JOSE MANUEL ARCE




Retrato de pie



Base de tu figura es tu pie breve
y porque en él se inicia tu estatura
lo encuentro de principio en tu figura,
como el agua es principio de la nieve.

Se me interna en alma su blancura
su peso musical de alondra leve:
en tu huella permíteme que lleve
el cimiento inicial de tu estructura.

Amalgama del iris y la cera.
Alpha, comienzo de tu recorrido.
Armonía perfecta de la espera.

La actitud de tu pie -como dormido-
llenándome de luz me desespera
y un beso se me escapa en su sentido...