martes, 8 de abril de 2025


 

ARIANNA MATHISON

 


 

Canto de virgen

 


Abuela,

no soy digna de que entres a mi casa;

pero una palabra tuya

bastará para sanarme

Estos barrotes de sangre y piel,

hoy son más escuetos que nunca.

 

He barrido todos los rincones de mi cuerpo,

para desempolvar tu rostro.

 

Te oro, abuela,

a ti que por cada óvulo fecundado

se te cuarteaban los dientes.

 

Te pido, que por la espuma de este río,

no mengües tu mano

y toques mi frente. 

 

Dame un poco

de sangre limpia

para tejer un nido

donde las ratas

no se atrevan

a nacer.

 

 

GISELLE LÓPEZ FERNÁNDEZ

 

 

 

 

Lecho de palabra

 



Busco una palabra teja

una palabra para ponerla

sobre mi cabeza

o mis pies cuando duerma eternamente

y pueda hacerla techo,

una palabra para regármela por el cuerpo,

untármela,

y ser felizmente embalsamada.

 

 

 

MICHELA LAGALLA

 

 

 


Quisiera desprenderme de todo

 

 

intento deshacerme

                       del hastío

                                            que pinta la existencia

de los que ya no somos

                                                                                       inocentes

 

busco quitarme

                        las expectativas

           como si fuesen

                                                  un par de medias rotas

                       derruidas por los días

 

me río de lo estipulado

                          con las carcajadas

                                                                            de mis ojos

 

pisoteo descalza

                                 las convenciones

                                      hasta que los pies me sangren

y doy de beber

                         ese rojo ungüento

                                                                          a mis amantes

 

me arranco

                             los designios morales

                                                                                                         con las uñas

                          como si fuesen pellejos

 

deshago las ataduras de lo humano:

                          solo dejo que me amarren

                                                          por placer

                                                               con placer

 

la monogamia se me resbala por la piel

                                                                         cuando me baño

            y se la traga

                                                      inclemente

                                                                                                     el desagüe

 

me aparto con desgano

                                        el compromiso de ser alguien

                                                                             de hacer algo

                                                                                                     lograr algo

 

la única batalla que no gano 

              es la del tiempo

                                          ¿pero qué más da?

 

igual me masturbo todos los días

                              deleito mis sentidos

                   y creo

                                                   que soy

                                                                libre.

 

 

JORGE ARTURO MORA

 

  

  

 

Déjenme cantar Never Meant en el karaoke

déjenme arruinarle la noche a todos

para que mi horrible canto se cuele en sus oídos

como las mantarayas se arrinconan bajo el muelle

 

          Déjenme escupirle al guarda condecorado

déjenme hacer mi rabieta universal

mis improperios son esas frutas podridas

que se comen las aves de las piscinas

 

 

Déjenme llorar en público

déjenme hacerlo solo una última vez

tengo un traje nuevo, recién estrenado

perfecto para que un ficticio paparazzo me capture bajo la noche cegada

 

Una vez cumplidos mis tres deseos

cuelguen mi aliento desde el piso más alto

para que desde los dispersores de aire siempre les recuerde

que las penumbras de los bares son pequeñas y milagrosas navidades

 

 

 

NATALIA MARTÍNEZ CALDERÓN

 

  


¿Qué acabamos de ver?

 

 

1

 

El viento y la miopía son como decir:

niebla boira bruma humo.

No te veo, pero aparece tu mano y luego

tu abrazo y tu olor.

El centro de la ciudad siempre parece

desenfocado nebuloso lluvioso.

Imposible detenerse en una sola cara

lo suficiente. No veo bien desde hace días.

Anochece mientras intentas explicarme

las formas de tu dolor,

y tus ojos brillan. Parece que puedes verlo todo,

como si anticiparas el futuro.

¿Ya has visto cómo mi corazón está a punto de

caer en picada?

Te diré lo que pienso después del cine.

 

 

2

 

Entramos, nos ponemos las gafas,

el pasado las atraviesa

y nos chupa los ojos.

