"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 3 de mayo de 2019
KETTY BLANCO ZALDÍVAR
La virtud
No es
entregarse a medias.
No es
aparentar cristales.
Es
saber cuándo debes decir ya
y
hacerlo.
WILLIAM BUTLER YEATS
Una joven y vieja mujer
¿Cuál fue el alegre muchacho que más me agradó
De todos cuantos yacieron conmigo?
Respondo que mi alma entregué
Y en el dolor amé,
Mas gran placer me dio un muchacho
Al que físicamente amé.
Libre del cerco de sus brazos
Reía al pensar que era tal su pasión
Que él imaginaba que yo entregaba el alma
Cuando sólo existía el contacto de dos cuerpos,
Y reía sobre su pecho al pensar
Que era la misma entrega que hay entre las bestias.
Di lo que otras dieron
Después de quitarse la ropa,
Mas cuando este alma del cuerpo se despoje
Y desnuda vaya a lo desnudo
Aquel a quien halló encontrará allí dentro
Lo que ningún otro conoce.
Y dará lo suyo y tomará lo suyo
Y regirá por derecho propio;
Y aunque amó en el dolor
Tanto se aferra y se cierra,
Que ningún ave diurna
Osaría extinguir tal deleite.
¿Cuál fue el alegre muchacho que más me agradó
De todos cuantos yacieron conmigo?
Respondo que mi alma entregué
Y en el dolor amé,
Mas gran placer me dio un muchacho
Al que físicamente amé.
Libre del cerco de sus brazos
Reía al pensar que era tal su pasión
Que él imaginaba que yo entregaba el alma
Cuando sólo existía el contacto de dos cuerpos,
Y reía sobre su pecho al pensar
Que era la misma entrega que hay entre las bestias.
Di lo que otras dieron
Después de quitarse la ropa,
Mas cuando este alma del cuerpo se despoje
Y desnuda vaya a lo desnudo
Aquel a quien halló encontrará allí dentro
Lo que ningún otro conoce.
Y dará lo suyo y tomará lo suyo
Y regirá por derecho propio;
Y aunque amó en el dolor
Tanto se aferra y se cierra,
Que ningún ave diurna
Osaría extinguir tal deleite.
ANA IVIS JUAN ESPINOSA
Naufragio de isla
En el
pozo del reino
la isla
de papel organiza una ceremonia,
pone
sus máscaras con las noticias del día,
sacude
el brazo y carga sus miserias;
las
cuenta una por una, las amontona
haciendo
cruces para ahuyentar el pájaro
que
picotea la carroña en los ojos del otro.
En las
casas del brocal,
primitivas
afirmaciones del hombre
incineran
la poca luz que dejó pasar la lluvia.
Los
pobladores colocan en el surco
la fe y
las semillas de estación;
echan
en el aljibe los tiestos que desbordaban cereal y vino
como
quien arroja al patio el agua sucia y la contempla hundirse,
muriendo
en el hambre de la tierra;
la isla
se hunde también en esa muerte,
otro
remolino del karma o del estanque,
definir
es casi un acto de suicidio
y
mientras el pozo salpica los alrededores,
sin
sospechar la cercanía del naufragio, un niño
observa
cómo el agua humedece sus barcos,
sus
heroicos barcos de papel
OSMÁN AVILÉS
Alucinógenos
Me
redimo a las costumbres de la noche.
Dios
resplandece en la neblina
mi
constancia llega a su fondo
donde
cada recuerdo es sajadura.
Este es
tiempo
de
poseer oscuridades
y mudar
mi piel.
La
noche
es
tiempo de salvación
y la
libertad
ese
reconocerse en lo oscuro.
Sobre
el césped
recogemos
estrellas
alucinógenos.
ROLANDO REVAGLIATTI
De pibe
Se me
fueron retirando
los
vocativos papi y mami
imperceptiblemente
y
ninguna otra palabra ocupó las vacantes
Jamás
volví
a llamar a mis padres.
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