lunes, 2 de diciembre de 2019


GOTTFRIEND BENN





Melancolía



Cuando leemos sobre mariposas,
sobre cañaverales, sobre abejas
y que un bello verano se mece sobre esto,
preguntamos si existen estas dichas,
si no existe un engaño detrás de ello,
y también si el laúd del que ellos hablan,
con trinos, con aromas, vestidos vaporosos,
en donde fingen que se encuentran,
es algo cuestionable a otros oídos,
un potpourri engañoso, artificial -
la agonía del alma no se engaña.

Qué es el hombre -quizás duerme de noche,
pero está ya cansado de afeitarse,
antes aún de que el cartero llegue
y antes de que le llamen por teléfono,
está su ser vacío ya y sin brasa;
una acción superior y general,
de la que se oye hablar, que a veces se presiente,
fracasa en muchas zonas corporales,
son fuerzas malogradas
en trágicos empeños:
no es verdad que el espíritu lo alcance,
son tan sólo esporádicos destellos.

No es explicable ni remotamente,
como si el creador fuera alguien sin alma
que no pregunta nunca por la gente,
por sus quejas, su cáncer o su piel,
él los tejió de muy distintas cosas,
que usa también para otros astros;
él nos dio medios para enardecernos
-lábil, estable, lábil- sueños, baños,
una sola tableta te levanta,
ilumina lo oscuro, el frío enciende.

De tu región has de sacarlo todo,
pues regresas sin nada del viaje;
si te abandonas, vienen piruetas
y vas perdiendo todo la que tienes.
De entre las flores tienes que escoger
las que en el seto crecen y el sembrado
ya tu cuarto llevarlas y contar
los sones de la vida, sus acordes:
las terceras mayores y menores -
todo la frío hiela el corazón.

Así la flor -luego a lo pasado
te vuelves o al futuro, como viene;
pasas de la neblina a lo nublado,
de un quizás a un error sin tacha,
ir y venir: fuentes secadas,
resplandece Noé, toca el Arca la tierra
y el Nilo es el río de los ríos,
y la morena mano besa Antonio:
los Rurik, los Anjou, Rasputín, Judas,
pero tu propio hoy no está ahí dentro.

La ostra, con su perla, está cerrada,
conoce sólo el mar, está callada;
en tierra y aire: verdugos, coronados -
un herma todavía en la alameda;
tan sólo calla Eón,
con la perla en la mano,
donde no hay nada y todo apunta a algo,
Eón está soñando, Eón es un muchacho,
juega consigo mismo en una tabla:
un herma todavía -que lo dejen,
también lleva al poema: melancolía.


Versión de Eustaquio Barjau

ENRIC SÓRIA





Constatación



No soy mejor que tú, lo sé,
no lo pretendo.
Ni siquiera he inventado el tedio y el cansancio
ni tal vez he escogido apenas uno
de mis hábitos íntimos.

Es inútil, sencillamente, fingir que me interesa
alguna cosa en ti, criatura meramente humana
(como yo al fin y al cabo, que te busco y te ignoro)
más allá del banal enigma de tu cuerpo.


De: "Andén de cercanías".

Traducción de Carlos Marzal


HENRIK NORDBRANDT





Hablo de ti



Hablo de ti

y me es difícil hacerlo.
Así es que hablo de que hablo de ti

cuando hablo del otoño, de telarañas tan delicadas
como perdidas en los surcos por novias olvidadizas
de las pesadas gotas del rocío bajo el tardío sol vespertino

y más tarde de las largas sombras sobre la explanada
de la tormenta que sacude las copas de los tilos
ya antes de que yo empiece a hablar de las estrellas

y del resplandor de las estrellas en los cristales rajados de la casa
que tintinean cuando ataca la helada de la noche
y todos los sonidos devienen penetrantes, cuando hablo

de todo esto, de todo esto que habla de ti
y de lo que es tan difícil hablar.

Así hablo de ti.


De: "Nuestro amor es como Bizancio"

Versión de Francisco Uriz



SHINKICHI TAKAHASHI





Ignorancia es el Buda



Nada mejor que no saber nada
Bien dicho: "ignorancia es el Buda"

No saber nada
es la suprema sabiduría.


ALFONSO CORTÉS





Danza negra



Pasó batiendo sombras el hada de la muerte
en el despierto sueño de un otoño de sombras,
desenroscó una sierpe sus sueños, en la fuerte
visión fatal de las alfombras…

Y buscó en cabeceos locos, buscó al ave,
alzando la columna de su cuello (el esbozo
de un frío), y de la muerte en la mirada grave
reía un diablo doloroso…

Y cuando con la aurora, cayeron las astillas
de luz del sol —que el pecho de los cielos perfuma—
vi un cadáver a manchas azules y amarillas
y entre sus dientes… ¡una pluma!




HEINRICH HEINE





Cuestiones



A orillas del mar desierto,
Junto al piélago intranquilo,
Un joven lleno de dudas
Se detiene pensativo,
Y así a las ondas inquietas
Dice con aire sombrío:
-«Explicadme de la vida
El arcano no sabido,
Enigma que tantas frentes
Ardieron por descubrirlo;
Cabezas engalanadas
Con adornos pontificios,
Frentes con mitras hieráticas,
Con turbantes damasquinos,
Con birretes doctorales,
Con pelucas, con postizos
Cabellos, y tantas otras
Cabezas que el escondido
Enigma saber quisieron,
Decidme, yo os lo suplico:
¿Qué es el hombre? ¿de dó viene?
¿Adónde va su camino?
¿Qué habita en el alto cielo
Tras los astros encendidos -»
El mar su canción eterna
Murmura triste y dormido;
Sopla el viento; huyen las nubes;
Los astros en el vacío
Fulguran indiferentes
Con sus resplandores fríos,
Y un demente una respuesta
Espera en tanto intranquilo.