sábado, 7 de junio de 2014

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 


 

El jardín se ha posado en mi jardín.
Toda su galaxia resplandece a medianoche.
Los árboles destellan, las flores fulgen.
Tiene el césped una tersura de nimbo.
Bajan los transparentes
Y de sus cuerpos surgen peldaños de escala.
Los radiantes me llaman con sus cristales.
Mis años descienden en el cáliz de un instante.
Los centelleantes me han rodeado
Y me tienden sus ojos de oro.
El amor es una paloma de fuego que elevan.
Por fin llegaron.

 

 

CRISTINA CHAIN


  

6

 

¿Recuerdas
que me perdía
entre el humo
de eso que fumabas?
Cualquier camino
llevaba al amor
y lánguidos
caminábamos
hacia el final.

 

ELÍAS HIENAM


 

 

A Juana Calfunao y Patricia Troncoso
 

"Cuando el último se desvanezca de la tierra y su memoria sea

solamente una sombra de una nube atravesando la pradera,

estas riberas y llanos estarán aun retenidos por los espíritus

de mi gente, por el amor a esta tierra como los recién nacidos

aman el sonido del corazón de sus padres".

(Carta del gran jefe Seattle al presidente de E.E.U.U.)

 

Han confiado en la noche,
en las suaves caricias
y ahora en los desvelos.


Con caras sucias han venido a la sangre
con plumas de plata,
al llanto en riberas arenosas,
al calor de la tierra,
a la niebla en maderas oscuras.


El sudor de los antiguos reclama en el viento
la claridad que esparce la llama.


Hoy cae una y se levantan diez.


Fiscales arañas clandestinas tejen trampas,
nos mantienen las distancias;
Nada escapa al biombo del terror;
nada muere,
nadie olvida.


Han venido,
a incendiar este abrazo loco de ausencia,
a sofocarle con el grifo de los ojos que miran
el zumbido del insecto en la ternura del brasero
cuando sólo queda ni por quien dar la vida.

 

 

 

NICOLÁS MARÉ



 

Era el adorable, el que tuve dormido con mis nubes,
lo sentí sangrar en la noche abierta
y cerré, le bajé en su pasión el nivel respiratorio,
para calmarlo lo instruí desde el pecho hasta nosotros,
miraba como en el limbo, incompleto,
muchas veces mutando el hilo de su sueño,
venía de la guerra, roto, sulfurado,
paseante de la espada, nunca arrepentido
y amable con los muertos, excesivo,
pensando en la forma de salir.

Lo tuve dando vueltas por la savia,
creyendo en lo innecesario, inútil hasta el hartazgo,
con su cabeza en el golpe nulo,
con el elíxir del tornado cayendo de sus ojos.
Lo tuve animal y me tuvo espina,
dijimos las estaciones en el nudo del desorden.

Del corazón supimos la estaca,
del invierno la mancha y el escándalo,
de la calle aprendimos el fantasma,
del abrazo la eternidad
hasta que partí.

 

 

 

DAMSI FIGUEROA


 

Eleofonte sale en busca de la pureza para Judith




Veamos al señor del delirio
compuesto para la batalla
Ha expulsado a las estaciones de su epicentro
y les ha ordenado naufragar
en los ojos de los hombres
Ha partido por la mitad las horas y los años
Sin prisa ha trenzado
los cabellos de todo su cuerpo
Ha perfumado sus manos
Despídese sin mirar de la niña ciega
De la labia que llora
y que tampoco lo mira
Desordena los astros y luego los sigue
Con el ojo en el vacío coge el horizonte
Al galope el animal se hunde
en el mundo de las tetas cortadas
De espaldas a la labia corre
Ve caer colores en los cuerpos de Natura
que son cuerpos de mujer
en su dolor y en su belleza
Eleofonte en el segundo fasto
separa mandíbulas y piernas
Surca la tierra de aguas pegajosas
Se vuelve canto mondo verosímil necesario
en el intento de sudar las fuerzas
hasta rescatar de los hombres
la Pureza de la ciega.



De: Judith y Eleofonte



 

 

VERÓNICA JIMÉNEZ


 

 
El vino de los absueltos
 
 

Un chasquido de lenguas atraviesa el cuerpo del huracán
unos compases muerden los muslos de las piedras.


Cofre eras, bolsa de monedas de escaso valor
boca en que se quemaban las hojas secas
que de tanto en tanto emitían alguna señal.


Cofre soy,
y con saliva opaca voy besando los cristales.


Es un rumor el sitio al que se debe marchar.
O es el fondo del espejo de todos los espejos,
el agua, que nos llama con inconfundible temblor.