"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 27 de febrero de 2019
ANA MINGA
10
Un
abismo se acerca
cuenta
regresiva
no
importa
ya
estamos adiestrados para mutilarnos los ojos
ya
conocemos como preparan su menú los demonios
sabemos
que vendrá el vacio a mitad de semana
que se
acerca al filo oxidado de una navaja.
Hay
poca arena en el reloj
la
muerte nos dejara con la boca abierta.
Pero no
importa
a punta
de reiteraciones ya estamos preparados
para
que el infierno nos envuelva
entonces
por qué
el miedo
si ya
somos completamente ingenuos
nosotros
sin nadie:
absurdos.
De: “Pájaros huérfanos”.
JORGE DÁVILA VÁZQUEZ
Remoto
Y
Sheherezada
se
instalaba
en una
silla destartalada
entre
las dos camitas
de los
hermanos
y
narraba cada noche
el
cuento de dormir.
Y
cuando crecieron
Sheherezada
leía a
la luz escasa
de una
lámpara
usada
las
interminables historias
de las
mil noches
y una.
Pasó la
vida.
La voz
de la princesa
que
imaginaba cuentos
se ha
callado.
Solo
queda en el aire
la
magia de algún eco
de
surtidor
o de
canción extraña
entonada
por esclavos
bajo
los naranjos floridos
un
jirón de esos velos
bordados
de las
favoritas
o el
brillo de los ojos
melancólicos
de un
sultán taciturno.
De: “Río de la memoria”
PERE GIMFERRER
Amor, con el poder terrible de una rosa
tu piel tensa me ha saqueado los ojos, y es demasiado claro
este color de velas en un mar liso. ¡Dulzura,
la tan cruel dulzura violeta
que las nalgas defienden, como el nido de la luz!
Porque una rosa
tiene el poder de la seda: tacto mortal, estíos
agotadores, con el grueso de un tejido rasgándose,
la claridad estrellada en las cornisas
y el cielo, ventana allá, con negrura de desagüe.
Por la noche, el hombre
de anteojos ahumados, en la cocina de gas,
acaricia los enseres de Auschwitz, las tenazas alquímicas,
las ampollas de cal. Amor, el hombre de guantes oscuros
no arrasará el color de valva de un vientre,
el regusto de ginebra y aceitunas de la piel;
no arrasará la luz de una rosa inmortal
que la simiente deshoja con pico tierno.
Y ahora veo a la garza
real, cruzándose de alas en la habitación,
la garza que, con la luz que capitula,
es plumaje y calor, y es como el cielo:
sólo claridad marina
y después un recuerdo de haber vivido contigo.
JULIA PRILUTZKY
Ni una
palabra quedará, siquiera,
amor que eras mi amor, que eras mi vida.
Ya no te digo adiós, ni hay despedida
ni volveré a llorar por lo que fuera.
Dónde quedó el terror frente a la espera,
dónde el pretexto fácil de la huida:
estoy de pronto, como adormecida,
brazos ausentes, párpados de cera.
Amor que eras mi amor, estas tan lejos
que tu imagen se vela en los espejos
y está la niebla donde había llamas.
Oigo que rondas pero no te veo,
vuelvo a escuchar tu voz, pero no creo.
Ya no importa si estás ni si me llamas.
amor que eras mi amor, que eras mi vida.
Ya no te digo adiós, ni hay despedida
ni volveré a llorar por lo que fuera.
Dónde quedó el terror frente a la espera,
dónde el pretexto fácil de la huida:
estoy de pronto, como adormecida,
brazos ausentes, párpados de cera.
Amor que eras mi amor, estas tan lejos
que tu imagen se vela en los espejos
y está la niebla donde había llamas.
Oigo que rondas pero no te veo,
vuelvo a escuchar tu voz, pero no creo.
Ya no importa si estás ni si me llamas.
EVARISTO CARRIEGO
En el patio
Me gusta verte así, bajo la parra,
resguardada del sol del mediodía,
risueñamente audaz, gentil, bizarra,
como una evocación de Andalucía.
Con olor a salud en tu belleza,
que envuelves en exóticos vestidos,
roja de clavelones la cabeza
y leyendo novelas de bandidos.
-¡Un carmen andaluz, donde florecen,
en los viejos rincones solitarios,
los rosales que ocultan y ensombrecen
la jaula y el calor de tus canarios!-
¡Cuántas veces no creo al acercarme,
todo como en un patio de Sevilla,
que tus más frescas flores vas a darme,
y a ofrecerme después miel con vainilla!
O me doy a pensar que he saboreado,
mientras se oye una alegre castañuela,
un rico arroz con leche, polvoreado
de una cálida gloria de canela.
¡Cómo me gusta verte así, graciosa,
llena de inquietos, caprichosos mimos,
rodeada de macetas, y, golosa,
desgranando pletóricos racimos!
Y mojarse tus manos delincuentes,
al reventar las uvas arrancadas,
como en sangre de vidas inocentes
a tu voracidad sacrificadas!...
Y ver vagar, cruelmente seductora,
en esos labios finos y burlones,
tu sonrisa de Esfinge, turbadora
de mis calladas interrogaciones.
Y desear para mí, las exquisitas
torturas de tus dedos sonrosados,
que oprimen las doradas cabecitas
de los dulces racimos degollados!
Me gusta verte así, bajo la parra,
resguardada del sol del mediodía,
risueñamente audaz, gentil, bizarra,
como una evocación de Andalucía.
Con olor a salud en tu belleza,
que envuelves en exóticos vestidos,
roja de clavelones la cabeza
y leyendo novelas de bandidos.
-¡Un carmen andaluz, donde florecen,
en los viejos rincones solitarios,
los rosales que ocultan y ensombrecen
la jaula y el calor de tus canarios!-
¡Cuántas veces no creo al acercarme,
todo como en un patio de Sevilla,
que tus más frescas flores vas a darme,
y a ofrecerme después miel con vainilla!
O me doy a pensar que he saboreado,
mientras se oye una alegre castañuela,
un rico arroz con leche, polvoreado
de una cálida gloria de canela.
¡Cómo me gusta verte así, graciosa,
llena de inquietos, caprichosos mimos,
rodeada de macetas, y, golosa,
desgranando pletóricos racimos!
Y mojarse tus manos delincuentes,
al reventar las uvas arrancadas,
como en sangre de vidas inocentes
a tu voracidad sacrificadas!...
Y ver vagar, cruelmente seductora,
en esos labios finos y burlones,
tu sonrisa de Esfinge, turbadora
de mis calladas interrogaciones.
Y desear para mí, las exquisitas
torturas de tus dedos sonrosados,
que oprimen las doradas cabecitas
de los dulces racimos degollados!
OCTAVIO PAZ
“Viento”
Cantan
las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.
Todo es
espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.
Nada
soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire siempre de viaje.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)