viernes, 3 de mayo de 2019


JACK KEROUAC





La luna,
la estrella fugaz
- Mira a otra parte

KETTY BLANCO ZALDÍVAR





La virtud



No es entregarse a medias.
No es aparentar cristales.
Es saber cuándo debes decir ya
y hacerlo.

WILLIAM BUTLER YEATS





Una joven y vieja mujer



¿Cuál fue el alegre muchacho que más me agradó
De todos cuantos yacieron conmigo?
Respondo que mi alma entregué
Y en el dolor amé,
Mas gran placer me dio un muchacho
Al que físicamente amé.
Libre del cerco de sus brazos
Reía al pensar que era tal su pasión
Que él imaginaba que yo entregaba el alma
Cuando sólo existía el contacto de dos cuerpos,
Y reía sobre su pecho al pensar
Que era la misma entrega que hay entre las bestias.
Di lo que otras dieron
Después de quitarse la ropa,
Mas cuando este alma del cuerpo se despoje
Y desnuda vaya a lo desnudo
Aquel a quien halló encontrará allí dentro
Lo que ningún otro conoce.
Y dará lo suyo y tomará lo suyo
Y regirá por derecho propio;
Y aunque amó en el dolor
Tanto se aferra y se cierra,
Que ningún ave diurna
Osaría extinguir tal deleite.

ANA IVIS JUAN ESPINOSA





Naufragio de isla



En el pozo del reino
la isla de papel organiza una ceremonia,
pone sus máscaras con las noticias del día,
sacude el brazo y carga sus miserias;
las cuenta una por una, las amontona
haciendo cruces para ahuyentar el pájaro
que picotea la carroña en los ojos del otro.
En las casas del brocal,
primitivas afirmaciones del hombre
incineran la poca luz que dejó pasar la lluvia.
Los pobladores colocan en el surco
la fe y las semillas de estación;
echan en el aljibe los tiestos que desbordaban cereal y vino
como quien arroja al patio el agua sucia y la contempla hundirse,
muriendo en el hambre de la tierra;
la isla se hunde también en esa muerte,
otro remolino del karma o del estanque,
definir es casi un acto de suicidio
y mientras el pozo salpica los alrededores,
sin sospechar la cercanía del naufragio, un niño
observa cómo el agua humedece sus barcos,
sus heroicos barcos de papel


OSMÁN AVILÉS





Alucinógenos



Me redimo a las costumbres de la noche.
Dios resplandece en la neblina
mi constancia llega a su fondo
donde cada recuerdo es sajadura.
Este es tiempo
de poseer oscuridades
y mudar mi piel.
La noche
es tiempo de salvación
y la libertad
ese reconocerse en lo oscuro.
Sobre el césped
recogemos estrellas
alucinógenos.


ROLANDO REVAGLIATTI





De pibe



Se me fueron retirando
los vocativos papi y mami
imperceptiblemente
y ninguna otra palabra ocupó las vacantes

Jamás volví
a llamar a mis padres.