"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 11 de diciembre de 2019
FRANCISCO VILLAESPESA
Sara es viciosa. Su
pupila oscura...
Sara es viciosa. Su pupila oscura
de incitantes promesas es venero...
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
Su placer es violento. Besa, muerde
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
¡Oh, jilguero embriagado de alegría,
nadie te vio llorar!... ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
y tu mirada se perdió en el cielo,
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!...
Sara es viciosa. Su pupila oscura
de incitantes promesas es venero...
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
Su placer es violento. Besa, muerde
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
¡Oh, jilguero embriagado de alegría,
nadie te vio llorar!... ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
y tu mirada se perdió en el cielo,
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!...
ALLEN GINSBERG
Perdona,
amigo, no quise molestarte
pero volví de Vietnam
donde maté a un montón de caballeros vietnamitas
algunas damas también
y no pude soportar el dolor
y de miedo cogí un hábito
y pasé por la rehab y estoy limpio
pero no tengo lugar donde dormir
y no sé qué hacer
conmigo ahora mismo
Lo siento, amigo, no quise molestarte
pero hace frío en la calle
y mi corazón está enfermo solo
y estoy limpio, pero mi vida es un desastre
Tercera Avenida
y calle E. Houston
en el paso peatonal bajo el semáforo en rojo
limpio tu parabrisas con un trapo sucio
24 de diciembre, 1996
pero volví de Vietnam
donde maté a un montón de caballeros vietnamitas
algunas damas también
y no pude soportar el dolor
y de miedo cogí un hábito
y pasé por la rehab y estoy limpio
pero no tengo lugar donde dormir
y no sé qué hacer
conmigo ahora mismo
Lo siento, amigo, no quise molestarte
pero hace frío en la calle
y mi corazón está enfermo solo
y estoy limpio, pero mi vida es un desastre
Tercera Avenida
y calle E. Houston
en el paso peatonal bajo el semáforo en rojo
limpio tu parabrisas con un trapo sucio
24 de diciembre, 1996
Versión de Ana Becciu
De: "Muerte y fama"
De: "Muerte y fama"
CARILDA OLIVER LABRA
Poesía
Por poderosa sangre voy llamada
aun latido constante de temblores.
Me quedo en esa huída de las flores,
con ese fin de soledad tocada.
Y cerca de esto, que parece nada,
me transcurre una furia de esplendores
con ganas de vivir, como dolores
del fondo de la vena a la mirada.
Trasiego audaz, mandato de la estrella
(cuando te llevo aquí casi soy bella):
ahógame en tu rabia salvadora,
recógeme de mí -que soy lo inerte
y tú eres lo que vive de la muerte-
en la pluma patética y sonora.
Por poderosa sangre voy llamada
aun latido constante de temblores.
Me quedo en esa huída de las flores,
con ese fin de soledad tocada.
Y cerca de esto, que parece nada,
me transcurre una furia de esplendores
con ganas de vivir, como dolores
del fondo de la vena a la mirada.
Trasiego audaz, mandato de la estrella
(cuando te llevo aquí casi soy bella):
ahógame en tu rabia salvadora,
recógeme de mí -que soy lo inerte
y tú eres lo que vive de la muerte-
en la pluma patética y sonora.
ANA AJMÁTOVA
Cleopatra
Soy
aire y fuego...
Shakespeare
Ya
ha besado los labios muertos de Antonio,
ha
llorado de rodillas ante el César
y
sus sirvientes la han traicionado. Cae la oscuridad.
Chillan
las trompetas del águila romana.
Por
ahí viene el último hombre arrebatado por su belleza,
—galán
tan gallardo— con un murmullo vergonzante:
—Deberás
caminar ante él, como una esclava, en el triunfo.
Pero
la pendiente de su cuello de cisne está más tranquila
que nunca.
Mañana
encadenarán a sus hijos. Nada le resta
más
que enloquecer a ese sujeto
y
poner el negro áspid, como separación piadosa,
sobre
su oscuro pecho, con mano indiferente.
(1940)
JUAN JOSÉ MACÍAS
7
solía
escuchar su voz desde su más insondable vacuidad
donde
solo y más vivo que yo
se
sabe el corazón
nadie
mejor para avivar desastres
sin
duda él una revelación por estremecimientos
sus
arrebatos nunca aportarían coartada alguna
sus
vuelcos los fue educando en el vacío
ahora
frente al quebranto o la posible salvación a él
prefiero
la
saliva o el yodo
es
cierto: nada le es insostenible a excepción de la vida
De: “Expansión de las cosas
infinitas”
GERARD MANLEY HOPKINS
Henry Purcell
El poeta desea ventura al divino genio de Purcell
y lo alaba porque, mientras otros músicos han
dado expresión a los estados del alma humana,
él fue más allá para enunciar en notas la
hechura y especie misma del hombre tal como se
creó en él y en todos los hombres en general.
Dulce
bien haya, oh dulce, dulce bien haya, tan amado
De
mí, tan especial espíritu como alienta en Henry Purcell,
Una
edad hace ya cuya partida; con la revocación
De
la sentencia externa que lo abaja, enlistado en herejía,
aquí.
No
es en él sentimiento ni intención, soberbio fuego
o pavor sagrado,
O
amor, o piedad, o todo lo que melodías no suyas pudieran
nutrir:
Es
la facción forjada que me encuentra; es el ejercicio
Del
propio, el abrupto ser ahí que así arremete, así abarrota
el oído.
¡Venga
pues y con su aire de ángeles me eleve, me derribe!
pero yo
Detendré
la mirada en sus mores, prístinas marcas lunares,
en su plumaje moteado bajo
Las
alas: así alguna gran ave de tormenta, cuando ha
caminado a su gusto
La
tonante púrpura ribera, plumada púrpura-de-trueno,
Si
en clamor sus níveas alas triunfales desparraman
una sonrisa colosal,
Mas
la intención de movimiento abanica de asombro
los sentidos.
Oxford, abril 1879
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