miércoles, 26 de enero de 2022


 

ERNEST DOWSON

 


 

Non sum qualis eran bonae sub regno Cynarae

 

 

La última noche, ay, mezclé sus labios con los míos
Luego cayó tu sombra, Cynara, y tus suspiros
Sobre mi alma entre el vino y los besos se derramó,
Pero estaba enfermo y desolado por una vieja pasión
Sí, estaba desolado y bajé la cabeza;
Te he sido fiel a ti, ¡Cynara! Claro, que a mi manera.

Toda la noche sentí latir su cálido corazón sobre el mío
Entre mis brazos, en amor y sueño, toda la noche yació;
Claro, fueron dulces los besos de su boca roja de ocasión,
Pero estaba enfermo y desolado por una vieja pasión
Cuando al despertar encontré que era muy gris la aurora;
Te he sido fiel a ti ¡Cynara! Claro, que a mi manera.

He olvidado tanto ¡Cynara! Llevado con el viento,
Rosas arrojadas, rosas pisoteadas entre el turbión,
Danzando hasta volverlas pálidos lirios del olvido
Pero estaba enfermo y desolado por una vieja pasión
Todo ese tiempo, y el baile se extendió la noche entera;
Te he sido fiel a ti ¡Cynara! Claro, que a mi manera.

Rogué por una música más loca y un vino más fuerte,
Pero cuando las lámparas expiran y la fiesta languidece,
Allí cae tu sombra y la noche es toda tuya, Cynara;
Y estoy enfermo y desolado por una vieja pasión,
Sí, tan hambriento por los labios de mi deseo estoy.
Te he sido fiel a ti ¡Cynara! Claro, que a mi manera.

 

Nota: “Non sum qualis eran bonae sub regno Cynarae”, no soy lo que eran los buenos bajo el reinado de Cynara.

 

 

ROBERTO ARIZMENDI

 

  

Un samba de saudade

Para Rosy, Nayeli y Layín

 

 

Si la vida se acaba

no hagan caso.

Si una mañana no estoy

aquí ya más,

acomoden mis cosas,

resérvenles lugar

y denle acomodo al corazón

de nueva cuenta.

Si un día no puedo compartir

comida y tiempo

dividan en tres la nueva vida

y una vez cada cinco años, diez,

alguna vez,

cosechen una flor

y hagan un samba

sin dolor

sin llanto,

que ahí estaré bailando y cantando

con ustedes.

 

De: “Oficio de amar”

 

ALEX PAUSIDES

 

 

Limited

 

 

El hombre es un animal tan raro entre los duendes
no mira al suelo el pobrecillo
ahí se alza el abismo y él perdido
pobre el hombre del milenio grandísimo
sin un día siquiera entre pecho y espalda


 

WALDINA MEJÍA

 

 

 

La muerte verdadera

 

 

Endurecí mis ojos para que ya no vieran 
más pobreza
acallé mis oídos para que ya no oyeran
más dolor
mutilé mi esperanza para que ya no hablara
más Justicia
emparedé mi alma para que ya no amara
la Verdad
y cuando así maté lo más hermoso
me hice duro caucho
que no sonrió, no amó, ni siquiera lloró
mi propia muerte
porque la merecía
para siempre. 

 

 

FRANCESCA RANDAZZO

 

  

Tierra que se mueve

 

 

Perezosa
     Tibia
     Húmeda
Fuego que late 
     En la lejanía de los tiempos
Tierra compacta que es
Nuevamente
     Espacio de siembra 
     Lugar de semilla
Imagen que centella
     Inquieta 
     Al borde de la Salvación 
Como un soplo
Enceguecedor 
     El tiempo de 
     Los dominadores
Relampaguea con su látigo 
     Hemos sido esperados 
     Hoy
     Día del Juicio Final
Código genético 
     De un tiempo mesiánico
Gruta llanura
Símbolo que llamarás
Para llenar la ausencia
Presente susurrando
Aún
No
Me
Has
Perdido
Barro
Savia animal
De la historia
     Cita permanente
Reclamada en su crónica
Curso marino 
     Golfo bahía
Corriente que rescatarás de la sombra
     Y subirá por tu cuerpo
     Y será entre nosotros
     Signo de miradas
     Lenguaje familiar
     Resistencia

 

 

DENISSE VEGA FARFÁN

 

 

 

Como un detective austeriano

nada entre manos

como un detective austeriano
persigo un objeto ajeno
que se vuelve propio

soy yo a quien persiguen
y me río
pensando que soy yo quien persigo

me personifico
ropavejero
oficinista
escritor de disfuncionales glándulas hepáticas
entrenado para olfatear el miedo
y los graznidos que se ocultan
detrás de las palabras

creo ver secuencias del verdugo
previo al delito

sorteo estrategias
para sacarle alguna
siquiera

ínfima verdad
o una mentira contundente
para seguir caminando
por este costado viscosamente inmune
sin sentir ganas de apedrear lunas
y demoler edificios

nada entre manos
sólo unos informes a medio hacer
formulando preguntas ociosas
que parecen conducentes
detallando los movimientos de mi víctima
cómo masturba sus mal ensayadas seguridades
su forma de palidecer
cuando enciende una pista de Thelonius Monk
y lo disuelve la oscuridad

frente a frente nuestros edificios
nos separa un saludo antiséptico
e inoficioso

de tanto convivir con él
me conmueve su soledad
es él quien me vigila a mí
es mi plan el que se supedita
a sus imprecaciones
y me deja una inaccesible pista
marcada en la nuca

me tienta ir a su habitación 
con todos estos papeles
contarle todo lo que he especulado sobre él
y reírnos
como dos cabras
uno en el otro fundidos
en una alarma ciega
esperando todo
menos un final de McCarthy

ha de abalanzarse sobre mí con un estilete
“mi caso es no tener un caso
soy yo el caso de lo que le hace falta
enunciar a mi voz”

le confesaría
antes de llegar a mi yugular

pero soy yo quien debe esperar
la señal del delito
la absolución
de mi último informe