"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 24 de junio de 2022
ÁLVARO ARMANDO VASSEUR
El
miraje
Rival
de las gloriosas Atalantas
inspiradoras de himnos sobrehumanos,
que mi imperial tristeza desencantas
al tenue roce de tus blancas manos.
Si vinieras a mí, como otras tantas
vinieron y pasaron, -sueños vanos-
y lloraran, tus ojos soberanos
al ver mi corazón bajo tus plantas;
aunque mimaras mi orfandad esquiva,
como una joven águila cautiva
enferma de nostalgias indecibles,
vieras, en medio de los sumos goces,
absortas, las pupilas que conoces
en siderales mundos de Imposibles…
MAGDA PORTAL
Dudas
tengo
una hermana así pequeña
es mi hermana menor
la póstuma de dichas
a veces le adivino los silencios que se extienden
las sonrisas a medias
el miedo que la inunda
¡cuando me ve ya muerta!
¡tantas veces he muerto! ya no recuerdo cuántas
trata de defenderme
y defenderse ella
con su débil afecto intransferible agobiada vencida íngrima
de esperanzas
de cansancios de sueños
los soñados despierta
llega a sentir el peso de la vida y el miedo de mi muerte
¡si pudiera quedarme aún un poco más!
morir y no morir
asida a la ternura a las horas que pasan
como el reloj de arena
solo que nadie invierte su caída y sigue deslizándose sin tregua
¿cómo será cuando no esté mi sombra
mi presencia
mi silencio mi nada
mi paso por la tierra?
ella lo intuye
y tiembla
y no poder decirle
voy a quedarme para siempre
y devolverle el aire
y el aliento
o tal vez no tal vez
lo que ella teme es eso
que no me vaya nunca con esta eternidad
de mis días sin días que pasan como río
profundo sin moverse
apenas
JOSÉ SANTOS CHOCANO
Amores
viejos
Ambos
en el diván. Breves las horas.
Lenguas de gas vibrando en las arañas.
Tibio el salón. Tus ojos como auroras
entre la oscuridad de tus pestañas.
Frases
rápidas. Plática vulgares
como profanación de tu belleza,
hablando lo que se habla en los hogares
cuando mientras uno habla otro bosteza.—
Por
fin, como un paréntesis, con süave
y dulcísima voz mi afán preguntas:
—Quiero—te digo—descubrir la clave
de todas tus pasiones ya difuntas.
¿Dices
que no has amado? Te lo creo;
eres mujer al fin y mi Dios eres;
y, desde que dejé de ser ateo,
voy creyéndoles más a las mujeres!
Soy
tu primer amor. Tú me lo juras;
y algo, que me lo afirma, en tu alma llevas:
conozco que son nuevas tus ternuras,
nuevas tus ansias y tus dichas nuevas…
En
cambio, pecador arrepentido,
yo te confieso mis amores muertos:
mi rumbo era hacia ti, pero he tenido
que ir en el viaje visitando puertos…
¡He
llegado por fin! Abre los brazos
y olvida la tardanza del viajero.
Te doy un corazón hecho pedazos:
¡ve modo tú de conservarlo entero!
No
temas que retorne yo la vista
hacia esos muertos, no: vuelve a tu calma.
Tú pasarás con paso de conquista
por sobre los cadáveres de mi alma!
Ellos
mismos, despiertos a tu paso,
viéndote como el Dios de mi Universo;
con vivo afán te aclamarán acaso:
Pía, felice, Emperatriz del Verso.
¿Qué
me dices? —Variándolo de tono,
lo que dijo Jesús decir te escucho,
¡Qué ternura! ¡Qué gloria!
—¡Te perdono,
no porque amaste, porque me amas mucho!
HUMBERTO ZARRILLI
La
niña del ramo
Gracias
por la caricia de tus cinco años
que tú muestras desnudos
como cinco deditos juguetones.
Gracias por la fiesta rosada
que subió con tus labios al tranvía.
Ahí,
estás apretando entre tus brazos
un manojo de besos maternales
hechos color de flor!
Te han dejado de pié, pero parece
que mi ternura te llevara en brazos.
Te han dejado de pié, pero el tranvía
que te levanta blandamente, en triunfo,
te canta alegre una canción de infancia
y te junta al aroma de las quintas.
Te pareces a todas las niñas
como una estrella a otra estrella.
Rodó
mi corazón hasta tus píes
como un juguete.
De
mirarte, mis ojos son tan puros
como una gota que refleja al cielo;
y mí vieja memoria se ha lavado
con un montón de sueños olvidados.
MARÍA EMILIA CORNEJO
entro
lentamente por tus venas
hasta inundar
todos los rincones de tu cuerpo
rescato tu nombre milenario
en cada arteria
te pierdo y me encuentro
en la profundidad de tu mirada
sin compañía alguna
invado tus pulmones
y vivo
y me recreo
con el aire que respiras
avanzo por debajo de tu piel
y organizo con exactitud
el metabolismo de tus penas
y tu cuerpo se convierte
en la zona sagrada de mi vida.
sin embargo,
hoy es mañana
y mañana será nunca.
EMILIO ADOLFO WESTPHALEN
Ritual
de arena
¿Cómo
suenan los címbalos
los crótalos de huesos
el cuero humano del tamboril?
el concierto bulle y remueve
capas densas de corteza terrestre
desgaja estrellas fugitivas
mientras cielos arremolinados
se desgarran entre sí
al compás de soles descuartizados
en la danza renovadora de caos
Caos absorbente luz y tiniebla.