Un trance en el que las formas pasadas

del dolor nos empujan hasta

la parte trasera de nuestros sesos.

 

Las primeras imágenes del cine colombiano, sin sonido:

una mujer que frustra el suicidio de un hombre,

una mujer cuyo gesto de placer es igual al del dolor,

el espectro del primer amor que la persigue,

una fiesta en la que mujeres y hombres no han parado de bailar

desde 1922 hasta hoy (¿qué día es hoy?),

hombres que se dan la mano una vez tras otra,

actos pactos pactan.

El cine fundacional.

¿Desde entonces se firmó nuestra sentencia?

¿Allí fue donde conspiraron nuestro desconsuelo?

¿Qué despedida anticipaban estas imágenes?

 

El grano de la película se confunde con la lluvia:

el centro de la ciudad condenado, desde entonces,

a llover

es como decir: niebla transparente

es como decir:

 

 

3

 

La luz me marea, me acomodo las gafas.

Pienso que asumes que lloro.

Yo no lloro, tú lloras.

¿Desde cuándo lloramos?

¿Cómo se puede amar en este estado?

El gesto de amargura de esas mujeres

se repite en mí, ¿cuántas veces?

Sus ojos son los míos:

negros nublosos opacos.

¿Los tuyos son los de ellos?

Salimos y me haces fijarme en los fantasmas.

Uno de ellos nos ronda,

nos invita a un espacio sin tiempo.

Tus ojos no son los de un fantasma:

se posan en todas las cosas

como si estuviéramos más vivos que nunca.

 

 

4

 

Lo primero fue la despedida.

¿Qué significa estar viendo estas

imágenes espectrales a tu lado,

después de que me has hablado de tu dolor?

El fin de nuestro amor ya estaba representado

en las primeras imágenes del cine colombiano.

Nuestro amor no empezó nunca.

 

Un viaje en el tiempo, absurdo,

para despedirnos en el pasado y que en el presente

sea como si nunca nos hubiéramos encontrado:

el argumento perfecto para esta comedia romántica

de fantasmas. Pero no:

al final de la noche, cerramos los ojos juntos.

Qué acabamos de ver, preguntas.

Crees que lloro por:

Y yo lloro por:

Crees que te culpo por:

¿Podemos amarnos o,

como en el poema de Arango,

la muerte burlona se cuela

entre nuestras pieles?

Aún así, acá estoy tocándote el pecho

y tú a mí. Nuestras sombras se mueven

en algún lugar futuro de la habitación:

allá se aman, o se amaron,

con los ojos cerrados

proyectando sobre los párpados

luz.

 

 

NICOLÁS PEÑA POSADA

 

  

 

 

TE recuestas en mi hombro

pienso que hay cosas graves en el mundo

y tu cabeza apenas pesa

es lunes y los lunes otra vez

intentamos los pantalones y las camisas

no desesperar en el ascensor

menos mal estamos cerca

te lo digo de esa forma

uno al lado del otro

como caracoles

ocupando los espacios

quiero dedicarte una canción

que diga algo así:

todos los caballos algún día

estarán en el cielo con nosotros

una canción que dure los siete días de la semana

y donde suenen las hojas que nunca caen

dices que a veces te cansas

es el capitalismo, pensamos los dos

esta forma que toma el cuerpo cuando hacemos mercado

y la inclinación de la espina dorsal

por estar a diario lavándonos los dientes

qué podemos hacer en todo caso

al menos nos queda el sol

porque la luz a veces parece remediar todos los dolores

y nos prolongamos el uno sobre el otro

como esos insectos que llegan por la noche al sueño

mañana te levantarás a alistarte

yo veré cómo te enrollas el pelo

y pensaré que las cosas más bellas

siempre están sostenidas por un nudo

saldrás a trabajar y nos veremos en la noche para sacar al perro

podremos acostarnos, si nos da la vida

a ver una película donde las ventanas aparezcan abiertas

así imagino la felicidad

una casa siempre ventilada

donde puedan entrar

todos los sonidos perdidos del mundo.

 

 

De: “No sabía que teníamos en común pisar hojas secas”.