"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 8 de octubre de 2021
ISMAEL RAMOS
Eos
A
las nueve de la mañana entra mi madre en un bar al lado de la carretera,
cojeando, detrás mi hermana. Desayunan en silencio. Puede que haya en la barra
alguien que toma café y llega tarde a abrir su negocio. Probablemente hombres
que hayan dormido unas pocas horas nada más. De vez en cuando se miran y hacen
algún comentario la una de la otra. Mamá lee el periódico y mi hermana saca
fotos de todo con el móvil.
Desayunan
sentadas en una mesa del fondo. Los dueños del bar las conocen aunque no sepan
cómo se llaman. La mujer detrás de la barra sonríe y mi madre le devuelve la
sonrisa.
Después,
mi hermana dos horas de inglés, ortografía y matemáticas. Así cuatro días a la
semana. Mi madre pasea por detrás de los edificios, dos horas, cuatro días a la
semana. A veces se cansa y arrastra el pie derecho.
A
la salida vuelven por el bar o se sientan contra alguna pared cerca de la
carretera. Mi padre pasa a recogerlas a la vuelta del trabajo.
Es
duro, pero así debe ser.
JUAN MARÍA PRIETO
Asimetría
navideña: nos hemos plegado al sistema neoliberal pero quiero decepcionarte en
navidad
Me
sabe a menester tu porte babieco pues cerca estoy de la agudeza en la gran
superficie por ti añoramos es indudable el pequeño comercio y su relato nos
distancia del estado español pero ha menguado nuestra liza joven no me culpes
del desánimo que me ha roto el corazón la izquierda y nos vence por ello un
gusto fingido por la majestad con todo la manufactura nos hace espléndidos bien
conozco tu desencanto aunque he seguido a pies juntillas la epístola es
engorroso el antojo y trae reproche mi asimetría cuando me pides ahínco pero no
miento si te digo que no preciso más muñecos porque ya nos hemos regalado una
nueva matemática y en efecto una teja no basta para esconder dos torsos para
qué reprimirse a la intemperie si nos merma un almanaque irresistible
obsequiémonos por ello con unos labios summerloving doscientos quince he
encontrado el marrón a pesar de la afluencia firme el veredicto y hay fracaso
en el ticket regalo después una mujer ciega que me estrecha dadivosa en esta
nueva alegría de la transacción separémonos no hay tiempo fuera de la burguesía
un año es solo un pacto entre gente que respira un mismo aire nos hace longevos
el cansancio de la celebración cuántos conticinios requiere el racimo es cabal
nuestro alejamiento pues la parentela nos sabe únicos en qué casa cenaréis en
Nochevieja nos dicen con el albedrío soslayamos la parafernalia porque es
áspero el hogar lejos de la ecuanimidad veo gris en el confeti he procurado la
soledad y a pesar de la limosna te he encontrado en el dispendio y es que hay
algo perenne en nuestro vigor somos incesantes en esta esporádica barahúnda
como cada año procuré el sigilo y llegó el embalaje a tus espaldas aún hay una
fiesta en la docena dos veces seis cuatro veces tres doce apóstoles la undécima
es la uva de noviembre y esta noche aprendemos pacientes la enseñanza del reloj
se sonroja el celofán porque es vetusto si hubo adherencia es liviano el rubor
y da placer en la glorieta saluda de nuevo el sol complicada se presenta la
escaramuza perseguimos seguimos buscando el don no es codicia lo nuestro es
empeño y te mofas de mi euforia de año nuevo pero todo es inédito y dice
Radetzky que nos quiere violentos
LORINE NIEDECKER
[¿Podemos
convenir…?]
¿Podemos convenir que el saber no se siente?
Pero si ése, el transporte, es el problema
—me dicen que me haga de un trabajo y me gane yo sola
un automóvil—, yo prefiero ir juntando mis partes
mientras voy: silla, escritorio, casa
y cigüeñales de la marca Shakespeare.
Niño generador, Paul: el amor es llevado
al sostenerlo.
JAVIER TEMPRADO
Lombrices
Observo
esta maceta que resiste
en la ventana. Es roja, parecida al tezontle.
Y solitaria. Nada más habita el alféizar.
La tomo entre las manos.
La
tomo entre las manos y la maceta cae
y soy yo otra vez, tiempo atrás, apenas
un niño sorprendido, pergeñando
entre los trozos del jarrón,
un relato de vida:
la tierra húmeda esparcida,
volcada sobre el suelo como una nebulosa,
y mi padre, otra vez, formulando palabras.
Mira aquí, hijo mío, en lo profundo
del tiesto, una lombriz teje y desteje
la existencia, también en soledad,
en completo silencio.
La
tomo entre las manos
y la dejo de nuevo en la ventana,
notando que unos brotes
emergen de la tierra.
Y admiro cómo, el tiesto en su humildad,
transforma la mirada.
SANTIAGO GALÁN
Quizás
no seamos
descendientes
de alabadas dinastías,
quizás no con el cuerpo
sino con la electricidad
húmeda
de las naves y los platillos volantes
pueda accederse allí,
indefinido allí
que define el choque entre dos crótalos.
Pueden
afirmarse los adverbios
y su afirmación será duda siempre:
ante la lucidez del dromedario
sólo queda replegarse.
De:
“La lucidez del dromedario”
EMILIA PARDO BAZÁN
Un
adiós
Huye
ligero el abrasado estío
cual sueño de ventura,
como ilusión resplandeciente y pura.
sobre los campos, rápido y sombrío
tienda el otoño su aplomado velo,
de secas hojas alfombrando el suelo.
¡Adiós, mis campos llenos de rocío,
adiós mis perfumados limoneros
de aroma penetrante!
No he de volver a veros,
ni ya la brisa en el azahar posada
oreará tranquila mi semblante.
Adiós también al sauce pensativo
bajo cuyas ramas
vagos sueños de amor formó mi mente,
donde he visto la luna que se baña
en el azul del cielo transparente.
Cuando vuelva otra vez en la primavera
yo volveré cual vuelve al grato nido
golondrina ligera,
y al respirar la brisa perfumada
me sentaré debajo la enramada.
De:
“Gota perdida en el inmenso mar”