domingo, 23 de abril de 2017


CÉSAR DÁVILA ANDRADE




Embarcadero



Si tuviera aquí mi máscara de ciudad,
o máscara de ventana, todavía.
O aquel verbo
que encadena los pasos a las bestias.
Si al menos tuviera
la poesía,
la posible escritura de goma,
como una operación de mono
parpadeante de luciérnagas.

Pero
este cuadrilátero,
este cubo
de ladrillo y de muecas,
obra con la feroz exactitud de la materia,
como ayer
en Paysandú
o en Ecbatana.

Sin embargo,
en los puertos, cada día,
frente a llorosas tribus de mensajeros,
son desatados
los más bellos cadáveres de la víspera.

Van solos,
desolados,
a sus aniversarios,
a sus coartadas,
a sus tiburones.


FRANCISCO GONZALEZ DE LEON


  

Génesis



Sin intentarlo, acaso
mi pobre corazón
tiene, por ciencia infusa,
la ciencia de un crisol.

La vida allí ha vertido sus bienes y su mal:
los trinos de una alondra,
las hebras de algún sol,
y almíbar de panales,
y lágrimas de sal.

Yo sé que allí se funden
los oros de un cairel,
mezclados con la esencia
de una violeta azul;
y sé que en lo complejo
del formulado aquél
sumergen mis tristezas
un tubo de abedul.

Y soplan, con un soplo
sibilino y sutil;
y de su aliento a impulsos
el verso hace eclosión,
para que en las mañanas
empapadas de añil,
efímero se irise
cual pompa de jabón.


Revista Coatl


ALFREDO R. PLACENCIA




Abre bien las compuertas



El hilillo de agua, rompedizo y ligero
abre la entraña obscura
de la peña, de suyo, tan tenaz y tan dura,
y da en la peña misma con algún lloradero.

Señor: entra en mi alma y alza Tú las compuertas
que imposible es que dejen que fluya mi amargura.
Quiero que estén abiertas
las compuertas
de mi alma de roca, tan rebelde y tan dura.

Soy Tomás; necesito registrar tu costado.
Soy Simón Pedro, y debo desbaratarme en lloro.
Dimas soy, y es mi ansia morir crucificado.
Soy Zaqueo, que anda todo desazonado,
viendo, por si pasares, dónde habrá un sicómoro.

"Tocad, que si tocareis, se os abrirá", dijiste.
Por eso llego y toco
y tus misericordias seculares invoco.
Señor: cúmpleme ahora lo que me prometiste.

Alza bien las compuertas, Señor; lo necesito.
Deben estar abiertas
las compuertas del llanto que purgará el delito.
Abre bien las compuertas.

El hilillo de agua, rompedizo y ligero,
¿cuándo no dio en la peña con algún lloradero...?



ISABEL FRAIRE




en el anfiteatro del silencio
poblado de mariscos
allí donde pululan hormigas con alas que son piedras
preciosas
perdí un caracol
que me daba la hora

y me encontré de pronto ante un espejo
que me preguntó
quién eres

agitada multipliqué mis caras
recordé niños que había sido y sueños que había querido
ser
y momentos largo tiempo perdidos
presenté mil verdades sucesivas que caían en silencio
hasta confesar
soy todo
y quedar convertida en un sistema de sistemas que
giraban
en un silencio espeso



SALVADOR ESPRIU




Sus pies



Cada mañana contemplo
dos pies de vencido dentro
de zapatos que ríen.

Si lo tengo cerca, la ropa
sobre los débiles hombros
refleja mi rostro.

¡Qué dolor de heridas
de piel y de carne viva,
tanto tiempo! Sin venganza
ni sentido ya, escucho
el paso y la fatiga
de un plebeyo en derrota.

El año entero utilizamos plumas
de velocísimos escribientes.
Cuando llega el verano, penetran,
por el balcón, moscardones.
En invierno, más tristeza
y cielos de frío. Y siempre
gime, escupe, tose.

Rehuso amarlo,
pese a los vuelos de ángel.
Pero le dejo dinero,
a un interés muy módico,
para el calzado preciso
al poco camino que queda.


Versión de José Batlló



VICENTE NÚÑEZ




Somnia



Decías que querías llevarme entre tus manos
-yo besé esa locura, yo la lloré y la quise-,
como a un frágil lucero de amor alucinado;
casta palma y abierta que irradiase en tu noche.
Y vi cómo la alzabas, cómo su luz se erguía
frente a los farallones férreos del mundo, contra
las turbias embestidas de lo oscuro y lo incierto,
ante esa furia cárdena que rugía en tu ergástula...
Pero el mal fue más hondo. No dimos la batalla
por falta de enemigo. Todo está consumado.


De: "Ocaso en Poley"