"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 24 de abril de 2016
JAIME VELASCO LUJÁN
13
Caigo.
Como en un sueño
caigo…
hasta que en el vacío
alguien
detiene
mi caída.
GIOCONDA BELLI
Desafío a la vejez
Cuando yo llegue a vieja
—si es que llego—
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
—como corresponde—.
Cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará —rebelde— tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.
ANDREA COTE
Nuestro Perdón
Pero nosotros
que somos humanos
que a la postre y sin tino
nuestro don acogemos:
La malograda cosecha
del macerado perdón.
Nosotros,
que en el horizonte de azul maltratado,
amarillo rabia,
verde paciencia,
debajo ponemos
nuestro exceso;
lo que a expensas de tanta piedad
a diario regamos
de nuestro único
y amargo
y malgastado perdón.
Nuestro perdón
que bálsamo rancio,
multiplica
en su dignidad desgastado
nos llena con la gris calma
y de pronto
mil perdones,
sin mirar a los que se pasean
se ufanan,
se avienen con nuestro perdón
y lo dan
a la siega maltrecha
de un impúdico campo.
ROLANDO REVAGLIATTI
Yo también
Yo también he tenido 35 años
e incluso, menos
e incluso, menos
Yo también he lucido mis pectorales en la playa
e incluso mis abdominales
e incluso mis abdominales
Yo también he seducido a Libertad Leblanc
e incluso la he complacido
e incluso la he complacido
Yo también me he frotado contra colegialas en los
colectivos
e incluso contra profesoras
e incluso contra profesoras
Yo también he reventado de envidia
e incluso he envidiado sin reventar
e incluso he envidiado sin reventar
Yo también he sistematizado mis avances
a mujeres en la vía pública
e incluso mis avances a hombres en la vía privada
a mujeres en la vía pública
e incluso mis avances a hombres en la vía privada
Yo también he sido sobreestimado
e incluso, sobreseído.
e incluso, sobreseído.
JUAN RAMÓN ORTIZ GALEANO
La jugada de la Permanentadora de Pestañas
Ella ha transmutado tu mirada,
tiñéndola de lanzas negras que me inhiben,
me ahuyentan en bríos y sospechas de lo ajeno.
Tu belleza es ahora peligrosa,
y el otrora
dulce sudor de tus ojos
se ha escondido en un frío armazón
de brillos torpes e impropios.
Ahora te amo como a una mancha, como a una foto. No te amo.
Sin embargo ella
—la diestra Permanentadora de Pestañas—
te ha embarcado en su juego de lustros,
manipulándote como a una gacela…
¡y yo he sido arrebatado por su guiño!
De: "Arrebatos del Epígrafo".
tiñéndola de lanzas negras que me inhiben,
me ahuyentan en bríos y sospechas de lo ajeno.
Tu belleza es ahora peligrosa,
y el otrora
dulce sudor de tus ojos
se ha escondido en un frío armazón
de brillos torpes e impropios.
Ahora te amo como a una mancha, como a una foto. No te amo.
Sin embargo ella
—la diestra Permanentadora de Pestañas—
te ha embarcado en su juego de lustros,
manipulándote como a una gacela…
¡y yo he sido arrebatado por su guiño!
De: "Arrebatos del Epígrafo".
LUNA MIGUEL
Hana
no sé dónde lo leí o dónde lo imaginé
pero sé que en el mundo existen culturas
en las que un nacimiento no se produce
el día del parto sino durante el mismo
momento de la fecundación
si las cosas funcionaran de esa manera
podría decir que tú naciste una tarde de agosto
en el huso horario de japón
como una célula que se estiraba y se dividía
preparándose para ser una flor
terminó el verano y con él la noticia de que tú
verías la luz que nosotros vemos
una vez consumidos los meses del frío
no sé dónde lo decidí o dónde lo supe
pero desde entonces empecé a medir el tiempo
no según las horas que hacía desde que
ana murió sino según las horas que quedaban
para que hana comenzara a llorar
en la pantalla de la ecografía tus manos
se estiran impacientes por tocar y por sentir
la doctora dice que no sabe con certeza
pero se arriesga a felicitarnos porque
los siete centímetros de feto que guardo
podrían pertenecer a una niña
vivimos para morir morimos para vivir
no sé donde lo vi o dónde lo imaginé
pero una tarde cualquiera de agosto
una polilla gris chocó contra mi muslo
y en ese pequeño y preciso instante
tu nacías
tu nacías
Barcelona, 29 de
octubre de 2015.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)