miércoles, 30 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Majestad Negra

  

Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo –gongo y maraca–
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el congo cuaja
en ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tórtola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y bámbulas;
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
sus, mis cocolos de negras caras.
¡Tronad, tambores; vibrad, maracas!
Por la encendida calle antillana
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
va Tembandumba de la Quimbamba.

 

 

VIRGILIO DÁVILA





La tierruca

 
 
Es el móvil océano gran espejo
donde luce como adorno sin igual
el terruño borincano, que es reflejo
del perdido paraíso terrenal.

Son de fáciles pendientes sus colinas,
y en sus valles, de ríquisimo verdor,
van cantando bellas fuentes cristalinas
como flautas que bendicen al Creador.

Primavera sus mejores atributos
muestra siempre generosa Borinquén.
En los campos siempre hay flores, siempre hay frutos:
¡Es Borinquén la mansión de todo bien!

Aquí nace el puro ambiente que respiro,
y se asienta la morada en que nací,
y ese sol resplandeciente que yo admiro,
aquí nace, aquí brilla y muere aquí.

De mis padres fue la cuna, y ella encierra
las más santas afecciones de mis ser.
¡Yo no cambio por ninguna esta tierra
donde tuve el privilegio de nacer!

 

 

 

RAFAEL ACEVEDO


 

Los motivos de Caperucita

  

Hoy caí malo con la luna
sin el hilo rojo que lo confirme.
Café amargo la mañana
el lobo se quedó esperando

esperando que la navaja asuma
su crema de afeitar y afirme:
“Caperucita está sana”.
El lobo se quedó esperando.

Será leche almacenada, la suma
de cosas que esperan que firme;
trasquilado soy de lana.
Hoy caí malo de la luna,
el lobo sale saliendo
sin el hilo rojo que lo confirme:
Caperucita se queda esperando.

 

 

HJALMAR FLAX


 
 

Fuegos artificiales

 


Poderosa alegría la esperanza
cuando uno espera al otro,
quieta en el corazón como diamante
en su estuche de terciopelo rojo,
callada como flor en su capullo
sepultada como centavo nuevo
en el puño de un niño.

Todo se abre cuando el otro llega:
el estuche, el capullo, el puño, todo
abre indefensos brazos infinitos.

Todo se hace cristal por un instante,
suspendido, expandiéndose,
cayendo en aguacero de colores
sobre el tiempo y las cosas,
la explosión retumbando,
como el inmenso corazón de todo.

 

HILDA VÉLEZ RODRÍGUEZ


  

Nostalgia para el sábado

 


Los sábados me entra la nostalgia
esa que me sale de corazón adentro.
Contemplo por horas el retrato
pintado en las paredes del recuerdo.

Lo miro con mis ojos del presente,
que la nostalgia no vive en el pasado.
Veo esa imagen otrora transparente,
deslucida, desgastada.
Como quién ve una pena ajena
que no duele
o como quién mira un reloj
que se quedó parado
en una hora vieja que no vuelve.

 

 

HEIDA ZAMBRANA



 

Santa María del Mar

  

¡Yemayá tenía que ser!
Te sentí en tu basílica
de piedra y colores majestuosos.

Elevada, imponente, risueña
con el mundo a tus pies
y te pedí lo que los adeptos
piden siempre a sus dioses
y sintiendo tu mirada cómplice
nos guiñamos los ojos
nos echamos a reír
y pensamos:
Todo va bien, demasiado bien.
Gracias.